Ya había anochecido en la tribu Shabeel, todos se habían ido a sus respectivas casas y sólo quedaban los ruidos de los pequeños animales y hojas del bosque.
Pero en medio de esta antigua tribu se podía ver una pequeña sombra de una chica que caminaba por en medio de las casas. Poco después la chica llegó al templo sagrado de la tribu y entró, en este se podía apreciar un delgado y largo pasillo que llegaba a una gran sala donde se encontraba una antigua estatua gigante con la forma de un leopardo.
Akili se acercó a la estatua y se sentó apoyando la espalda en esta, tras unos segundos suspiró y comenzó a hablar mientras miraba hacia todos los lados y a ninguno al mismo tiempo.
-Hola Shabeel, no sé si me escuchas o si entiendes mi idioma pero aún así quería pedirte que los protejas a todos, igual que hiciste con nuestros antepasados, yo también intentaré ayudarlos en todo lo que pueda aún si no puedo usar el don que me diste-.
Cuando la chica acabó de hablar se levantó y miró la gran figura durante unos minutos para después acariciarla y salir por donde había entrado.
El leopardo era considerado un dios en la pequeña tribu, ya que en tiempos antiguos estos animales salvaron la vida a los ciudadanos de la tribu, desde entonces se construyeron grandes estatuas en su nombre y les rezaban. La historia dice que unos años después un gran y luminoso leopardo apareció frente al jefe de la tribu en sus sueños y le regaló el don, desde ese entonces aquellos que eran descendientes del jefe eran bendecidos pudiendo transformarse parcial o completamente en este gran felino y usar así sus capacidades.
Al salir del templo Akili se adentró en el bosque, pero una vez allí, se dió cuenta que había cogido un camino diferente al que usaba normalmente y cuando estaba a punto de llegar al claro donde solía reunirse con el dueño de la nota, se topó con un árbol familiar, el cual tenía un pequeño corte situado un poco más arriba de la rodilla, la joven lo tocó, le traía viejos recuerdos.
Inicio del flashback...
Era una noche llena de estrellas, la pequeña Akili que en aquel entonces tenía 6 años, no podía dormir así que salió a dar un paseo y decidió entrar en el bosque. Después de andar algunos minutos empezó a escuchar ruidos y soplidos desde dentro del bosque, que parecían ser de una persona, así que los siguió con curiosidad y en silencio hasta llegar a un claro dónde había un chico que se movía de forma extraña, daba patadas y puñetazos al aire y algo alargado brillaba a la luz de la luna en sus manos, estaba demasiado lejos como para verlo bien, así que decidió acercarse un poco más pero su pequeño pié la traicionó rompiendo una rama -CRACK- se giró para huir rápidamente de allí pero algo pasó por delante suya y chocó con el árbol que tenía al lado, Akili paró en seco y fue girando la cabeza poco a poco hasta ver qué esa cosa brillante era en realidad un gran cuchillo, después bajó la mirada a su tripa, su camiseta estaba cortada. Repentinamente un brazo apareció delante de ella a la altura de su cuello, rápidamente miró a un lado para ver qué la mano estaba apoyada en el árbol donde estaba clavado el cuchillo y después volvió a girar la cabeza hacia el otro lado para encontrarse con la cara de un chico que estaba arrodillado a su misma altura.
-IDIOTA!! me has roto la camiseta mira- decía la pequeña casi gritando y enfadada señalando el corte para que el chico lo pudiera ver -era mi camiseta preferida- esto último lo dijo con más tranquilidad y lágrimas en los ojos.
-Fue tu culpa- espetó el desconocido sin inmutarse y mirando a la chica de arriba a abajo -además, una pequeña niñita pura como tú no debería estar aquí tan tarde en la noche y menos sola, es peligroso- dijo sin moverse ni un milímetro.
-Es peligroso porqué tú vas por ahí lanzando cuchillos a lo loco, además no soy una "niñita pura", soy Akili- le reprochó Aki al mismo tiempo que se sorbía la nariz.
-Oye para que lo sepas, se perfectamente donde lanzo mis cuchillos, y lo hice porque me estabas espiando- le respondió un poco mosqueado, para luego tranquilizarse y seguir hablando -Además, es obvio que eres de sangre pura, solo hay que mirarte-.
-Pues que sepas que has fallado, y ahora me debes una camiseta- le respondió mirándole a la cara con los ojos muy abiertos y sacando la lengua formando un gran puchero en su cara.
El chico que había estado todo el rato sin mover un solo músculo y con cara de póquer comenzó a reírse muy fuerte al escuchar su respuesta, cuando paró de reir habló -No tengo una camiseta como esa, pero puedo darte algo mejor a cambio- durante unos segundos hubo un largo silencio y al ver que la pequeña no contestaba siguió hablando -puedo enseñarte a usar los cuchillos y así en un futuro podrás cortarme la camiseta como castigo, que piensas?- dijo el veinteañero mirándola fijamente con una media sonrisa pícara en sus labios y ojos brillantes por su gran propuesta.
-Está bien- contestó finalmente Akili con la cabeza levantada, los brazos cruzados y soltando mucho aire por la nariz -pero eso no es lo único que quiero.
-Que más quieres?- preguntó ahora el chico algo confundido e intrigado.
-¿Que significa eso de la sangre pura?-agregó la pequeña ladeando la cabeza.
El mayor suspiró -eso es algo que ya deberías saber- después le dirigió una mirada a la pelirroja pero al ver que no obtenía respuesta siguió hablando -en el mundo hay un montón de personas y todas diferentes, aún así la mayoría de las personas tienen los mismos colores de ojos y pelo entre otras cosas, las personas que tienen algunas de las cosas que he dicho de otro color son especiales ya que existen muy pocas en todo el mundo, y se les llama personas de Sangre pura.
... Fin del flashback
La chica estaba mirando el árbol y tocando aquella antigua marca cuando de repente escuchó una voz masculina a su espalda.
-¿Tan interesante es ese árbol como para estar viéndolo durante 5 largos minutos sin moverte?-
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Las hijas de Shabeel
RandomEn un mundo donde lo arcaico y lo moderno conviven, se encuentran decenas de tribus que viven dentro de los bosques de forma pacífica y ajenas a los problemas externos, mientas que, a las afueras de estos se alzan grandes ciudades con alta tecnologí...