22.

1.5K 128 54
                                    

Nuestra historia de amor.

Era duro, por supuesto que lo era, porque verlo solamente en el instituto era una completa burla, necesitaba más, quería conocer el cielo y las estrellas junto al señor Stark, lo necesitaba, necesitaba ver esa sonrisa ladeada que su rostro emitía como un hermoso rayo de sol el cual necesita ver para saber que estaba vivo, y saber que Tony Stark lo amaba.

Peter se encontraba mirando al techo; inundando sus oídos de música, pensando en él, ¿quien más?
Sonreía como un tonto cuando recordaba hermosos momentos, cuando recordaba los melancólicos y cuando recordaba aquella noche junto a él; la mejor de su maldita existencia, y no solo por el hecho sexual, ¡fue más que eso! Quizá no tenía palabras para explicarlo; pero fue tan surrealista, tan inentendible y la vez no, fueron ellos amandose, ¡demonios!, quería explicarlo pero no sabia como hacerlo.

El señor Stark era como una linda melodía, era hermoso y único, jamás se aburría de verlo, podía hacer que Peter se estremeciera con una sonrisa o una palabra atrevida, así como se estremecía al escuchar una nota alta; Tony podía hacer que Peter se sintiera feliz con el solo hecho de estar ahí, Tony era todo para el menor. Y en ese momento esa hermosa melodía había terminado. ¿O solo se había pausado?

__________________________________

—¿Que que sucede, Peter? Hace poco te encontrabas tan feliz, tan lleno de vida, y ahora estás igual de... triste que antes —comentó May, en aquel dulce tono que le daba a su voz, haciendo que Peter empezara a sentir aquel familiar nudo en su garganta.

¿Que había pasado? Nada en realidad, solamente el hecho de que no podía ver al hombre que le daba sentido a su vida.

—¿Es por él, verdad? —preguntó May, al notar que no hubo respuesta y el semblante triste de Peter.

Peter ya había hablado con May de aquel hombre, pero no le había dicho todo por completo y quizá era hora de hacerlo.

—Si, mamá se enteró y me prohibió verlo.

—Oh, ¿es por lo de tu orientación? —preguntó May, luego puso la mano en su boca en acto de que no quiso decir eso—. Lo lamento Peter, esto es nuevo para mi, tú sabes.

—No es por eso, es porque es mi director —dijo Peter de una vez, dejando los rodeos para otro día, no podía cargar con ese peso, además May lo apoyaría, ella sabía lo que era amar a un hombre maravilloso.

La mujer quedó asombrada por tal confesión.

—Peter —fue lo único que logró articular la mayor, el mencionado no supo si había sido un regaño o una exclamación de impresión.

—¿Tú también me dirás que está mal? —preguntó Peter dolido, y tratando de no sonar grosero con la única persona de su familia que realmente lo quería.

—Yo no soy quién para decirte que está mal o bien, o qué debes hacer con tu vida, debo admitir que eso no es tan... normal. Pero, yo soy tu tía, Peter, te conozco y sé qué sea quien sea ese hombre te hace feliz, te pone una sonrisa en ese bello rostro que tienes, te ha acompañado cuando lo necesitas. Eres mayor y sabes lo que te hace bien o mal y si el te ama, ¿quiénes somos nosotros para destruir el amor? Recuerdo que tu tío Ben y yo nos amábamos así, él me apoyaba y yo a él, él me amaba y yo lo amaba. Él me hacía feliz y él siempre me decía que yo lo hacía feliz —finalizó la mujer sollozando—. Es hermoso pero lo último que quiero es que salgas lastimado.

El Director Stark. (Starker)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora