Capítulo 53.

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Guardo silencio cuando la vio reír, soltando los brazos de su cuello y acomodándose de costado.

-Abrázame- Pidió en un susurro.

No pudo negarse, no después de lo que había dicho antes.

Se limitó a recostarse detrás de ella, acercándola en un fuerte abrazo.

-Descansa- Dijo con delicadeza en su oído, besando con cuidado su cabello.

Pero Lucia no respondió, y por lo forma tan pausada y tranquila en que respiraba supo que se había dormido.

Sonrió fugazmente, aspirando el sedoso aroma que desprendía su cabello.

Prácticamente acababa de decirle que lo amaba, y aunque sabía que estaba con el alcohol nublando sus venas no pudo evitar recordar la manera en que lo miró.

Casi como si estuviera totalmente consciente, como si de verdad lo sintiera.

Sabía que la quería, la adoraba, todo de ella. ¿Pero la amaba?

¿Se podía amar a alguien en tan poco tiempo? Siempre creyó que no, pero en ese momento no supo que responder a esa pregunta.

Sentir el dedicado latir de su corazón cerca de sus manos, y escuchar su tranquila respiración le provocaba tantos sentimientos que al igual que siempre no pudo explicarlos, o nombrarlos con otra palabra que no fuera amor.

¿Alguien como él tenía derecho a ser amado completamente? Él, que no era capaz de amarse del todo a sí mismo, que usaba cualquier pretexto para diferenciarse del resto y que ocupaba el odio como excusa para esconderse.

Era débil, un niño que fingía ser un hombre, con la esperanzadora fantasía de ser uno del todo.

No creía merecerlo, pero qué bien se sentía creer que ella en serio podría amarlo.

Aunque fuera una mentira, qué lindo sería.

...

-¿Estás dormida?- Pregunto en la apagada habitación.

El sueño había abandonado sus ojos y su cerebro parecía estar tan despierto como si la mañana hubiera llegado, pero la verdad es que el cielo aún permanecía a oscuras.

Aunque Daniella y él se daban la espalda, algo le decía que la chica de ojos cafés también estaba despierta.

-¿Tampoco puedes dormir?

Quiso mantener el silencio, pero imaginarlo esperando su mirada la obligó a voltearse, encontrando sus amplios ojos color miel.

-La verdad no- Sonrió con timidez.

Ahora se miraban, estando ambos en la misma posición de lados, creyendo que el frio de esa noche intentaba unirlos.

-¿Hay algo qué te atormente?- Pregunto David.

Él, pensó.

Pero no fue capaz de decirlo.

-Pienso en Alex- Mintió -Lo que debe estar viviendo.

-Y lo que falta, aún quedan meses para graduarnos- Mencionó.

-Debemos hacer algo.

-No lo quiere así- Se encogió de hombros, acercándose sin querer -Prefiere evitar los problemas, y sabe que si responde será peor- Adivino -Así es Alex.

No respondió, sabía que nada cambiaría ese hecho.

Si algo sucedía sería porque el chico de ojos verdes lo permitiría.

-Y... ¿Todo está bien con Matt?- Preguntó.

-¿Por qué...?

-Te siento triste- Opino con timidez -Creí que podría ser por él- Señaló, apartando la mirada.

El idioma de tus ojos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora