8.

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Golpes del alma.

Peter luego de salir de la oficina se dirigió a su maravilloso salón, en donde se encontraba aquel demonio llamado Flash.

Caminó por los pasillos desganado, empezaba a aburrirse de ser el blanco de abusos.
Luego de cruzar los animados pasillos llegó a aquel lugar, entró y para su desgracia el profesor Rogers aún no se encontraba ahí.
Y cuando entró se topó a Flash y su pandilla en los últimos asientos como de costumbre.
Peter maldijo mentalmente y se dispuso a entrar de una vez por todas, que más daba.

Se dirigió a su asiento, y estos se encontraban a algunos asientos de distancia de él.

—Hola, Peter —habló Flash en un tono burlón.

Peter no volteó y fingió que no lo había escuchado cuando en realidad lo hizo fuerte y claro.

—¿Qué estás sordo? —escuchó cómo el tipo se paró y dio unos pasos aproximándose a él.

Demonios, quería golpear a ese estúpido.

—Buenos días jóvenes —entró de inmediato el rubio con su característico buen humor, una taza de café y varios papeles.

—Tienes suerte, Parker —susurró Flash a Peter quien en ningún momento se volteó.

—Flash, ¿pasa algo? —preguntó el mayor mirando a Flash.

—No profesor.

—Entonces a su lugar. Gracias.

Peter sintió alivio al escuchar cómo el hombre se alejaba de él.
Gracias señor Rogers, pensó más tranquilo.

Entonces la clase comenzó con la extenuante charla sobre la patria, el cuatro de julio y demás parloteos que Peter sabía de memoria, pero despues de unos momentos empezó a interesarse más; entendió cosas que no había entendido anteriormente, también el profesor Rogers dio algunos datos muy interesantes que en otras instituciones no habían mencionado. Peter escuchaba todo muy concentrado, porque aunque quisiera actuar que no era inteligente y que no le importaba aprender, era inevitable al escuchar algo tan interesante como la historia de su país.

De pronto era momento del almuerzo, mientras tomaba sus cosas vio como Flash salió por la puerta y agradeció de que no le había hecho algo, cuando por inercia volteó el profesor Rogers le observaba.

—Peter, ¿podrías venir? —preguntó el rubio sentado en su escritorio.

Peter asintió y se acercó a con él, ¿en qué momento se habían ido todos?

—¿Como va todo, ya te sientes en casa? —preguntó el rubio.

Peter sonrió, era agradable saber que los profesores eran tan amables. Pero qué asqueroso ejemplo había usado.

—Aún no, es difícil acostumbrarse...

—Claro, es un cambio radical.

—Si, pero hago lo mejor que puedo...

—¿Que sucede con flash? —preguntó ahora más serio—. ¿Te ha hecho algo?

El Director Stark. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora