iv. Una tormenta se acerca

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iv. una tormenta se acerca

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                    Una tormenta se acerca.

Y esa oración pretendía ser tan literal como metafórica. El cielo grisáceo pintaba nubes de un tono más oscuro y se convulsionaban entre ellas proporcionando una sensación de desasosiego a cualquiera que se diese la oportunidad de verlas. Un propio reflejo de su mente en esos instantes. La ironía fue evidente para el Diablo, de manera que lo único que pudo hacer fue soltar una risa baja y sin gracia.

Su incesante necesidad de pensar que su padre tenía que estar detrás de todo esto no resultaba una conclusión agradable. Todo lo contrario. E incluso cuando no fuese acertado su pensamiento —algo que altamente dudaba— no podía evitar experimentar ese infame sentir de que no sabía nada. Le producía ansia y molestia. Una combinación que no solía terminar bien.

Exhaló el humo del cigarro en un suspiro frustrado.

Sabía a la perfección que buscar respuestas en Amenadiel o en su defecto Azrael sería en vano. Ni siquiera Diaval conocía a ciencia cierta la verdadera razón, y eso era notable. Él mismo se lo había dicho a Amenadiel, quería sus respuestas. Cualquier otra sería solo una pérdida de tiempo para él, por lo que, al final del túnel se encontraba con la irritación. Le irritaba ser consciente de que la quería a ella. Esa era la verdad.

Desde que llegó a Los Ángeles intentó separar su pasado y presente. Hera era parte de su pasado. Eso se decía cada vez que se permitía pensar en ella. Pero buscarla y ahora esperar por ella contradecía todo eso, quedando con su realidad, Hera fue su pasado y estaba en su presente.

El brazalete que guardaba en el bolsillo de su traje era una prueba.

Su estado de ansia y nerviosismo era otra.

El evadir a Chloe solo sumaba otra evidencia a la pila anterior.

Le dio una calada al cigarro contenido en sus dedos y reparó en el oscuro manto que envolvía Los Ángeles. Incluso así, vista desde el balcón de su pent-house, siendo tan pequeña bajo el imponente firmamento era algo hermoso que Lucifer no estaba listo para dejar ir. No quería dejar ir. No iba a dejar ir.

Porque sí.

Aunque la razón detrás fuese el misterio a revelar, la misión era tan clara como el agua. Podría apostar cualquier objeto de gran valor a que Hera estaba ahí para llevarlo devuelta, y si bien le hubiese gustado tomar crédito por llegar a esa conclusión, la realidad era que cualquier que pusiese a trabajar sus neuronas podía conseguir ese mismo desenlace. El verdadero misterio se resumía en una pregunta: ¿Por qué? Hera estaba ahí, en la tierra, un lugar que jamás le llamó la atención en visitar. ¿Por qué?

Hera ━━ Lucifer MorningstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora