Un chico que ama los calcetines amarillos, con muchísimas ganas de vivir. Así se puede definir a Doyoung, de tan solo dieciséis años. Un chico que padece de anemia falciforme, condición que ha tenido desde su nacimiento y que ha venido cambiando su...
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¿Cuánto tiempo había pasado? Doyoung no lo sabía. Desde que Yedam se fue a Inglaterra, decidió dejar de contar los días que permanecían separados. Tal parecía que la suerte no estaba del lado de su relación, eso de poder visitarse el uno al otro parecía imposible. Justo como en las películas, los amantes se prometían cosas imposibles. Doyoung finalmente los comprendía, estaba viviendo las mismas cosas.
Un gran drama en su casa, ocultar su relación no era cosa fácil. Sus padres lo tenían sumamente vigilado, pero ellos decían que era por su salud. Hablando de la salud de Doyoung, el tratamiento de hidroxiurea estaba empezando a funcionar y su vida estaba volviendo a lo que se podía llamar normalidad. Volvió al instituto siento un estudiante de segundo año, estar justo en el medio era un poco extraño. Tenía exactamente diecisiete años, los cumplía justo ese mismo día.
Eran las siete de la mañana del cuatro de diciembre del dos mil veinte. Doyoung se había levantado mucho antes, había dormido lo suficientemente bien. Justo el día anterior, Jihoon le había celebrado una fiesta sorpresa, junto con algunos amigos y había regresado totalmente cansado. Al llegar a casa tubo su video llamada diaria con Yedam y seguidamente cayo rendido hasta el día siguiente.
Doyoung tomo su medicación con ayuda de un poco de agua y dirigió su vista hasta la pila de regalos. Doyoung sonrió por la fiesta sorpresa y por la cantidad de regalos. Incluso cuando todos insistieron en que los abriese, ya era muy tarde para hacerlo, así que había terminado por traérselos a casa. Se acercó mirando el papel de regalos, dándose cuenta de lo bien que lo conocían. Cajas envueltas en papel estampado de conejitos, calcetines amarillos y fresas.
Doyoung alargo su mano para tomar un regalo, cuando el olor a pastel recién horneado llego de la cocina hasta su habitación. Su madre siempre le preparaba un pastel de crema de fresas para su cumpleaños, era como una tradición familiar. Doyoung sabía que su madre lo traía a su cuarto a primera hora del día, tal parecía que se estaba demorando un poco, así que decidió dejar los regalos para comprobar porque su madre se estaba tardando.
Doyoung salió de su cuarto, escaleras abajo, hasta llegar a la cocina. Estaba a punto de asomar su rostro como un niño curioso, pero se detuvo al escuchar una extraña conversación. No paso de la puerta de la cocina, más bien se escondió detrás de la pared a escuchar. La conversación se escuchó aún más clara ahora que estaba en la puerta de la cocina, los murmullos se convirtieron en una clara confrontación entre sus padres.
_Tanto odiaste a tu padre por separarte de Hyojin, pero al final terminaste haciendo lo mismo con tu propio hijo. _ Sun hablo al otro lado de la mesa, desplazo el pastel sobre la plataforma de madera.
_Era un joven inmaduro, justo como Doyoung. Estoy tratando de salvar a mi hijo, como lo hizo mi padre conmigo. _ Hankeong se defendió de inmediato, llevo sus ojos hasta su taza de café, ya no quería seguir bebiendo su amargo contenido. Su pasado le revolvía las entrañas, le recordaba su inmensa cobardía.
