़ ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 9 ़

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Pitch se asomó tras la transparente cortina, con sus manos detrás de su espalda y una seria mirada en su rostro. Corrió la cortina, mirando hacia el suelo, recibiendo las curiosas miradas de los hombres detrás de él.

Sonrió con lástima--- Estaba apegado a este sitio. Qué lastima. Hagan la limpieza sin dejar ningún rastro--- Ordenó--- También, a partir de hoy, muéstrenle a Jack Frost quién es realmente.

--- Sí, entendido--- Respondió uno de los tres presentes. Alonso Rodríguez, principal seguidor de Pitch.

Pitch hizo una señal al pelirrojo de ellos, este lo miró confundido.

--- ¿Está hablando de mí?--- Preguntó. Héctor Contreras.

Pitch asintió sarcástico. En cuanto él se acercó, Pitch golpeó su estómago, lanzándolo e impactándolo contra la pared. Caminó hasta él y lo tomó del cuello. Lo alzó.

--- ¿Mataste a un humano?--- La apariencia del pelinegro había cambiado--- Te pregunto otra vez. ¿Mataste a un humano?

--- Por favor, perdóneme. Mientras estábamos limpiando, los trabajadores, yo inconscientemente...

--- Lo sentimos, tampoco nosotros lo sabíamos--- Murmuraron los dos hermanos.

--- Por supuesto que no lo sabían. Hay un hedor que emana de este sitio. Aquellos que son estúpidos, aprenden de la experiencia, y aquellos que son sabios, aprenden de la historia--- Pitch miró a sus hombres--- ¿Saben por qué los infectados siempre fueron atacados? Es porque arrancaban los cuellos humanos y los mataban. Nos convirtieron en monstruos y nos hicieron pelear contra los humanos. No somos demonios o monstruos. Solo somos seres especiales.

Pitch arrojó al chico al suelo.

--- Les advierto por última vez. No maten a ningún humano. Si algo como esto ocurre una vez más, los aniquilaré.

El pelinegro dio la media vuelta y salió de allí.

El más joven de los tres presentes, Cristian Rodríguez comenzó a golpear a Héctor. Rápidamente Alonso lo detuvo.

--- Para.

--- ¡Suéltame!--- Ordenó Cristian--- No fue cualquier cosa, él fue en contra de las palabras del maestro.

--- Esto es suficiente.

El castaño respiró, se acercó a su hermano y le dio una palmada en el hombro.

--- Escucha con cuidado. Es algo por lo que el maestro ha estado trabajando por 40 años. Uno de tus estúpidos errores podría estropear todo el asunto. ¿Entendiste?

Héctor asintió aún con la mirada agachada y la voz temblorosa.

--- Vayan a sus lugares--- Ordenó Alonso.

Héctor hizo caso, Alonso miró a su joven hermano.

--- Tú tampoco trabajas así--- Habló el pequeño atrayendo la atención de Alonso--- ¿Por qué sigues pasando fácilmente estas situaciones?

--- ¿Cuándo empezaste a cuestionarme?--- Preguntó el mayor.

Cristian no contestó, bajó la mirada. El mayor se retiró sin decir alguna otra cosa.

~•~

Miré las hojas que posaban en mis manos, gráficas, resultados, lugares. Observé mi computadora, sin embargo comencé a sentir una ligera interferencia.

Me levanté de mi asiento y lentamente me dirigí a mi ventana. Entre los árboles, una silueta parecía vigilarme.

Salí corriendo hacia el pequeño parque, sin percatarme de que dos autos venían en ambos sentidos, por reflejo salté sobre ambos sin ninguna dificultad. Era tarde. Se había ido.

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