Capítulo 4: FAMILIA

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Akili se dirigía a la puerta de salida enterrada en sus pensamientos cuando un tirón en su camiseta hizo que volviera a la realidad, inmediatamente movió la cabeza para encontrarse con los tristes ojos de su hermana.

-¿Estás enfadada? Quizá no tendría que haberle preguntado en ese momento...- decía kimya algo decaída por lo que había sucedido en la sala.

-No te preocupes, no pasa nada, aunque me hubiera gustado quedarme hasta el final, dime ¿Por qué preguntaste si ya sabes lo que significaban sus palabras?- dijo la mayor con aparente curiosidad.

-Quería que papá me prestara más atención, el casi nunca me explica nada, siempre está con los mayores, si no fuera por qué tú me enseñas no habría entendido nada- su voz sonaba triste y enfadada al mismo tiempo.

-Nuestro padre te quiere pero no te explica esas cosas por que cree que no es necesario ya que eres la pequeña de la familia, el quiere que vivas como una chica normal y dejar que nuestros hermanos mayores se encarguen de liderar la tribu en un futuro- decía Akili mientras abría la puerta de salida que daba a la calle.

Ya en el exterior y con un puchero en la cara Kimya se quejó -no es justo-.

Tras dar varios pasos la mayor se paró y suspiró mientras dirigía su mirada al cielo -lo sé-.

-Vaya, parece que a alguien le sentó mal la reunión- dijo repentinamente una voz masculina proveniente de unos de los lados de las chicas.

-Evan!!- Gritó la hermana pequeña bajándose de los brazos de la mayor y acercándose al chico para darle un abrazo, el chico se agachó para corresponderle con una gran sonrisa.

-Así que tú también viniste, eh- dijo entonces aki para después darle también un abrazo al chico.

Evan era un chico alto, esbelto y 4 años mayor que Akili, él vivía en la tribu Ubax como hijo adoptivo del jefe, ya que su pueblo natal fue destruido y tuvo que huir junto con varios compañeros hasta que finalmente encontraron una tribu que los acogiera. Tenia el cabello corto, de color grisáceo, los ojos azules y la piel clara, la mayoría de su tribu natal compartía sus mismos rasgos, los cuales eran poco comunes en todo el mundo pero, no los consideraban personas de Sangre pura ya que su aspecto hacía que padecieran una enfermedad debido a que sufrían quemaduras y daños en la vista de forma constante a causa del sol. Aún con todos esos problemas, al ser estas personas poco comunes eran secuestradas y posteriormente exhibidas en muchos lugares como si fueran grandes muñecos de porcelana.

-Vaya, has crecido mucho desde la última vez que te vi, a este paso te convertirás en un gigante- afirmaba el chico con tono bromista mientras acariciaba la cabeza de Kimya. -Y tu- dijo mientras miraba a la chica mayor y acercándose a ella mientras ponía su mano en la barbilla de la chica -sigues tan hermosa como siempre-.

En ese momento Akili desvío su cabeza y susurró -idiota. Evan rió.

-Yo de ti no haría eso, no tiene garras pero sabe como arañar- dijo con voz arrogante un chico pelirrojo de la misma edad que Evan apareciendo de repente y colocando su brazo alrededor del cuello de Akili.

-Ohh vamos, sí que tiene garras es solo que aún no sabe cómo sacarlas- contestó el peli gris con una sonrisa para después darle un gran apretón de manos al hermano mayor de las chicas.

-Oye keita, ¿acaso no estabas ocupado haciendo... qué estabas haciendo?- se quejó Aki mientras miraba a su hermano y levantaba una ceja.

-Si... bueno, ya acabé, además, no quería asistir a la reunión, total ya sabemos de lo que van a hablar ¿no?-.

En ese momento otro chico más mayor apareció al lado de Keita, al igual que los demás tenía el pelo rojo y un tono de piel similar al de Nadja, excepto por sus ojos que eran de color amarillo brillante, su rostro era sombrío y su mano estaba cerrada con fuerza en el hombro de keita.

-Así que pusiste la escusa de que estabas ocupado con los arreglos para no asistir a la reunión, eh- aseguró con voz sería y temeraria el recién aparecido.

-K-K-Kibo, hehe... -rió de forma nerviosa -No verás, es que yo... Oye hermano puedo explicarlo- terminó por decir Keita rápidamente mientras movia los brazos con nerviosismo para intentar escabullirse de la bronca que le iba a echar su hermano mayor.

-Ya, ya, tranquilo, si sigues haciendo eso lo acabarás matando de un infarto- afirmó una chica que había girado por una de las esquinas de la casa para reunirse con el grupo, era de la misma altura que kibo solo que ella tenía algunos años más, era la más mayor de los 5 hijos del jefe de la tribu.

-NAKI!- gritó rápidamente keita, -Oh hermana gracias por aparecer, me has salvado- decía el pequeño de los dos chicos con los ojos iluminados mientras daba pequeños pasos disimuladamente con la intención de librarse de su hermano.

-Te equivocas, vine por que necesito ayuda- después dirigió su mirada hacía Aki -ven conmigo, tenemos trabajo- dijo finalmente antes de cogerle la mano a su hermana y empezar a andar.

-P-pero...- fue lo único que pudo decir la adolescente mirando hacia atrás mientras era arrastrada dejando a sus hermanos y a Kimya atónitos, en cambio Evan se despidió con una pequeña sonrisa y un rápido guiño.

Finalmente las dos chicas llegaron a la zona más alejada de la tribu, donde habían varias casas derribadas y algunos campos inundados debido al temporal del día anterior.

-Necesito que dirijas los arreglos en esta zona, yo tengo que ir al otro lado para revisar los acabados- dijo Naki para después darse la vuelta y comenzar a andar.

Akili había comenzado a mirar el lugar y analizar los destrozos cuando su hermana dió media vuelta y se dirigió a ella de forma repentina -Y no te preocupes por lo que ha dicho Keita de las garras, aunque no te puedas transformar sigues siendo increíble- dijo la mayor para después darle un beso en la frente.

-No te preocupes, no me importa- acabó por decir la pequeña mientras sonreía. Al final cada una de ellas tomó diferentes caminos con la intención de ayudar a la gente de su tribu.

Una vez que Akili se separó, miró a su alrededor y se dirigió a una pila de escombros qué horas atrás había sido una casa, ella se quedó quieta detrás de esta y al ver que no había nadie cerca levantó uno de sus brazos en dirección al cielo. Un cuervo el cual había estado volando en círculos sobre la tribu desde que aparecieron sus hermanos se posó en el brazo de la joven, ella cogió el pequeño papel que llevaba en su pata y lo devolvió al cielo.
Una vez el pájaro había desaparecido abrió la nota <Tenemos que hablar, nos vemos esta noche>, la joven suspiró y volvió a doblar la nota, ahora estaba mucho más preocupada de lo que ya estaba durante la reunión, después se puso a andar, esta vez, con la verdadera intención de ayudar con las reformas, por el camino arrojó la nota a una hoguera asegurándose de que se quemaba completamente hasta desaparecer.

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Los capítulos son cada vez más largos, estoy contenta, además parece que hay un montón de misterios ¿No creen?

Espero que les esté gustando, nos leemos.

Las hijas de ShabeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora