Cap. 2

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Sabia es Mamá.

Mientras tanto...

Bastante lejos, unos 3 jóvenes van saltando entre tejados y torres dirigiéndose al castillo de la ciudad de Hogwarts.

El primero es alto, delgado, con la piel bastante pálida, ojos grises hipnotizantes y el cabello corto y rubio platinado. Llevaba una camisa negra que le cubría hasta el cuello, menos las manos, donde tenía unos guantes especiales, unos cuantos cinturones donde guardaba algunas herramientas y armas.

El segundo era bastante parecido al primero solo que el cabello, también platinado, era largo, como el de una chica normal, hasta un poco mas de los hombros. Para ser un hombre, el cabello en ese estilo le quedaba bastante bien y daba un aspecto intimidante. Tenía los mismos artefactos que el otro, solo que con una bolsa de tela marrón.

El tercero y último era muy diferente a los otros dos. Era igual de alto, un poco más robusto, el cabello era un poco más largo y pelirrojo. Sus ojos azules eran muy bellos y su piel era un poco menos pálida que la de los otros dos.

Esquivando guardias y saltando entre torre y torre del castillo. Pararon en uno de los techos a organizarse. Los dos rubios sacaban una soga, un arnés y una bolsa. Mientras el pelirrojo solo admiraba el lugar desde esa altura.

- Wow... ¿A quién no le gustaría vivir así?

- Rider. ¿Que esperas? - Dijo el rubio de pelo más corto.

- Un segundo Draco. - Dijo observando el lugar. - Si, ya lo decidí. - Los otros dos solo se miraban extrañados. - Chicos quiero un castillo.

Draco puso una cara de cansancio, como si fueran cosas que el pelirrojo repetía día a día.

- Luego de este robo te comprarás tu castillo. - Dijo el de cabello largo, tomando al otro del cuello y poniéndole los arneses y lo necesario para el ultraje.

Abrieron una parte del techo, la cual al parecer estaba hecha de vidrio y con cuidado bajaban al pelirrojo a una habitación dónde habían al menos 5 guardias.

Estos protegían una corona de hermosas piedras, a la cual se iba acercando cada vez más el Rider. Con silencio la agarró y la guardó en la bolsa, bien, ahora solo tenía que jalar un poco la cuerda y sus compañeros lo subirían.

Aunque le hacía mucha gracia el que ninguno de los guardias se daba cuenta de su presencia hasta que uno estornudó.

- Uyy.. ¿Fiebre de invierno? - Preguntó despreocupado el chico.

- Si.. - Respondió el guardia como si no le diera importancia. Hasta que... - ¿Eh? ¡Alto!

Pero el chico ya había desaparecido por el techo dejando confundidos a todos los guardias.

- ¡No! ¡Regresa!

Los tres audaces ladrones ya habían salido del castillo, pero seguían corriendo libres y veloces, como siempre hacían para no ser atrapados.

- ¿Ya se imaginan mi castillo? Por que yo si lo hago. Todo lo que hemos visto y apenas son las 10 de la mañana. Caballeros... ¡Hoy será un gran día!

***

La chica castaña estaba muy emocionada y a la vez algo nerviosa. Guardaba sus pinturas algo apurada.

- Ya está. Hoy será un día muy especial Crookshanks. - Decía mientras el camaleón correteaba en sus hombros. - Hoy le diré. Le preguntare si puedo...

- ¡Hermione! - Se oyó una voz cantarina afuera de la torre. La chica se exaltó un poco. - ¡Deja caer tu cabello!

- Ya es tiempo.. - Dijo a Crookshanks, el cual se puso firme diciéndole a Hermione que debía ser confiada y segura. - Lo sé, lo sé.

Enredados - RomioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora