Capítulo 8: LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA

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-¿Como que, "y bien"? En la carta solo pone que tienes algo que decirme- dijo Koda con algo de diversión al ver la cara asustada del joven Ubax.

-Ahjjj- susurraba el joven mientras se frotaba la cabeza con las manos y miraba al suelo -yo lo mato- susurró para sí mismo pensando en su "padre".

-Está bien, eres libre para decir lo que quieras, hay confianza- dijo el jefe inclinándose hacia atrás y sentándose en una posición más cómoda al ver que el chico lo estaba pasando mal.

-Está bien- dijo Evan repentinamente y con la voz más alta de lo normal mientras se erguía y miraba al jefe con decisión -iré directamente al grano.

El hombre quedó completamente sorprendido al ver el drástico cambio del chico y volvió a sentarse tomando una postura formal con la intención de escuchar atentamente al muchacho.

-Me gusta Akili, y quiero que me deje tener una relación con ella- dijo el chico de forma sería y decidida. Koda al escuchar esa frase tan directa se quedó mudo, solo podía pestañear atónito.
Evan al ver que no obtenía respuesta del jefe siguió hablando, total ahora ya lo había dicho -verá, no estoy diciendo que le diga a su hija que se comprometa conmigo, o algo por el estilo, yo solo quiero su aprobación para poder conquistarla, será decisión de ella aceptarme o no- dijo el chico de forma rápida y algo nervioso, pero no iba a dejarlo ahí, el pequeño siguió hablando para que el mayor aceptara -además, una relación entre ambos hijos líderes de las dos tribus daría lugar a una alianza más fuerte y duradera, lo que resultaría muy beneficioso para ambos-.

-Ya sabía que te gusta mi hija, y no tengo ningún problema con ello- dijo Koda con voz calmada cuando vio que el chico se había quedado sin argumentos, pero el joven Ubax siguió hablando sin tener en cuenta las palabras del hombre.

-Por favor, piénselo detenidamente, a mi realmente me gusta su hija y...- en ese momento Evan cortó lo que estaba diciendo para afirmar si había escuchado bien -u-un momento, que has dicho?- incluso dejó de hablarle con tono formal.

-Hace tiempo que se que te gusta mi hija, pero no he dicho nada porque lo veo innecesario- dijo Koda tranquilamente mientras miraba la graciosa cara del joven, que hacía gestos demasiado raros como para parecer normales.

-¿Q-QUÉ?- exclamó Evan mientras se levantaba con ambas palmas de las manos encima de la mesa -p-p-pero como... ¿Desde cuándo?- acabó por decir mientras volvía a sentarse, estaba tenso y su cara estaba completamente roja.

-Oh vamos, llevas viniendo aquí desde que eras pequeño, solo necesito mirarte para saberlo, además desde hace años cada vez que vienes pasas la mayoría del tiempo con mi hija- dijo el jefe sin más.

-Vaya... No me di cuenta- dijo el joven más tranquilo y rascándose la cabeza, aunque sus mejillas seguían rojas.

En ese momento el jefe que estaba sentado enfrente del chico se levantó para dar la vuelta a la mesa y sentarse al lado del Ubax empezandole a hablar amistosamente.

-Escúchame bien hijo, te conozco desde que eras pequeño y se perfectamente que eres un buen chico y que tus sentimientos son sinceros, así que eres libre de hacer lo que quieras- los dos hombres se miraban ahora cara a cara, Koda le sonrió y puso su mano en la cabeza del chico, sacudiéndole el pelo.
En ese momento a Evan se le iluminaron los ojos y sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre el gran hombre y le dio un gran abrazo, tras unos segundos el chico se separó y hablo firme -no te arrepentirás- dijo orgulloso para después levantarse.

Koda reía por la amistosa reacción el chico, así que se levantó y le dio varias palmadas en la espalda -Lo sé, joven, estoy seguro de ello-.

Finalizada aquella rara charla, los dos hombres salieron de la sala en dirección a la calle, era hora de que los Ubax partieran de regreso a su tribu.

Cuando salieron, los 4 Ubax restantes estaban en la puerta, listos para partir, todos se despidieron del gran jefe y se dieron la vuelta para marcharse.

En ese momento Evan miró hacia todas las direcciones buscando a la chica pelirroja hasta que la encontró, Akili estaba apoyada en un poste cerca de la entrada de la tribu esperando la salida del chico que corrió hacia ella nada más verla, pues no tenía mucho tiempo.

-Te ves contento- dijo Akili cuando el muchacho se acercó.

-Lo estoy- le respondió Evan con una gran sonrisa- aunque también estoy triste porque tengo que irme-.

-No te preocupes nos volveremos a ver muy pronto- dijo la menor dándole varias palmadas en el pecho al chico.

-Por supuesto, lo estoy deseando- dijo Evan con una sonrisa pícara y dándole un beso en la mejilla -Nos vemos- susurró finalmente el chico muy cerca de la cara de la pequeña, casi tocándose la punta de la nariz mutuamente.

-Quieto bichejo- dijo Aki al mismo tiempo en que le daba un suave cabezazo con la frente para que se alejase -vaaamos vete, o se irán sin ti- decía la chica riéndose mientras empujaba a Evan.

-Si, si, vale- le contestó el mayor antes de salir corriendo para alcanzar a sus compañeros que ya habían salido de la tribu.

La tarde pasó tranquilamente y la noche llegó, todo estaba tranquilo en la pequeña tribu, excepto una casa, la del jefe, la pequeña Kimya ya había pasado varias veces por el pasillo y su hermana no sabía por qué.

-Kim, ¿Que pasa?- dijo Aki cuando su hermana pasó por quinta vez por delante de su puerta.

La pequeña se paró y contestó -No puedo dormir, me siento inquieta-.

-Que tal si dormimos juntas? Quizá así se te pase- dijo la mayor situada en la puerta de su habitación.

Kimya al escuchar las palabras de su hermana se le iluminaron los ojos y asintió rápido con la cabeza, cogió la mano de la mayor y se la llevó a su cuarto. Pasado un rato ambas dormían abrazadas en la cama de la niña.

~Horas después en la tribu Shabeel~

-No hay nadie, vamos- susurró uno de los tres hombres que se encontraba en medio del bosque con la hoguera el día anterior.

-Esta es la casa, aquí está su cuarto, ¿Están preparadas las granadas de humo?- decía el otro muy cerca de la casa del jefe de la tribu Shabeel.

-Iré por detrás, tenemos 1 minuto-susurró el otro para después marcharse.

De repente algo cayó en la habitación de Kimya y empezó a soltar un montón de humo, Akili lo notó y se despertó despacio pestañeando varias veces para después empezar a toser.

La mayor al darse cuenta de la situación se levantó rápidamente y cogió a la pequeña en brazos, la chica se encontraba mareada y somnolienta por el extraño humo, cuando abrió la puerta de la habitación se encontró el pasillo lleno de humo también, era demasiado tarde, pensó la Akili, tras dar varios pasos la joven cayó al suelo inconsciente.

Al instante varias sombras aparecieron en el pasillo.

-Al parecer la niña no estaba sola- dijo uno de los secuestradores -¿Que hacemos con la adolescente?- le preguntó a su compañero.

-Cojamosla, se ve bonita y es joven, además también es de sangre pura- le respondió.

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Bueno, bueno ¿Que les parece? ¿Interesante verdad? ¿Qué pasará ahora, serán secuestradas o las salvará alguien antes de que se las lleven? Lo sabréis en el siguiente capítulo, 😈 nos leemos. Acordaos de votar y comentar.♥️

Las hijas de ShabeelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora