Trece (1)

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Una tranquila habitación de hospital, llena de pequeñas luces tintineantes y el pitido constante de las maquinas

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Una tranquila habitación de hospital, llena de pequeñas luces tintineantes y el pitido constante de las maquinas. Yedam ocupaba su rostro en la esquina de la camilla, descansando en una incómoda posición. El sueño lo había vencido hace unas horas atrás y se quedó dormido mientras cuidaba de Doyoung. Yedam permaneció ajeno a su alrededor, sumiéndose en un profundo sueño. Su mente se remontó al pasado, dejándose llevar por los recuerdos, que su mente trajo atraves de sus sueños.


Corría en ese hermoso campo de dientes de león, de la mano de ese chico de cabello ondulado. La vista del campo asemejaba la nieve, debido a la cantidad de dientes de león. A medida que corrían atreves del campo, los dientes de león volaban alrededor de ellos. Las mariposas revoloteaban en el prado, justo como lo hacían en su estómago.

Llego a detenerse por completo, frente a esa pequeña casa de árbol, volvió su vista al menor. Su cabello rizado estaba desordenado y pequeños dientes de león se enredaban entre sus hebras. En su piel pálida, se resaltaban pecas. Esas mejillas rellenas, tinturadas de rosa. Llevo sus ojos hasta sus manos entrelazadas, que seguían unidas, a pesar de haber llegado a su destino. Doyoung sonrió para Yedam y llevo sus ojos a la casita del árbol. Abrió la boca sorprendido y termino por soltarle la mano.

_ ¿En serio es tuya? _Doyoung llevo su vista desde la casita hasta Yedam.

_Si. _ Yedam camino hasta Doyoung y se colocó justo a su lado. _ Mi padre la construyó para mí. _Yedam miro desde la casita hasta Doyoung. _ ¿No es genial? _

Doyoung asintió eufórico, seguía mirando la casita del árbol. _Es muy bonita. _

_Como tú. _ Yedam susurro, aún seguía mirando a Doyoung, quien seguía distraído, mirando la casita.

_ ¿Que? _ Doyoung estaba tan ocupado admirando los colores vibrantes de la casita del árbol, lo suficiente como para ignorar por completo el comentario de Yedam.

Yedam sonrió incomodo, su corazón hablo primero, que su cerebro. _Sube tu primero, no quiero que te hagas daño. _

Doyoung ladeo su rostro y sonrió plenamente. _Bien. _

Yedam apretó sus labios en una fina línea, apenas pudo vigilar a Doyoung mientras subía por las escaleras. Las pequeñas semillas de girasol, mezclándose con ese abundante cabello ondulado, lo traían completamente enamorado. El chico termino de subir las escaleras y lo saludo desde las alturas. Yedam sonrió ante el saludo y se limitó a subir rápidamente.

Doyoung veía por la ventana, realmente impresionado. _Puedo ver tu casa desde aquí, la vista es muy bonita. _

Yedam se sentó alado de Doyoung y se limitó a mirarlo fijamente. _Muy bonita. _

Doyoung sintió la vista de Yedam y se giró extrañado. _ ¡Hey! No estas mirando nada, solo me estas mirando a mí. _Doyoung susurro las últimas palabras de la frase, Yedam se colocó rojo y él se preocupó de que estuviese enfermo.

Yellow Socks || DodamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora