III

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Después de comer algo y ver algunos vídeos, conseguimos suficiente inspiración para nuestros looks. Nos probamos toneladas de prendas diferentes de mi guardarropa, e intentamos tantos peinados que podríamos abrir un salón de belleza.

-Nos vemos divinas- dijimos al unísono frente al espejo.

Thais se puso un vestido rojo que le quedaba increíblemente bien. Se ajustaba a su figura a la perfección, lo que no era mi caso en lo absoluto.
Por mi parte, estaba usando una mini falda ajustada y un top azulino que dejaba mis hombros descubiertos y parte de mi cintura a la vista. Encima este conjunto, un vestido de tul transparente con estrellas doradas, cubría de manera sexy el exceso de piel que mostraba. Recogí mi cabello en una media cola, dejando caer unos rizos sobre mi frente, me puse un poco de brillo labial, mi perfume favorito y salimos de mi casa.

Ya era tarde, pero aún no oscurecía del todo, así que fuimos caminando. Sin duda tendríamos que conseguir a alguien que nos trajera más tarde, de seguro beberíamos un poco, y caminar solas en la madrugada nunca es buena idea. La suerte es que al día siguiente no debíamos ir a clases, así que teníamos más libertad para la hora de llegada, al menos más que libertad que "Cenicienta".

Una vez que llegamos, fuimos recibidas por una ola de personas. En el aire se mezclaba el olor del alcohol y cigarrillos, la música retumbaba en toda la casa, y todos parecían gozar enormemente.

-Hola chicas- nos saludó Andrés. Le dio un muy apasionado beso a mi amiga, se notaba que ya había bebido un poco.- ¿Quieren algo algo para beber?

Acepté encantada, y en menos de un minuto tenía en mi mano un vaso plástico rojo con un cocktail que no podía identificar del todo. Lo bebí rápidamente y fui a la pista de baile con Thais. Después de un rato, me quedé sola, evidentemente que mis enamorados amigos no podrían controlar sus hormonas esa noche. Aún no había visto a Max, y ya llevaba algo más de una hora en su casa, y con eso más de tres grandes vasos de diversos destilados. Sentí la música apoderarse de mi cuerpo al tiempo que sentía como el alcohol pasaba mis venas. No estaba completamente borracha, tampoco completamente consciente. Todo a mi alrededor pasaba como si no estuviera dentro de mi cuerpo. Cerré mis ojos y meneé mis caderas al ritmo de la música como si se tratase de respirar. Entonces sentí unas manos en mi cintura. Alguien a mi espalda me acercó a su cuerpo y me susurró:

-Que bueno que te encuentro, llevo toda la noche buscándote.

Era un hombre, se notaba en su voz. Era ronca y suave a la vez, muy seductora. Lentamente me di vuelta para descubrir quién era, me sorprendió ver a Max. Vestía unos jeans rotos y una camisa desarreglada que tenía algunos botones desabrochados, dejando ver parte de su pecho. No pude dejar de notar una delgada cadena que colgaba de su cuello.

-Bailemos un rato más.

Sentí un shock eléctrico recorrer cada centímetro de mi piel al momento en que me pegó más a su cuerpo.
Mi corazón latía tan fuerte que temía que se fuera a salir de mi pecho.

-Lea...- su respiración estaba acelerada-...te ves muy atractiva esta noche.

No podía creerlo. ¿Acaso estaba alucinando? No sabía qué o cómo responder a eso. Nunca me habían dicho algo así, mucho menos tan de cerca. En ese momento sentí algo más que su torso rosar mi cuerpo y se puso muy nervioso.

-Bueno, siempre te ves atractiva, porque eres muy linda, y yo no dejo de mirarte..., no porqué sea un acosador, tú sabes, es solo que creo que eres hermosa..., quiero decir, lo eres, no solo lo creo... yo...

Me separé de él para darle espacio y que pudiera respirar. Puse mi mano en su pecho descubierto, lo miré para tranquilizarlo y le pregunté:

-¿Quieres que vayamos por un trago?

-Eso me vendría muy bien ahora - respondió más calmado.

Nos dirigimos a la cocina, que curiosamente estaba vacía. Tomé un par de vasos y nos serví algo mientras Max se apoyaba en la encimera.

-Perdón por lo de hace un rato, no suelo hablar tanto. Y no fue mi intención insultarte en ningún momento, por favor, lo último que quiero que pienses es que soy alguna clase de pervertido- dijo llevándose una mano a la cabeza.

-Tranquilo, no pasa nada- le respondí extendiéndole el vaso.

Ambos dimos un gran sorbo a nuestras bebidas, dejándonos en un silencio abrumador. Me arme de valor y dejé mi vaso a un lado. Acaricié su antebrazo con mi mano y lo miré a los ojos.

-Creo que es muy lindo que pienses que soy atractiva- hice una pausa y pude ver cómo esbozaba una sonrisa- creo que es muy alargador.

-Es que realmente lo eres.

Puso un rizo detrás de mi oreja y acunó mi cara en su mano. Estaba tibia. Con su pulgar sobó mi mejilla, y posó su mirada en mis labios. Sin que me diera cuenta, estábamos a tan sólo unos milímetros el uno del otro, no pude evitar morder mi labio inferior, haciendo que sus ojos brillaran como las llamas de una hoguera. Levantó mi mentón. Sentí el roce de sus labios con los míos.

-¡Max Wayne! ¡Chicos, lo encontré!- vociferó uno de sus amigos.

Sentí que mi alma se despegó de mi cuerpo por el susto, incluso apreté el brazo de Max dejándole una marca.

-Amigo, aquí estabas- me miró- y veo que no estabas en mala compañía- habló en un tono burlón como si no estuviera ahí.

A pesar de que hubiese arruinado lo que podría haber sido un beso increíble, no estaba enojada. Muy por el contrario, Max estaba apretando sus puños y le dirigía una mirada asesina a su amigo, pero este estaba muy borracho para notarlo. No pude evitar reír para mis adentros frente a la escena. Al instante, varias personas entraron al la cocina, en su gran mayoría compañeros de Max, incitándolo a ir a la piscina, a beber más tragos o a buscar "muchachas sexys" como dijo uno de ellos. Logré abrirme paso entre la multitud y escaparme al patio. Ahí hablé con un par de personas muy agradables, bailé y, claro, bebí un poco más. Había varias personas en la piscina, pero pocas bailando. Recuerdo haber pensado "¿Por qué nadie baila? Esta canción es increíble". Entonces me subí a una mesa y le grité al que estaba al lado de la radio que le subiera al volumen. El alcohol ya era demasiado para alguien de mi tamaño, así que la borrachera tomó el control de mi cuerpo por el resto de la noche. Desde ahí todo se vuelve un poco confuso, y mis recuerdos están aislados entre ellos. De lo que sí tengo certeza es de haber estado en la mesa saltando y gozando de la música, que una multitud se formó a mi alrededor gritando y alentándome a seguir. Otra cosa que no puedo sacarme de la cabeza, es un chico que no dejaba de mirarme. No era molesto, tenía aspecto de ser muy amable, así que lo invité a subir y a bailar conmigo. Estuvimos haciendo una serie de juegos como si estuviéramos en un concierto o algo. Luego, el otro recuerdo que tengo, es haberme lanzado nada más que en ropa interior a la piscina. Después de sentir mi cabello empaparse y mi cuerpo frío por el agua, no recuerdo nada.

Mi cabeza dolía horriblemente, y una enorme camisa que no era mía cubría mi cuerpo. ¿Dónde estaba mi ropa? ¡Demonios! ¿Dónde estaba mi ropa interior? No me la quité en  ningún momento.

-¿Ya despertaste?- preguntó una voz a lo lejos.

No. No, no. No puede ser. No, aún no despertaba. No podía estar despierta.

Sin ti, no soy nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora