Capítulo XXXV

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Si pudieses escoger como torturarte, ¿Qué elegirías?. Soñar una y otra vez, revivir una y otra vez la misma pesadilla o temer a que posiblemente esto sea un futuro cercano. 

Las ruinas de Liones, como si una Guerra Santa hubiese arrasado con todo ser viviente, restos de plumas cual pétalos de rosas, marchitas; millones de soldados caídos y masacrados de las peores formas posibles, el cielo rojizo  en un panorama infernal. 

¿Acaso el fue el culpable?, ¿el provocó esto?. Su misma oscuridad en forma animal lo rodeaba de recuerdos de su pasado. La muerte de su madre, la invasión del reino demoniaco, la raptora de Zeldris, la forma en que el se convertía en uno de ellos.

Mierda... ya no lo soporto—  era como el mismo encerrado en una burbuja protectora, las garras de su oscuridad añoraban salir de ese campo —Ya basta...— gruño, cada vez era mas difícil contenerlo —¡¡¡Ya basta!!!— 

—Meliodas...— una dulce y familiar voz a lo lejos.

—Ya basta— se negaba a ver quien le llamaba.

Meliodas...— otra serie de voces, una tras otra taladrando en su mente dolorosamente.

Basta— jadeo.

Meliodas...— ecos al unísonos, varias conocidas y otras desconocidas girando a su al rededor, dando vueltas en su cabeza haciéndolo enojar cada vez mas.

—¡¡¡Cállense!!!— sus ojos negros cual carbón se encendieron en llamas moradas haciendo que despertara de golpe.

Jadeaba fuertemente, los cabellos se adherían a su frente sudorosa mientras su cuerpo temblaba de terror; su cabeza dolía y su corazón se oprimía como si de una corazonada se tratase. Tallo su rostro calmando su ansiedad, observando el cielo aun sombrío, el amanecer estaba a un par de horas.

—¿Meliodas?— hablo somnolienta la princesa a su lado removiéndose ante las sabanas. Este volteo a verla forzándose a sonreír levemente acariciando su cabeza con suavidad.

—Shh... Vuelve a dormir, yo tengo que irme, pero te veré después,  ¿si?— la vio asentir suavemente acorrucándose en la almohada. El se levanto de la cama buscando sus ropas para vestirse rapidamente —Te veré al rato, duerme princesa— murmuro pasando su pulgar en su mejilla —Te amo— deposito un beso en su mejilla arropando su desnudes del frio madrugador.

—Yo igual...— la escucho murmurar entre sueños.

[...]

Parpadeo un par de veces, esquivando el ataque directo de su compañero; era la cuarta vez que se distraía en la mañana de entrenamiento, la cuarta vez en la que casi sale lastimado si no fuese por su sentido común que se mantenía alerta aun que su subconsciente se encontraba desbordando de pensamiento tras pensamiento, preocupaciones cayendo de a montones.

Con un ágil movimiento rápido logro desarmar a su contrario quien quedo entre la espada y la pared literalmente.

—¡Wow!, esta vez te vez de mejor humor que de costumbre— el rubio rechisto con ironía ante la exclamación de Ban, bien había tenido una de sus mejores noches con su amada princesa, pero aquel sueño repetitivo solo arruinaron su humor.

—Supongo que esto fue mejor que la ultima vez— murmuro tomando un descanso —Mejoraste tus ataques, al menos piensas antes de atacar— felicito a lo que el oji rojo inflo el pecho de orgullo.

—Venia motivado— canto vanidoso mostrando una sonrisa picaresca.

—¿Elaine?— el albino asintió.

The Princess Knight || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora