—¿M-Mi hijo...?— titubeo posando su vista en su vientre —Nuestro... Elizabeth, ¿tu...?— asintió mientras mas lágrimas brotaban de sus orbes azules
—Si Meliodas, estoy embarazada— su corazón se detuvo escondiendo su expresión bajo sus cabellos rubios desilusionado a la doncella —¿Meliodas?— entre su voz llena de frustración, no espero a que este le abrazara sorpresivamente.
—No sabes lo feliz que hace saberlo ¡No puedo creerlo!— le escucho decir con tambaleante emoción —Gracias, gracias, gracias...— un alivio inundó en el corazón de la chica al ver respuesta positiva ¿Cómo fue capaz de dudar de su amor?
Este se aferraba a ella con extraños sentimientos mezclándose en su estómago, como si se hubiese enamorado nuevamente de su princesa, su corazón latía a un ritmo desconocido, el temor y la emoción lo dejaban indeciso a su verdaderos sentimientos en ese momento, pero no dudaba en que la amaba aun más, a ella y al hijo que habían engendrado; sin embargo, un pequeño, pero crucial detalle cruzó su mente.
—Pero ¿tu padre lo sabe?, ¿y tus hermanas?...¡¿ que dirán de ti?!, ¿el pueblo que pensará de esto? ¡¡Diosas!! Esto es mi culpa y ...y...— se separó de ella en un estado de pánico, pues bien sabía los protocolos de la realeza y su postura ante los "bastardos", pero su pánico no se detuvo ahí; más recuerdos de ella siendo herida de diversas formas durante la pelea llegaron para alertarlo —¡¿Espera?!, ¿desde cuando lo estas?, ¿todos esos golpes que recibiste?, ¿segura que...?— Elizabeth soltó una risita.
—Tranquilo. Merlín dijo que no había ningún riesgo del que preocuparnos, él esta bien— ambas manos acariciaron su estómago, logrando tranquilizarlo —Mi padre esta mas emocionado que nunca el saber que será abuelo y mis hermanas están eufóricas por la noticia— soltó un largo suspiro comenzando a juntar su rostro al de él —Estaremos bien, Meliodas. No me importa las opiniones de los demás o quien nos pueda juzgar. Te amo y si eso es un pecado, no me importaría volverlo a hacer, una y otra vez—
—Elizabeth...— sin esperar más, el ímpetu de su corazón solo rogaban volver a unirse en ese calor que se transmitían uno al otro con elocuencia. Simplemente la princesa terminó con la pequeña distancia entre ellos, reclamando suavemente sus labios en un vivaz beso.
Meliodas correspondió al instante que su piel toco la de ella, envolviendo su cintura para atraerla aun mas a su cuerpo con miedo a perderla, succionando sus labios suavemente, degustándolos, ansioso después de semanas separados.
En un jadeo tomaron distancia, inhalando el aroma afrodisíaco que comenzaba a emanar de sus impulsos, sin embargo, solo respiro profundamente, pues nuevamente había sido víctima de la codicia insaciable de su caballero. Sus manos inquietas ascendieron por sus delgados brazos hasta sus hombros empujándola suavemente contra la superficie blanda, escuchándola suspirar mientras su manos acariciaban de todas maneras su rostro varonil.
Ambas miradas se conectaron por un breve instante, en ellos habitaba una nueva ilusión, una nueva esperanza, una nueva oportunidad de avanzar y volverlo a intentar; simplemente no podían detenerse y dejarlo pasar, dejarían que la situación solo se diera sin pensar en el después o recordar el pasado.
Volvieron a juntas sus labios, esta vez el contacto fue tornándose mas intenso y voraz, manos comenzaban a revolotear en sus cuerpos. La boca de Meliodas se separo de los mohines de la princesa, comenzando en sus mejillas sonrojada, sin embargo, antes de que los labios del rubio pudiesen descender por su cuello y dar inicio a su juego, la puerta de la habitación se abrio abruptamente dejando a los amantes en un tenso momento al verse descubiertos.
—Hey capitán, el rey Bar... ¡Vaya!, ¿recuperando el tiempo perdido?— se burló con una mueca ladina al ver al varón quitarse de encima de la doncella.
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The Princess Knight || Melizabeth
FanficElizabeth, la tercera princesa de Lionés, es la típica princesa que no quiere un príncipe azul, sino a un platónico caballero de brillante armadura. Meliodas, el caballero de la última princesa de Lionés, tiene una única restricción, no involucrarse...