Capítulo 7: Revelaciones, recuerdos.

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Tony no había encontrado absolutamente nada y eso le frustraba de algún modo, decidió beber algo de café, y subirle un té a Steve junto con algo que pudiera comer para revisar como estaba.

Pero grande fue su sorpresa cuando al subir noto la habitación vacía. ¿A dónde se había ido?, confundido dejo en el buro la comida que había subido para el soldado, tratando de tomar un respiro, estar en esta situación lo confundía en verdad.

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Eduard entro de manera sigilosa y sin avisar a nadie (como siempre lo hacía) en la habitación de Lucifer en el LUX.

- Vaya, hasta que te dignas en aparecer – con desdén y molestia en el rostro lo miraba un muy molesto Morningstar

- Te vez del carajo cariño – y desde cierta perspectiva Eduard no mentía, Lucifer lucia mal, ojeroso, cansado y pálido.

- Tenemos que hablar – demasiado serio el moreno puso frente suyo el folder rojo – dime, ¿Qué demonios significa esto?

Eduard muy confundido tomo el folder, abriéndolo para poder revisar su contenido que de título llevaba: "Proyecto Rogers"

Había una foto de Steve, y la información que venía ahí para nada le agrado.

Según el documento el sujeto de experimento era Steve Grant Rogers. Militar de alto rango, gracias al super suero que le fue administrado, Hydra logro rescatarlo unos años después de que cayo al hielo, lograron hacerle tener una doble y muy diferente personalidad "Eduard Rogers" la cual creía que era su hermano gemelo, creando odio irracional hacia Steve, esa era la única falla en el proyecto, ya que solo querían tener un doble agente infiltrado con los vengadores para recabar información, pero para Steve fue muy difícil que Eduard y él eran la misma persona.

Igual el documento decía que funcionaba a pesar de las fallas.

Al azabache comenzó a dolerle la cabeza, completamente aturdido por lo que acababa de leer. Si eso era cierto toda su realidad se iba ir completamente al carajo ya que todo lo que el era resultaba ser una mentira.

- Desconozco esta información Lucifer tienes que creerme... y si todo esto resulta ser cierto resultara que toda mi vida es una maldita mentira... – con algo más que desanimo se expreso el hombre de mirada carmín.

- No creo que eso estuviera en las bases de Hydra solo para fastidiarte – suspiro pesado - ¿Sabes? Esto no me importaría y afectaría en lo absoluto si no estuviera metido en la situación en la que estamos ahora – miro con completa decisión ante lo que iba a decirle – Felicidades capitán, vamos a tener un bebé – con completo desanimo anuncio el árcangel caído. – y ahora, ¿Cómo debo llamarte? Steve o Eduard ¿Eh?

- Espera, pensé que eras un alfa, ¿Cómo es que estas esperando un cachorro mío? – miro al árcangel realmente confundido el azabache de mirada carmín.

- Eso es sencillo de contestar, Lucifer es un celestial – del umbral salió Gabriel, con la mirada violeta realmente molesta.

- Gabriel debías esperar hasta que terminara de hablar con él – contesto con seriedad el moreno.

- No aguantaba que siguieras hablando con este imbécil – soltó con veneno el árcangel.

- ¿Gabriel? ¿Lucifer quien es este? – miro con desapruebo Eduard.

- Alguien quien puede patearte el trasero si así lo quiere – gruño el árcangel frente a Rogers.

- Quiero ver que lo intentes – Refunfuño de vuelta el soldado, mirando molesto a Gabriel.

- Ya basta, ustedes dos – de mala gana Lucifer los separo – Rogers, aclara lo que eres y quien quieres ser, llévate el folder si quieres, cuando tengas una visión clara, vuelve a buscarme, mientras... no – pidió con completa seriedad Morningstar, Eduard solo tomo el folder sin saber exactamente como comenzar a arreglar eso que se acababa de descubrir, menos por el hecho de que Lucifer, la persona por la que comenzaba a sentir algo esperaba un bebe, que era suyo y para colmo, estaba al cuidado de un idiota llamado Gabriel.

El soldado simplemente asintió, desapareciendo de la vista de ambos ángeles. Tenia mucho que arreglar después de saber todo eso.

- Él no tiene la culpa de que tú fueras un imbécil conmigo en el pasado – de manera seria Lucifer tomo de mala gana jugo de naranja.

- No me estoy desquitando con tu raro amante – negó algo molesto el árcangel.

- Pues parecía que si – aún desganado Lucifer camino hasta su cama.

Y aunque Gabriel no quisiera admitirlo, el soldado no le agradaba en lo más mínimo y le molestaba de sobre manera que fuera el padre del pequeño ser que crecía en el vientre del moreno.

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Hace millones de años, antes de tener todo lo que conocemos...

Dios, como todos los meses tenia una amena cena con todos sus árcangeles, feliz de informar de los nuevos planes y viendo como todos sus hijos lograban cosas buenas con el pasar de los días. Lucifer solamente estaba ahí por compromiso, fastidiado fue el primero en retirarse, seguido por el resto.

Gabriel llevaba siguiéndolo un par de semanas, le daba muchísima curiosidad el árcangel favorito de su padre, y Lucifer no lo dejo pasar, ya lo había notado, pero solo hasta ese día se había atrevido a enfrentarlo, toco de su hombro alarmando al tierno árcangel, quien juraba que hace unos instantes lo veía leyendo a muchos metros lejos de él.

- Eh notado tu entusiasmo al observarme, ¿A que debo el honor, Gabriel?

- Yo... yo... – articulaba apenas nervioso el árcangel de mirada violeta, quien no sabía exactamente qué contestar.

- Bueno, cuando decidas poner tu lengua en su lugar acompáñame a leer, adoro estos libros de nuestro padre – de manera muy amable el ángel volvió a su lectura, Gabriel sin pensarlo dos veces lo siguió.

Con el pasar de los días entablaron amenas y lindas conversaciones entre las lecturas de la biblioteca privada de Dios. Al pasar de las semanas Gabriel noto la atracción que sentía por Lucifer.

Sintiendo completa culpa por sentirse así, no era correcto, los árcangeles no sentían atracción por otros  celestiales, mucho menos enamoramiento, eso era para los banales humanos solamente.

- Hoy estas muy callado Gabriel – Lucifer cerro de su libro mirando con atención a su acompañante.

- Necesito decirte algo, y no quiero que me desprecies de alguna forma cuando te lo diga.

Gabriel estaba seguro en decirle a Lucifer como se sentía y estaba igual de asustado de perderlo si obtenía alguna reacción negativa.

La tragedia en la similitudDonde viven las historias. Descúbrelo ahora