vi. Lo que el Diablo reamente desea

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vi. lo que el diablo realmente desea

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               La Muerte tenía una esencia propia.

Una a la que, común pero no sorpresivamente, Mazikeen sentía atracción. Aunque, era una característica común en sus hermanas y hermanos. Lilim por sí mismo, su lugar de nacimiento, poseía la esencia en cada rincón de la oscura dimensión, que fue creada para Lilith como castigo y para que ella pudiese criar a su descendencia en las artes de ser un demonio.

No era un hogar, más un campo de entrenamiento.

Maze solo podía calificar de un hogar un solo lugar: el Infierno. Lilim y la Tierra eran solo lugares. La disensión entre ambos era tan inmensa como la diferencia que existía entre la existencia entre la Diosa de la Oscuridad y la Diosa de la Luz.

Sin embargo, la Tierra, a diferencia de Lilim, sí se sentía un poco más a su hogar que lo que alguna vez se permitió sentir por su lugar de nacimiento. Además, era mucho más divertida. Los humanos eran divertidos — un tanto extraños en muchos aspectos con los que ella todavía luchaba por comprender, pero al final del día, divertidos.

Ella vislumbró el cadáver a través de sus pestañas y sus botas haciendo contacto con el pavimento era el único sonido que lograba percibir en una cuadra. La madrugada era sinónimo de una fiesta de nunca acabar únicamente en las partes céntricas de la ciudad. El demonio frunció el ceño y estrechó sus ojos, analizando al muerto sin ponerse a la altura del mismo. El hombre no se veía golpeado y no había señales de sangre. Había, sin embargo, una bolsa de papel marrón con las típicas cosas que un humano compraría en alguna tienda. Nada relevante, pero definitivamente lo suficiente para que la esencia la trajera hasta aquí. ¿Qué habrá pasado?

—Los humanos, en ocasiones, solo caen muertos.

Instinto en su forma más pura fue lo que le permitió a Maze reaccionar con velocidad. Desenfundó su preciada daga con una destreza impecable, apuntándola en la dirección de la dueña de la voz. El rostro de Maze siempre era rudo y severo, pocas personas podían ver su cambio algo más dulce, suave; Linda y Trixie siendo la definición de pocas personas.

Azrael no era la excepción a la regla a la que todos los demás afrontaban. Maze, no obstante, sí alejó la fachada de demonio imperturbable e invisible y en sus labios fue dibujado el fantasma de una sonrisa. Una juguetona. Sutil y atrayente.

Maze escondió su preciada arma y Azrael, con una seriedad que caracterizaba todos los arcángeles, caminó hacia el cadáver. Se agachó para inspeccionarlo, sus orbes grises barrieron su cuerpo ante el cuerpo joven del hombre. Muerte natural.

Hera ━━ Lucifer MorningstarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora