Capítulo 15: "Un abrazo."

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6 meses después

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6 meses después.

  Vamos... Falta poco para llegar.

  Trato de mantener la postura mientras repito mentalmente cuáles fueron las lecciones de hoy. Siento mi cara roja, los músculos de mis brazos comienzan a doler, mi cuerpo tiene ganas de desistir, pero no mi cabeza. Observo con cuidado de mis movimientos el reloj inteligente que dejé en frente de mí, sólo faltan unos segundos.

  Tres... Dos... Uno.

  Con cuidado me estiro y me siento en el suelo. Suelto todo el aire que tenía reprimido, y me recuesto en el suelo de madera. Me duele la espalda y los brazos.

  Mantener la postura del escorpión por más de un minuto es difícil, doloroso si tienes heridas. Los moretones que causó mi último entrenamiento aún siguen doliendo, no con la misma intensidad que en un principio, pero aún siento dolor.

  La coleta alta me molesta y la desato dejando mi cabello suelto.

  Es curioso, los moretones y el recuerdo de las heridas superficiales duelen, pero lo que más duele es el peso de la culpa.

  Ya han pasado dos meses. Dos meses desde que dejé de lado la forma de vivir nómada. Dos meses en los que comencé un entrenamiento especial. Dos meses desde que dejé a mi hermana.

  Suspiro.

  La conozco lo suficiente como para saber que desde mi partida se hecha la culpa. Estar lejos de ella sin saber nada me entristece tanto, que cuando sueño con ella no paro de abrazarla.

  Trato de ponerme en su lugar y pensar en mis acciones si las cosas hubieran sido diferentes.

  Culpa, tristeza, enojo; todos esos sentimientos combinados en una forma rara y nada buena. Probablemente es lo que sintió ella al escuchar de mi boca que se fuera, que no la necesitaba.

  Me siento en el mismo lugar y paso las manos por mi cabello.

  Por la Diosa. ¡Soy una maldita egoísta!. No me puse en su lugar en ese mismo momento en el cual necesitamos apoyarnos mutuamente.

  Sin darme cuenta. Las lágrimas ya bañaban por completo mi rostro.

  Desearía poder verla y hablar con ella.

~Hay una forma de que la puedas ver.~

~¿Cuál? Ni siquiera sé cómo salir de esta isla. Además, no sabemos en dónde se puede encontrar.~

~Conozco a alguien que lo sabe y estoy segura de que nos ayudará. ~

~¿Estás segura?~

~Lo estoy completamente.~

~¿Quién es esa persona?~

~Ya lo veras.~

~Está bien, grácias Dam.~

~De nada.~

—¿Estás bien?.— escucho detrás de mí. Sé perfectamente de quién se trata, así que limpio mi rostro con las manos.

—Sí, tranquilo no te preocupes.— volteo a mirarlo. Sonrío lo mejor que puedo.— ¿Cuándo llegaste?.

—Sé reconocer cuando alguien estuvo llorando. Tú lo estabas haciendo, no mientas.— se sienta enfrente de mí.

—Exageras. Sólo... Tenía algo en los ojos, es todo.

—Anna, esa ni tú te la crees, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea. Si quieres desahogarte, sólo dímelo, te escucharé sin decir nada.— dice.

  Me toma la mano y la acaricia con suavidad.

  Sonrío.

  Lo miro a los ojos, son hermosos.

—¿Ya te había dicho que tienes unos lindos ojos?.

—No eres la primera en decir algo así.— ríe.— Pero si la primera que lo dice y me gusta.

  Sonríe.

  Mis mejillas toman un color ligeramente rojo. Miro hacia abajo. Gael se rasca la nuca. Nadie dice nada.

  Okay.

  Ésto se convirtió en algo incómodo.

—¿Qué hay para almorzar?.— rompo el hielo después de unos segundos de mucha incomodidad.

—Ah, claro. Iré a poner la mesa.— se levanta del suelo.

—Okay. Te espero.— digo. Asiente y se va de la habitación.

[...]

  Demonios. ¿Qué voy a hacer? ¿Qué le voy a decir con exactitud?.

  Mierda. Ayer tenía tantas cosas por decir, pero ahora mi mente está en un vacío totalmente blanco. No quiero arruinarlo por completo, no quiero hacerla sentir mal.

  Ayer; fué una completa sorpresa ver a la Diosa Luna entre mis sueños de nuevo. Me dijo que hoy mismo podía volver a ver a Lína, la alegría y emoción fueron los primeros sentimientos que me inundaron. Ya había pasado mucho y por fin iba a tener la oportunidad de hablar con ella.

  Más o menos hace unos quince minutos, no sé cómo, pero en un abrir y cerrar de ojos ya estaba aquí; en la habitación de mi amiga. Ella ahora se encuentra durmiendo, las luces están apagadas, Salvo por una pequeña mini lámpara que está sobre un mueble al costado de su cama. Ella nunca se duerme en completa oscuridad.

  Suspiro.

  Todo ese rato traté de hablarle. Pero no sé qué decir.

~Vamos. Será mejor hacerlo de una vez, pasará lo que tenga que pasar.~

~¿Creés que salga bien?.~

~Todo saldrá bien. Tranquila.~

~De acuerdo. Aquí vamos.~

  Camino a paso lento hasta estar lo suficientemente cerca de su cama.

—Lína.— susurro y la muevo un poco.— Despierta.

  Veo como lentamente sus ojos se van abriendo, después de unos parpadeos ella sale de la cama casi saltando. La impresión en sus ojos para nada se ocultan.

  Sus ojeras son notorias al igual que su palidez. Se ve más delgada y con el rostro cansado.

  Ninguna dice algo. Ella me observa y repasa la mirada una y otra vez por todo mi cuerpo, de pies a cabeza.

  Esperaba un sermón o unos gritos, pero no un abrazo repentino de su parte, al menos no uno sin una discusión.

  Inmediatamente correspondo al abrazo. Siento mi hombro humedecer y sé que en éste momento, está llorando.

  La extrañé tanto.

—Perdón.— susurro.

—No Anna perdóname tú a mí... Prometimos estar juntas siempre, y fuí la primera en fallar al irme con Ethan. Debí...— la interrumpo. Me separo un poco y la miro a los ojos.

—Yo sólo pensé en mí, no me puse en tú lugar, sé que querías darle una oportunidad y fuí yo la que se equivocó. Es tú vida, no la mía, y si tomaste esa desición tan importante en tu vida. Lo único que pudo hacer es apoyarte.— digo con sinceridad.

—Hechaba de menos tus abrazos y tus palabras.— susurra.

—Yo también.— cierro los ojos.

  La sensación de vacío y el peso de la culpa de esfumaron. Sonrío. Ésto es todo lo que necesitaba; un abrazo.

  Escucho la puerta abrirse, lo que siguió me dejó helada.

—Anna...— Evan.

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