💮Cap 23💮

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Se escuchaban unos llantos provinientes de una pequeña niña.
Alessa no dejaba de llorar, al despertar descubrió que estaba atada a la pata de una vieja cama.

Por suerte, sólo era su tobillo.
La cadena le limitaba moverse por el cuarto, que estaba oscuro y no podía tan siquiera encender la luz, el interruptor estaba lejos de su alcance.

La puerta se abrió de un golpe.
Mostrando a una furiosa mujer azabache.

---¡ya deja de llorar, maldita mocosa! ¡estoy harta de tus lloriqueos!
---Mikasa estaba en sus limites.

---¡quiero ir con mi mamá! ¡mamá!

La azabache la tomó por el cabello para luego jalarselo con brusquedad.
Los pequeños bracitos de Alessa no eran suficientes para safarse del agarre de su tía.

---¡me tienes harta, mocosa! ¡desearía que murieras de una maldita vez!

---¡ahh, me duele! ¡me duele!

Mikasa la soltó. Pero eso no detuvo sus lloriqueos.
Pensó en alguna idea para hacerla callar.
Se agachó hasta quedar a la altura de la pequeña, con brusquedad la tomó por el mentón.

---si no cierras tu boca, tu mami se muere...¿entendiste? me encargaré de matar a tu mami si no te callas ---la voz ronca de Mikasa aterró a la pequeña. En su mirada se reflejó el odio y la maldad.

Mikasa dejó a la pequeña sola, otra vez. Apagando la luz y cerrando la puerta.

Alessa, presa del miedo por la oscuridad, junto sus piernitas y ocultó su rostro. No podía dejar de pensar en su madre, no sabía donde estaba o porque su tía Mikasa la odiaba tanto.

---mami...ven a buscarme

Del otro lado de la habitación, Mikasa recibió una llamada de su tío Kenny.
De mala gana contestó.

---¿cómo esta todo por alla? ¿y la mocosa? ---preguntó Kenny.

---de lo peor, me vuelve loca con sus lloriqueos. ¿Qué haremos con ella? no voy a ser su niñera de por vida ---se quejó la azabache.

---llamé a Uri y me ofreció una fortuna por ella.

---¿de cuantó estamos hablando?

---unos treinta mil dólares, ¿qué me dices?

La azabache bufó.

---es un precio muy bajo, dile que la mocosa es de piel blanca y ojos finos. Te pagarán mejor que eso.

---como digas, Uri esta ansioso por ver a la mocosa, le pediré un millón si es posible. Pero te aseguro que habrá un buen comprador, ya lo verás.

---eso espero...

Luego de unas horas, Mikasa regresó al cuarto donde estaba la pequeña de ojos grises.
Con un mueca de desagrado se acercó hasta donde estaba.
Alessa se alarmó y trató de ocultarse bajo la cama.

---te trajé la cena, será mejor que te lo comas todo por que no volveras a comer hasta que yo diga ---mencionó la azabache. Dejó un plato con arroz medio cocido y un vaso de agua, que por cierto tenía un sabor extraño.

Nuevamente, la azabache abandonó la habitación.

Alessa tuvo que comer con sus delgados dedos. El arroz no tenía sabor y el agua no parecía ser potable.

Pero el hambre le hizo devorar el plato entero. Extrañaba la comida de su madre.

Sus lágrimas mancharon su ropa, sucia y rasgada. No podía llorar en alto o la azabache le daría una paliza.

Nuestra Familia [ERERI]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora