Capítulo XLII

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Perséfone busco a Deméter por dos semanas y regresó al inframundo el mismo día que encontró a su madre, aunque no fue a buscar a Hades ella fue directo a los campos Elíseos y se sentó ahí, necesitaba estar sola, procesar todo lo que sabía ahora de su madre, porque le había ocultado las cosas, y como había sido que ella fuese tan tonta para no notar que Deméter tenía oculta una vida, tres hijos y un caballo, lo peor es que eran sus hermanos.

—¿Perse? —dijo una voz conocida detrás de ella.

—Adonis ¿Qué haces aquí?

—Estaba en el campo con Afrodita y al segundo siguiente estaba aquí.

—Creo que no has notado que estás muerto, Adonis...

—Eso no puede ser, llevo días aquí, comiendo fruta—Adonis le sonrió creyendo que todo estaba bien.

—Adonis estas en los campos Elíseos—trato de explicarle—a menos que hayas entrado de alguna forma, eso quiere decir que moriste.

—Así fue—dijo Hades detrás de Perséfone—Tánatos lo trajo y le pedí que lo trajera aquí.

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Perséfone a su marido.

—Nada pasa en el inframundo sin que yo me entere, vine porque no quería que te toparas con Adonis de esta forma, pero veo que llegue tarde—Hades puso su mano en el hombro de ella—, lamento no haber llegado antes.

—Adonis, ¿recuerdas que paso? —le preguntó Perséfone.

—No, ¿estoy muerto? —pregunto sin poder creerlo.

—Lamento haberte dado la noticia así—le respondió ella tranquilamente y se levantó para hablar con Hades.

—¿Por qué lo trajiste aquí? —le pregunto cuando estuvieron lejos.

—Porque es un buen chico que ha pasado la mayor parte de su vida complaciendo los deseos carnales de Afrodita—le respondió Hades seguro de lo que decía—en general no ha hecho nada malo y merece estar aquí.

—Pudiste revivirlo como a mí—le sugirió ella.

—No, no podía, no es tan simple con los mortales.

—Necesito que me dejes con él a solas—le respondió cortante.

—¿Estas loca?

—Necesito explicarle que murió, que ahora vivirá aquí y será más fácil si mi esposo no está aquí—Perséfone le tomo las manos a Hades—confía en mí.

—Confió en ti, pero ¿tu confías en mí?

Ella entendió a que se refería Hades y lo miró a los ojos cada vez le era más fácil sostenerle la mirada y no pensar en todo lo malo. Sin embargo, dijo:

—Explícate.

—No quiero que pienses que yo lo maté, su alma llego al inframundo seguida de Ares y decidí traerlo aquí.

Ella no creía que Hades le hubiera hecho daño a Adonis, Ares por otra parte si podía haberlo hecho.

—Hablare con Ares después, déjame a solas con Adonis, necesito hablar de tanto con él.

Debía aclararle porque ella había vuelto al inframundo, porque estaba con Hades y lo más importante hablar de porque estaba muerto y debía decidir si morir o quedarse ahí. Cuando Hades se fue ella se aproximó a Adonis.

—Se ven bien juntos—le dijo él.

—Adonis—le respondió en tono suplicante.

—No es reclamo ¿lo amas?

Amor Divino: Hades Y PerséfoneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora