Capítulo 49.

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-¿Sabes lo de Rivera, él del equipo de fútbol?- Pregunto una voz desconocida, como si estuviera en el lavabo.

-¿Qué es mujer?- Pregunto otra voz -No puedo creerlo- Carcajeó.

-Yo tampoco, esas cosas son tan... ¿Raras?

Reposo su frente en la puerta, cerrando los ojos mientras oía aquella conversación.

-Y no lo parece, ¿Verdad? Pero ahora entiendo porque era tan callado, lo único que nunca entenderé es como Lucia García está con él.

-No ha probado un buen hombre así que se conformó con las sobras.

Los oía reír, gozando de sus burlas hacía él. Pero el silencio ahogo la habitación, y creyó que podía irse.

Abrió la puerta con lentitud, suspirando cuando se encontró a solas. Decidió salir, chocando con alguien más.

-Al...– Susurro Ana.

Se asombró un segundo, pero agarró con fuerza la mochila en su hombro y paso por su lado.

-Espera, quiero hablar- Pidió siguiendo sus pasos.

-Yo no.

-Alex- Alzó la voz, llamando la atención de las personas a su alrededor.

No dudaron en mirarlo, juzgarlo, compararlo con un hombre o una mujer.

Y como un niño sintió ganas de llorar.

-¿Por qué lo ocultaste? Pudiste contarme, no te hubiera dejado por esto- Señaló con las cejas fruncidas.

-No quiero hablar sobre esto, menos aquí- Susurro cerca de ella.

-Quiero respuestas, Alex.

Lo veía fijamente, pidiendo en silencio que se abriera con ella.

-Debo irme.

Se sentía inquieto, acelerado y temeroso.

No le importó que las clases aún no acabarán, ni siquiera que la directora lo esperará cuándo acabarán, solo quería irse.

Camino con fuerza lejos de Ana, de todo su alrededor, y lo hizo tan rápido que sin darse cuenta ya se hallaba bajando las escaleras de la entrada.

-¡Alexandra!

No quiso voltear, sabía que se referían a él pero se juró a si mismo que nunca respondería a ese nombre.

-¡Alexandra, no nos hagas buscarte!- Gritó otra voz a sus espaldas.

Siguió caminando, acercándose cada vez más a su auto.

Pero nunca llegó.

Sintió como un cuerpo bastante corpulento se abrazaba a él por la espalda, atrapando sus brazos entre los suyos mientras un golpe era soltado en su mejilla.

-Cuando te llamé, volteas- Bramo Nicolas -Me suspendieron por tú culpa, ahora por ti mi padre me quito las llaves del auto y no te puedes ni hacer una idea sobre lo enojado que estoy por eso.

-¿Es mi culpa que seas un idiota?- Pregunto con enojó, tratando de acercarse con violencia hacía él.

-Cállate- Ordenó, golpeando otra vez su rostro -Te he esperado todo el día, ahora es mi turno para disfrutar esto- Una amplia sonrisa adorno sus labios.

-¿Qué hacemos con él, Nicolas?- Pregunto un chico a su costado.

Alex forcejeaba, pero él chico que lo sostenía era casi tan alto como Matt, pero parecía más grande que él.

El idioma de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora