Cap. 4

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El trato.

Bellatrix al fin subió toda la torre y entró por la ventana.

- Traje algunas cosas y haré sopa de avellanas para cenar, tu favorita. ¡Sorpresa!

- Genial madre.. - Dijo sin prestar mucha atención. - Ehh, tengo que mostrarte..

- Ay, Hermione, odio tener que dejarte sola después de una pelea así y mas cuando yo no tuve ningún error...

- Mira madre, estuve pensando en todo lo que me dijiste y...

- Hermione. Espero que no estés hablando de nuevo de esas linternas.

- Luces flotantes. - Le corrigió. - Y...si, quiero hablarte sobre eso.

- Pero te dije que no quería hablar de eso cariño...

- Si, pero mira. Tu crees que no puedo cuidarme allá afuera.

- Oh, Hermione, yo sé que no puedes cuidarte sola allá afuera.

- Pero si me escuchas...

- Hermione...

- ¡Créeme!

- Hermione.

- Yo sé que voy a...

- ¡Hermione!

- Mira lo que... - Estaba apunto de quitar la silla que trancaba él armario.

- ¡OLVIDA LAS LUCES, HERMIONE! NO DEJARÁS NUNCA ESTA TORRE. ¡¡¡JAMAS!!!

Hermione algo asustada apartó la mano de la silla lentamente, observando como Bellatrix caía en su silla sentada.

- Ay... Genial. Yo soy la mala ahora.

Hermione observo él retrato que había hecho de ella admirando las luces y se dio cuenta... Que eso era. Un simple retrato. Miró al suelo y se puso enfrente de la silla para que Bellatrix no sospechara.

- Solo quería decirte que...ya...ya sé que quiero de cumpleaños...

- ¿Y que quieres ahora...? - Dijo con un gesto algo cansado.

- Quiero pintura... Una vez me trajiste pintura hecha de caracoles blancos madre.

- Pero ese es un viaje muy largo y lo sabes Hermione. Un viaje de tres días.

- Creí... Que era una mejor idea...que las estrellas.

Bellatrix la miro y se levantó a abrazarla.

- ¿Segura que puedes cuidarte sola?

- Si me quedo aquí, se que estaré bien.

Entonces empezaron a preparar un par de canastas y una capa para Bellatrix para que pudiera ir de viaje.
- Volveré dentro de 3 días... Te quiero mucho mi niña...

- Yo te quiero más...

- Yo te quiero aun más...

Y así vio como Bellatrix se despedía por última vez de Hermione antes de desaparecer por la cortina de enredaderas que daba al bosque.

Se aseguró de que se haya ido y corrió hacía él armario. Sacó la silla con cuidado y se escondió tras de esta. Suspiró algo nerviosa.

- Lista.

Agarró algo de su cabello y abrió él armario dejando caer al ladrón pelirrojo.

Con su cabello lo amarró a la silla; apagó todas las luces de la torre, cerró cada ventana y solo dejó abierto la luz del techo para alumbrarlo.

Enredados - RomioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora