Capítulo XX

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Agradezcan al castroso de mi gato que no me dejó dormir en toda la santa noche y pues me puse a actualizar >:v.
Espero lo disfruten...

[Una semana despues de la boda]

-¿Arthur de Camelot ?- arqueo ambas cejas observando el logo en la carta que la princesa sostenía.

-Si, ¡nos vendrá a visitar! - comentó con notoria alegría. -Ya lo extraño - musitó con una mirada que su caballero no pudo descifrar. Meliodas no pudo evitar sentirse incomodado por esa mirada, parecía ser alguien especial y cercano para ella . -¿Que tiene?- pregunto al percatarse de su ligero ceño fruncido.

-Nada - respondió severo desviando su mirada.

-Bueno, estaré con Diane y Elaine preparando unas cartas para Arthur- el rubio sintió una opresión al escucharla decir su nombre con tanta familiaridad -Y necesito un momento a solas con ellas si no le importa-

-Como guste- soltó un suspiro disimulando sus celos.

Era obvio y evidente para el que lo que sentía en ese momento eran celos, temor de que otro fuera quien captará la atención de Elizabeth y ella se fuera de su lado, pero por otro lado le hacía feliz que ella fuera feliz aunque no fuera por él; era tan confuso, pues solo se concentraba en mostrar desánimo.

Caminó por los largos corredores del castillo, a cada paso que daba y analizaba la situación, su tristeza poco a poco pasaba a enojo, ¿Cómo era posible que no pudiese decir unas simples palabras?; palabras que cambiarían para bien o para mal su relación con la princesa.

-Meliodas- el volteo a ver a la castaña ojiazul. -¿qué te parece ir a dar una vuelta?- sugirió melosa.

-Ahora no Zaneri, no estoy de humor- rechisto dispuesto a marcharse e ir a pensar a un lugar más tranquilo, pero la chica lo tomo por la muñeca impidiendo su huida.

-Por favor, siempre me rechazas - insistió. -Además, hay algo de lo que quiero hablar- agachó un poco la cabeza; él soltó un respingo.

-De acuerdo- dijo con resignación, volteo a verle sin ninguna emoción para asentir.

Los ojos de Zaneri se iluminaron; tiró de su muñeca guiandolo, ignorando el mal humor de Meliodas.

Durante el camino, se encontraron con el albino, quien paseaba relajado con sus manos detrás de la nuca.

-Hey capitán, ¿a dónde vas?- cuestionó Ban al ver al rubio caminar al lado de la chica. -¿Capitán? - ladeo la cabeza ante la ignorancia de este.

Meliodas no se detuvo a verlo, lo menos que quería en ese momento era dar explicación a algo que ni él mismo entendía. Por otro lado, su mejor amigo se alzó de hombros a continuar su camino a la biblioteca.

Una vez ahí, se encontró con dos chicas en el escritorio, parecían no haberse percatado de su presencia.

-Buen día señoritas- cantó alzando una mano en señal de saludo a ambas féminas que se encontraban escribiendo en hojas de papel.

-Señor Ban - esbozó una sonrisa la ojiazul. -Buen día-

-¡Ban! - exclamó la rubia bajando de los estantes para ir con el caballero, lanzándose a sus brazos para después pegar sus labios por un casto tiempo.

-¡Wow!, ¿ como?, ¿cuando? - Diane denoto sorpresa ante el gesto. -¿Ya lo sabe King?- cuestiono a lo que la pequeña chica le dirigió la mirada sonriente.

-Es una historia larga- cerró sus ojos suspirando. -Y no, aun no sabe. Estoy esperando el momento para decírselo sin que explote- la castaña soltó una risa baja dándole la razón, pues en el tiempo que llevaba conviviendo con el chico, había notado lo celoso y sobreprotector que llegaba a hacer con su hermana menor.

The Princess Knight || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora