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Capítulo 20: "Todo fué una mentira."

  ¿Qué? ¿Otra vez?. Okay, ésto debe ser una broma muy pesada, ¿No?. ¡¿A quién engaño?! ¡Ya quisiera que fuera un maldito sueño!. Suspiro. Al cruzar otra pared con la intención de seguir a la niña terminé en un lugar diferente. Sigo en el modo Casper ya que aún parezco un fantasma.

—¡Bienvenida seas, querida princesa!.— escucho una voz masculina exclamar. No, no, no y no.

Cruzo las paredes hechas de piedras hasta llegar al dueño de ese nombre tan asqueroso. Detengo mi pasó al verlos. Ésta vez sus rostros son bastante visibles.

La niña parece tener unos doce años, pero él, es Antonio.

—Ya no más princesa, dejé de ser una el momento en el que mi padre tomó la decisión de entregarme sin ningún tipo de remordimiento a tí.— a pesar de ser pequeña, su semblante es serio y duro como una piedra.— Solamente para proteger su "imperio".— suelta ésta última oración con desprecio.

—Oh. No, no, no, no.— la mira sonriendo de esa manera tan macabra como sólo él puede mirar.— Pobre niña, su padre prácticamente ya la entregó en decisión. Pero el simple hecho que de tú hayas venido hasta aquí me da señales de que es una especie de trampa. Te aseguro que si es así, tú no saldrás vi...— ella lo interrumpe.

—No es ninguna trampa, vengo a entregarme por voluntad propia, Antonio.— suspira.— mis padres no saben en dónde estoy realmente, creen que me encuentro durmiendo en mis aposentos. A demás de ellos, soy la única celestial que existe. La magia que existe en ellos se extingue más y más con cada año que pasa, pero yo soy jóven; mi magia aún está intacta. Soy más fuerte.— dice la niña elevando el mentón, está orgullosa de ello.— Ahora dime; sabes que no puedes extraer mi magia de ningún modo. Tus planes eran que mi padre me entregue a cambio de no atacar su imperio. Él vive de los humanos al igual que mi madre y yo. Tus demonios, vampiros, lobos y demás sobrenaturales corruptos podrían acabar fácilmente con todo el imperio que construyó él a base de los humanos. Ante ellos él es un Dios caído del cielo.— rueda los ojos.— Mi pregunta es; ¿Qué harás conmigo ahora?.— lo mira interrogante.

—Te equivocas Princesa.— remarcar con cierta burla ésta última.— Pasó mucho tiempo, pero por fin descubrí que tú no eres igual que tus progenitores.— dijo y comenzó a caminar alrededor de ella.— Tú magia nunca se extinguirá a pesar de que pasen las décadas, tú eres especial. Lo supe desde que naciste, sólo que no sabía cómo demostrarlo. El fuerte aura que te rodea no era suficiente, así, que comencé investigar varios hechizos y métodos. Y cuando por fin confirmé mi teoría, sólo necesitaba un plan.— se detiene. Suelta una risa.— No creí que saldría todo tan fácil.— vuelve a reír. Se detiene y la mira.— Descubrí la manera de extraer toda tu energía para mí.— eleva su mano en dirección a la niña y de ella sale una luz que impacta directo en su frente provocando que ella caiga al suelo inconsciente.
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Primero fué una caída, luego fué cruzando una pared, y ahora es un parpadeo. ¡¿Quién diablos diseñó todo ésto?!.

Falta que al respirar me agarre diarrea y me "teletransporte" a otro sitio. Como ahora por ejemplo, sólo que sin la diarrea. Después de que la niña se desmayó, parpadeo una vez y ya me encuentro aquí, en un nuevo escenario.

—¡No sabes lo que haces, Luna!.— en la habitación entra corriendo con mucha prisa la misma niña de hace unos segundos, pero consigo lleva una especie de talismán en sus manos. Detrás de ella entra Antonio muy furioso.

—¡Acércate y lo romperé en mil pedazos! ¡Todo acabará de una vez por todas!.— exclama la niña con las lágrimas acumuladas en sus ojos. Antonio detiene su paso y la mira con odio.

—¿Por qué?.— suelta ella.— ¡¿Por qué lo hiciste?! ¡Prometiste no iniciar la guerra si yo accedía!.— exclama ya casi llorando.

—Nunca lo entenderás pequeña tonta. La ambición y el querer más son los factores que me motivan, cuando mi ejército gane; yo mandaré por completo a todas las especies sobre la tierra. La horda de Licántropos y Vampiros que tu madre reunió no serán suficientes para acabar con los míos. Nada lo hará.— sonríe.

—Yo sé cómo acabar todo ésto.— ella hacerca el talismán a su pecho y susurra unas palabras.

—¡No!.— Antonio, totalmente eufórico y lleno de odio se abalanza sobre ella quedando ensima. Le quita el objeto, pero al mirarlo éste se convierte en cenizas.

Agacho la cabeza y suelto un quejido, sentí un piquete en todo mi cuerpo.

Una luz sale del cuerpo de la niña y los envuelve a ambos. Antonio grita y grita hasta que la luz los envuelve en su totalidad.

En pocos segundos, todo estalla.
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   Doy una fuerte bocanada de aire, siento que me faltó oxígeno por mucho tiempo. Mi respiración es agitada al igual que los latidos acelerados de mi corazón. Siento que la furia que llevo en éste momento explotará en cualquier momento. Me siento llena de energía, siento que toda mi magia no tiene obstrucción alguna; me siento libre.

—No puede ser.— suelta María. La miro, con fuerza extiendo mi mano hacia ella rompiendo la cadena que tenía retenida esa extremidad, y la lanzo con mucha fuerza hacia la pared. Perra.

  Todos en la habitación me ven con incredulidad, Antonio es el primero en reaccionar. Saca de su ropa un daga e intenta clavar la en mí. Lo detengo con mi mano suelta.

  Ah no, ésta vez no.

  Después de todo éste tiempo, todo ese maldito cuento repetido una y otra vez me enfurece. Todo, ¡Absolutamente todo! Fué una mentira.