Capítulo 8

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Hola gente... Bello día... Espero hayan empezado el día bien... Vengo a recompensar la espera... jeje

Sin dar más vueltas... Disfruten del 8vo capítulo...

A

daptación de la

Serie Seducción de Laura Lee Gurhke "En el lecho de deseo" (libro 3)

oooOooo

Capítulo 8

Tomoyo se contempló en el espejo del vestidor de la modista, pero no vio ni su reflejo ni el vestido que pretendía llevar al baile de caridad. Todo lo que podía ver era la sonrisa irónica de su marido, un hombre realmente cruel, que utilizaba todo tipo de trucos y trampas en los que, como bien había dicho, ella siempre caía. Tendría que vigilar mejor sus pasos en el futuro, pues, aunque solía cuidar bien de sí misma, él era bueno engañándola.

También era bueno en otras cosas. Se llevó los dedos a la boca, sintiendo la deliciosa calidez de su beso una y otra vez, aunque recordó que besaba bien porque había practicado mucho. Sin embargo, ese recuerdo verdadero y doloroso no le ayudó; tan sólo la hizo sentirse más incapaz y herida.

¿Qué había ocurrido el día anterior? Cerró los ojos, pensando en esos momentos robados en el museo, y supo la respuesta. Había perdido la cabeza, como si fuera aquella muchacha inocente de hacía nueve años.

Había pasado mucho tiempo desde que Touya la había tocado de aquella manera, pero el tiempo no había transformado su respuesta. Los años no habían afianzado suficientemente su orgullo como para eliminar la excitación que le producían sus manos y su boca.

Se rodeó el cuerpo con los brazos y abrió los ojos. Mirando su imagen en el espejo, observó toda la confusión y la lástima que le devolvía, y no entendió ni su mente ni su propio corazón. ¿Qué era lo que estaba haciendo mal? El orgullo la había conservado a pesar de su corazón roto, la había mantenido con la cabeza bien alta cuando había tenido que enfrentarse a otras mujeres, la había ayudado a fingir ante él y el mundo que no le importaba lo que hiciera, había podido encontrar satisfacción en las obras de caridad y en las buenas amistades. ¿Dónde había quedado ese orgullo el día anterior?

Volvería a hacerle daño si ella se lo permitía, volvería a hacerlo. Los trucos de llevarla por corredores vacíos y robarle besos podían resultar poco dolorosos, pero sabía que podía mentir con el corazón, mirándola a los ojos, sobre las cosas que más importaban, y ella siempre quería creerlo. Eso es lo que la asustaba, lo fácil que era creerlo.

«¿Me amas?»

«Por supuesto, te adoro.»

Llamaron a la puerta e interrumpió sus pensamientos, Sakura entró en el vestidor de la modista con un traje de Cleopatra.

—¿Bien? —preguntó, alisando los duros mechones de su peluca negra—. ¿Qué opinas?

«Creo que estoy perdiendo la cabeza.»

Con un esfuerzo, Tomoyo apartó de su mente la visita al museo de la tarde anterior. No importaba perder la cabeza mientras no dejara que le robase el corazón. Se volvió hacia su cuñada, aliviada por la distracción, y sonrió.

—¿Es que Cleopatra llevaba gafas?

Sakura hizo un mohín. Riendo, le dijo:

En el lecho del deseoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora