Capítulo 7: UN DÍA NORMAL

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Era un nuevo día en la tribu Shabeel, apenas estaba amaneciendo y todos en la casa del gran jefe se encontraban durmiendo excepto la hija más pequeña, Kimya, que estaba sentada en su cama y asomaba la cabeza por la ventana en busca de entretenimiento.

La niña miraba hacia todos los sitios hasta que repentinamente escuchó el ruido de hojas siendo pisadas, segundos después un conejo apareció a varios metros de la ventana, la pequeña al verlo levantó su cabeza con asombro y abrió mucho los ojos, después sonrió y saltó por la ventana para perseguir al conejo que corría en dirección al bosque, el animal se metió entre dos árboles y la pequeña, sin dudarlo un momento fue detrás.

Minutos después kibo se despertó y decidió ir al baño, el chico andaba tranquilamente por el pasillo cuando repentinamente se paró, estaba mirando hacia la habitación de su pequeña hermana, pero ella no estaba, en su lugar había un cuarto vacío y una ventana completamente abierta, el muchacho soltó un largo suspiro, no era la primera vez que pasaba, muchas veces en la mañana la pequeña niña se despertaba antes de tiempo y se iba en busca de algún entretenimiento.

Kibo comenzó a andar de nuevo pasando el baño de la casa de largo y dirigiéndose a la puerta de salida, una vez fuera el chico se detuvo y escuchó con atención activando el don que le había sido dado por su Dios, a lo lejos en el bosque situado frente a la casa pudo escuchar ruidos de hojas y palos siendo pisadas constantemente, así que el mayor se adentró en este de forma silenciosa.

Una vez el chico estuvo dentro del bosque siguió los ruidos hasta que vio a su hermana, la chica estaba llena de barro, tenía una larga cola marrón con manchas negras que sobresalía por debajo del pantalón y en la parte superior de su cabeza se podían distinguir dos orejas peludas como la de un felino, en sus dedos se podían apreciar largas garras y en su boca habían afilados colmillos, la pequeña corría a 4 patas mientras perseguía a un conejo marrón que se veía bastante cansado.

Al ver la escena, el mayor se escondió detrás de un árbol mientras veía como su pequeña hermana intentaba con todas sus ganas atrapar al pequeño animal, finalmente tras un largo rato de persecución y resbalones, el conejo se metió en un pequeño agujero demasiado largo y estrecho para que cupiera el brazo de la chica.

-Fallaste- dijo el mayor situandose ahora detrás de la chica que seguía intentado coger al conejo metiendo la mano en el agujero sin lograr nada. La pequeña al escuchar la voz sacó la mano del agujero y miró hacía atrás.

-¿Lo viste? Casi lo atrapo, estuve a punto de conseguirlo- decía Kimya super contenta mirando a su hermanos desde abajo y moviendo la cola, la chica tenía una gran sonrisa en su cara, además de barro.

-Sí, lo vi- dijo kibo agachandose hasta quedar a la misma altura que su hermana para después ponerle una mano encima de su cabeza -lo hiciste fatal- habló mientras se reía.

La pequeña bajó la cabeza decaída para después responderle -vaya-.

-Está bien, después hablaremos sobre como mejorarlo, pero ahora- el chico cambió los gestos de su cara, pasó de tener una gran sonrisa a estar serio y con un tono de voz que demostraba enfado -¿No te dijimos que no debes irte tu sola por ahí sin avisar?- en ese momento el chico rodeó la cintura de Kimya y se levantó, llevando a la chica como si fuera una bolsa de la compra.

-Lo siento, no pude evitarlo- respondió mirando al suelo, pero sin ningún tipo de remordimiento o culpabilidad.

Finalmente el chico comenzó a andar de nuevo hacia la casa con su pequeña hermana en el brazo llena de barro y convertida de nuevo en una pequeña humana normal y corriente.

Horas después la niña se encontraba castigada en casa y conversando con su hermano para mejorar sus habilidades de caza, mientras los demás se encontraban fuera de la casa.

Más tarde en la mañana Koda, el gran jefe, se encontraba en el salón de reuniones con Evan. El día anterior al terminar la reunión con los Ubax Nadja les invitó a quedarse en la aldea hasta el día siguiente para que pudieran descansar y los mensajeros Ubax no tuvieron más opción que aceptar. Aquella misma tarde tras acabar la reunión, el joven Evan se había acercado al jefe sin que nadie lo viera para solicitar una corta reunión privada antes de partir al día siguiente y el hombre con gusto accedió.

Actualmente los dos hombres se encontraban solos en la gran sala, uno frente a otro mirándose y sin decir ni una palabra, Koda esperaba pacientemente a que el joven iniciara la conversación con iniciativa propia y, finalmente su paciencia dió sus frutos.

-Mi padre me dió está carta antes de partir, dijo que te la entregara únicamente a ti- decía el joven peligris mientras le entregaba el sobre-.

El mayor cogió la carta y la abrió para leerla "Querido amigo siento no haber podido ir a visitarte esta vez, espero que podamos vernos en la próxima reunión, por cierto el chico tiene algo que decirte, no seas muy duro con el."

A simple vista la carta parecía insignificante, pero para Koda fue un alivio poder recibir un mensaje de su viejo amigo. El jefe levantó la cabeza cuando acabó de leerla y miró a Evan, el chico tragó saliva y habló -¿Y bien?

-¿Como que "y bien"? En la carta solo pone que tienes algo que decirme- dijo Koda con algo de diversión al ver la cara asustada del joven Ubax.

Las hijas de ShabeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora