¿quién es un buen muchacho? ➶kiribaku

Q u i n c e.

Boe gentEEeeeEeeEeE acá trayendo un capitulo más para rematar.

Ni me acuerdo por dónde dejé la historia pero la voy a flashear un toque dándole un mega salto en el tiempo, odienme.
Oc, eso. Tomen awa.

Termina de ajustarse el cinturón del uniforme, satisfecho de su apariencia se mira en el espejo y sonríe dejando que sus dientes puntiagudos se dieran a la vista y pasa su mano por las puntas de su cabello, terminando de arreglarlas. Perfecto.

Toma su mochila y la cuelga en su hombro para salir de su habitación.

– De nuevo tarde.– Bufa bakugō, mirando para un costado mientras le da una patada suave en la rodilla.

Kirishima se aguanta un quejido, no pudo verla venir, pero eso no evita que esté inmensamente feliz por qué su rubio lo esté esperando fuera de su habitación así que solo se limita a robarle un pequeño beso, bastante rápido y lo suficiente para dejar a Bakugō en shock.

– Kirishima, yo te mato. – Gruñe con una mirada asesina y está apunto de lanzarle una explosión en la cara hasta que toman su mano.

– ¡Vamos Kat, llegaremos tarde! – Le jala el pelirrojo y sale corriendo, aún sin soltar la mano, llevando casi a rastras a Bakugō.

La alarma de que las clases están apunto de empezar suena, Katsuki no sabía de qué se preocupaba tanto Kirishima si desde que lo esperaba llegaban tarde todos los días.

– Si no fuera porque tú te levantas tarde...

Los dos jadean frente a la puerta de su salón, con las manos en las rodillas por la corrida. Ya era algo de todos los días. Kirishima suelta una carcajada ligera y Bakugō le mira confundido con una ceja alzada.

– Bueno... Ya te eh dicho que durmieramos juntos Kat, así me despiertas temprano hombre.– Se endereza, pasando una mano por su nuca.

– Como sea. – Rechista Bakugō, y se acomoda para entrar al salón, su cola se había salido de su escondite.

Todo lo que pasó después del incidente con la cápsula debía ser un secreto entre los espectadores del momento y los directivos de la UA, se debía decir que en ese momento todo salió de maravilla y que había resultado efectivo. Cuando era lo contrario.

La inversión que hubo en el experimento y la maquinaria, lo peligroso que podía llegar ser usada, que un joven inocente haya sido expuesto de esa manera, la irresponsabilidad y otros extras dejarían a la UA en malos términos, la gente sacaría un poco de esa confianza que tanto le mantenía a la institución. Un error podía valer bastante, no se iban a arriesgar.

Aunque eso no quería decir que no estuvieran trabajando para solucionar el problema de Katsuki Bakugō.

Ya dos semanas habían pasado desde el incidente, algunos aún sospechaban por algunas actitudes extrañas que tenía el rubio pero se justificaban con decir que se le había pegado el hábito.

– De nuevo tarde, se quedan a limpiar el salón luego de clases. – Repite Aizawa el mismo discurso de las últimas mañanas.

Al principio había sido algo frustrante quedarse después de clases a limpiar, pero a los dos días la pareja ya lo tomaba como una facilidad, aprovechando para pasar tiempo y cometer algún acto indebido contra el pupitre.

Los dos toman sus asientos, Bakugō mira para la ventana y Kirishima mira enamorado a Bakugō, así toda la clase.

Después cierta persona tiene que aguantarlo cuando no comprende nada el día anterior a un examen.

[...]

Termina de limpiar la última mesa que le tocaba y se voltea, buscando a Kirishima pero solo encuentra un salón vacío. Sale, y mira para los dos lados del pasillo y nota que Kaminari y Kyoka se acercan a él, que fastidio.

– Bakugō, cierto pajarito nos dijo que te espera en su habitación esta noche. – Dice Kyoka con un toque de sarcasmo.

– Pero si fue Kirishima, los pajaritos no hablan. – corrige Denki anonado, codeando a su compañera quien tiene un tic en la ceja.

– ¡Si serás!

El rubio eléctrico ríe y sale corriendo por el pasillo siendo seguido por una Jirō enfurecida.

– ¿Hm? – Bakugō con una ceja alzada mira como los dos se van y decide ir a su habitación, se pondría sus mejores boxers.

[...]

– Eh, pelos de mierda. – No se ocupa ni en tocar la puerta y entra directamente con su típico saludo Bakugō. – ¿Qué querías? – Pregunta fingiendo no saber para que está allí.

– ¡Ayúdame Bakugō!

Eso no se lo esperaba.

Kirishima, inclinado frente a él con una libreta de estudio, esta sería una noche larga.