ONE-SHOT & DRABBLE [WooGyu & GyuWoo]

Herida [WooGyu]

Sacó el móvil del bolsillo interno de su chaqueta y revisó si había algún mensaje nuevo antes de dejarlo en el escritorio. La puerta de su oficina se abrió de golpe en ese momento, provocando que su estómago se retorciera por la frustración.

Nam Woo Hyun había entrado y sin molestarse en llamar, como siempre.

—Así que traerás a tu hermano para que trabaje en el proyecto. ¿No te parece algo arriesgado y desvergonzado además? Él no tiene experiencia, y si los demás socios se enteran...

—Pero no se enterarán. —Sung Kyu se puso de pie. Luego rodeó el escritorio y le hizo frente a su colaborador— ¿Verdad? Nam.

Cruzándose de brazos, Woo Hyun sonrió de lado. Sung Kyu lo miró a la cara retadoramente.

—Hace mucho tiempo que no me llamabas así.

Exasperado, Sung Kyu entornó los ojos. Algunas veces ese hombre podía ser tan irritante y pasar de un tema en extremo importante a una cosa tan insignificante como esa.

—La única manera de que lo sepan es que conviertas esto en un chisme.

Woo Hyun soltó la carcajada, descruzó los brazos y clavó sus penetrantes ojos oscuros en los de Sung Kyu. Y, por una décima de segundo, Kim se sintió nervioso.

—Seré manipulador, altanero, desagradable, demasiado atractivo e increíblemente sexy, pero no soy un soplón.

Y Sung Kyu no pudo evitar sonreír ante aquellos calificativos. A veces, aquel idiota podía ser un poco divertido, pero muy fastidioso y en extremo fanfarrón.

—Pues es un alivio que lo aclares. Por un momento creí que tendría que sobornarte.

Sung Kyu sonrió y le dio la espalda, antes de posar la mirada en la pila de papeles que había en el escritorio.

—Tal vez sí tengas que hacerlo, después de todo —susurró Woo Hyun.

Y cuando menos lo esperó, Sung Kyu ya tenía los brazos del hombre alrededor de su cintura.

—Idiota —masculló Sung Kyu antes de empujarlo—. Eso te encantaría, ¿no? Y es interesante que lo menciones tomando en cuenta que no te hace falta alguien a quien llevarte a la cama.

—Y eso te molesta, ¿verdad?

—¿Molestarme? Por favor, no digas estupideces.

—No lo son y lo sabes mejor que nadie.

—¡Son estupideces!

—¡¿Entonces por qué tienes que mencionarlo?! Si no te importara, simplemente lo dejarías pasar, ¡pero no lo puedes hacer, ¿cierto?!

Y de pronto, Sung Kyu ya tenía el rostro de Woo Hyun a escasos centímetros del suyo, y aquello le aceleró el corazón sin remedio.

—Tú fuiste el que rompió conmigo, Sung Kyu, recuérdalo. Tú fuiste el que me acusó de algo que nunca hice. Así que no tienes derecho de ponerte celoso a estas alturas.

Woo Hyun lo miró por un momento más y luego salió de la oficina, dejando a Sung Kyu con el pulso agitado y la mente revuelta, porque sus últimas palabras se encargaron de clavarle aun más la espina que ya tenía en el pecho, abriéndole de nuevo esa vieja herida que, por más que el tiempo pasara, no era capaz de sanar.