Cap. 8

90 9 0
                                    

Revelando secretos.

Ambos se encontraban con la oscuridad, el ruido de sus respiraciones irregulares y el alarmante agua que seguía entrando inundando la cueva. 

Intentaron subir más según las rocas iban ascendiendo. Pero Hermione encontró rápidamente que tampoco había salida. Ron observó el suelo y por más idiota que sonara incluso para él, decidió buscar una salida por debajo. Le dio la sartén a la chica y se zambullo en el agua. 

A penas diez segundos después, volvió a salir para respirar y volvió a hundirse. La castaña dejo a un lado su shock y empezó a golpear las piedras de la cueva con la sarten tratando de abrir una salida. El pelirrojo emergió una vez más, se quitó el cabello húmedo de la frente y con su fornido cuerpo empezó a golpearse a si mismo contra las paredes de la cueva. No podía ser tan resistente, tenía que haber un punto débil. Se levantó y se acercó a donde Hermione, con sus manos trató de quitar una de las rocas. La chica lo escuchaba gruñir por el esfuerzo hasta que escuchó un pequeño grito y vio como se encorvaba. Del esfuerzo Ron se había hecho un profundo corte en la palma de su mano derecha. Se lanzó otra vez al agua. 

La castaña intentaba sin éxito golpear las rocas con su ahora inútil arma. El agua ahora les llegaba mas arriba de la cintura. Se quedaban sin tiempo. 

El chico emergió otra vez apoyándose en una de las rocas, respirando a bocanadas de aire y quitándose él cabello de la frente.

- Es inútil... No logro ver nada..

Hermione miró él agua negándose a cree que iban a ahogarse. En desesperación ella misma se sumergió aunque ni siquiera pudo abrir los ojos, ya que unos brazos la estiraron de nuevo a la superficie. Empezó a toser en frente del pelirrojo.

- ¡Eh! Oye, no se puede. - La miró fijamente. - No se puede ver nada allá. - Le quitó un mechón castaño de la frente.

Ella abrió los ojos asustada, aterrada ante la inevitable situación. Aunque Ron creyó que se aparto por él gesto así que se alejo también algo apenado.

- Todo esto es culpa mía... Ella tenía razón, no debí hacer esto... - Se volteó hacia él chico que seguía recuperando fuerzas. - Como.. Como lo siento.. Ron..

Por culpa suya ahora no solo se arrastro a ella misma a su muerte sino que también a un joven atractivo que no tenia nada que ver. Se detuvo a pensar en esto último y se puso a llorar.

Sintió como él pelirrojo se acercó un poco a ella.

- Ronald.

- ¿Que?

- Mi nombre es Ronald Weasley. - Ella sonrió un poco. - Jamás se lo he dicho a nadie.

La castaña rió un poco. - Mi cabello mágico irradia luz cuando canto. 

- ¿Que? - No sabía que le sorprendió más, si la locura que había dicho o la naturalidad con lo que lo había expresado. Hermione se quedo pensando un segundo, no solo había revelado su secreto, había encontrado una salida. 

- Mi cabello...mágico.. ¡Irradia luz cuando canto!

Ahora el agua les llegaba al cuello, la chica se concentró en seguir cantando en su mente. 

- Flor que da fulgor, con tu brillo fiel... - Tomó una bocanada de aire y se sumergió. Vuelve el tiempo atrás volviendo a lo que fue...

Ronald abrió los ojos y casi soltó todo el aire que le quedaba al ver que efectivamente, el cabello castaño se iluminaba, parecía dorado. La castaña abrió los ojos y ambos pudieron ver con mejor claridad ubicándose en la cueva. Siguieron los cabellos que iban hacia abajo y descubrieron como el agua se filtraba hacia el exterior por una pequeñísima grieta entre unas piedras más pequeñas. 

Enredados - RomioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora