Capítulo XVIII

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Los días se pasaron como flashes y el tan esperado momento de la boda de Margaret y Gilthunder no estaba más de un día, esto tiene emocionados a todo el reino y nerviosa a la de cabellos lavanda, quien con el apoyo de sus hermanas, confiaba en que todo se llevará de acuerdo a lo planeado y sin problemas de por medio. 

Las tres doncellas supervisaban los últimos arreglos florales que llegaban de los jardines más hermosos de Britannia, hermosas guirnaldas de rosas blancas y lilas así como jarrones y en los candelabros colgaban hermosos arreglos de cristal. Simplemente hermoso a la luz del sol.

—¡Que emoción!— chillo la albina abrazando a su hermana mayor. —Mañana es tu boda— Margaret sonrió eufórica sintiendo el fuerte palpitar nervioso de su corazón.

—Ni me lo digas— suspiró calmando sus nervios.  —Estoy tan feliz y nerviosa—

—No tienes porque, digo ¿que es lo pero que puede pasar?— comentó Verónica. —¿Que vengan otros locos y nos ataquen?, ¿algo se estropee antes de la boda o...?— sonrió ladinamente. —Gil se arrepienta y te deje plantada en el altar...— la de cabellos lavanda se puso pálida y temerosa.

—¡Verónica!— regaño Elizabeth al ver la expresión de horror en la joven.

—Es broma y lo sabes— carcajeo ante la mirada fulminante de sus hermanas. —Todo saldrá bien— se acercó para abrazarla, sin embargo la futura novia mantenía una cara preocupante. 

—Pero es cierto...— murmuró soltando un suspiro  —¿Si alguien más intenta hacernos daño durante la ceremonia?—

—¿Hablas de Hendrickson y Dreyfus?—

—Nadie ha dado con su paradero y solo tengo miedo de que intenten hacer algo— titubeo. —No quiero que ustedes estén de nuevo en peligro.—  la menor la abrazo tranquilizando sus cuerpo tembloroso y sus inseguridades.

—Tranquila, papá se encargará de colocar varios guardias alrededor del pueblo y del castillo—

—No tienes de qué preocuparte, tenemos a Gil, Griamor y Meliodas— ánimo la de cabello corto.  —Todo saldrá bien, te lo prometo— dicho esto se unió al abrazo.

Mientras tanto, en el Boar Hat, los tres empleados se limitaban a atender los clientes que llegaban a la tienda, mientras Hawk corría contra el reloj de un lado a otro con una lista de nombres de los diferentes licores que manejaba.

Zeldris se mantenía concentrado limpiando algunos tarros y vasos desviando de vez en cuando su vista a la rubia, notando la tensión en ella desde hace tiempo y hoy no era la excepción, era como si hubiese descubierto algo y no queria decirselo.

—¿Que pasa Gelda?, desde hace tiempo estas distraida.— comentó el ojiverde limpiando los tarros.

—No pasa nada...— respondió sonriendo levemente.

—Si no pasara nada no estuvieras mintiendo—

—¡Yo no miento!— exclamó rápidamente.

—Ahora mientes al decir que no mientes— soltó una risita leve dejando el tarro de lado.—Si, definitivamente escondes algo. Creí que confiabas en mí.— hizo un pechero haciéndola sonrojar.

—Agh, no es eso...—  arrugó el entrecejo.—solo que no quiero darte falsas ilusiones y que todo haya sido alucinaciones mías...— la expresión de Zeldris se hizo más severa.

—¿Porque lo dices?— cuestiono, la rubia vio a su compañera atender a los clientes tranquilamente.

Le dio una señal  al chico para ir a la cocina por un momento, este sin preguntar accedió, esperando ansiosamente el por que la actitud nerviosa oji morada.

The Princess Knight || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora