Pues quien rezó demasiado para que sus plegarias fueron escuchadas, literalmente sentí un santo golpe caído del cielo...
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Fuegos artificiales iluminaban la capital de Camelot, deslumbraban sobre su hermoso rostro de mil colores; fuegos artificiales explotando en su corazón; fuego coloreando sus mejillas y cegando su razón.
Meliodas no dijo nada, solo volteo a dar la cara con determinación y ansiedad. El verde chocaba contra los alucinantes luceros de ella, mas de mil sentimientos reflejados, una mirada era suficiente para expresar y hablar, mas de lo que podían imaginar estaba a punto de ser realidad.
Destino, casualidad, suerte o juegos de la vida... Segundos tortuosos, ambiente agonizante, corazones temblorosos y manos ansiosas.
Ahora o nunca. Si o no. Correspondido o rechazado.
—Te dije una vez, eres mi razon de vivir y por eso debo protegerte— relamió sus labios —Pero ya no puedo guardar mas mis verdaderos sentimientos por ti...— murmuró Meliodas.
Por primera vez, por una sola vez, vacilante de sus sentidos y sin pensarlo dos veces acaricio su mejilla arrebolada, impulsando se hacia su rostro y estampar sus labios con los cerezos de ella en un profundo beso cargado de sentimientos finalmente liberados, sintiéndose ladrón por tomar lo mas preciado, arriesgandolo todo.
Elizabeth amplio los ojos sintiéndose desfallecer y su corazón detenerse en un shock, su primer beso había sido tomado de una manera dulce y cálida en un segundo a otro; tímidamente respondió al estímulo mientras cerraba los ojos y sus manos se aferraban a sus cabellos rubios para disfrutar de tan codiciada caricia. No lo dejaría ir esta vez.
Sus movimientos eran lentos y cariñosos, tomándose el tiempo para transmitirle todo lo que sentía, amando su aliento dulce y su sabor embriagante; su mano acariciaba su mejilla deslizandola hacia su nuca para acercarla mas a el mientras su otra mano estrechó su cintura haciéndola jadear con un sonrojo.
En un sonido sordo, sus labios tomaron distancia el uno del otro. Ella lo vio con un tenue arrebol, encantada y hechizada por su tacto que no dejó pasar un minuto antes de lanzarse a sus brazos buscando nuevamente su contacto. Esta vez de una manera mas atrevida, abrazo al chico por el cuello ladeando su cabeza, su boca se abrió mas para dejar que la lengua de su caballero acaricia la suya en una danza con pequeños tropiezos. La intensidad aumentaba, sus cuerpos ansiaban con necesidad, el calor del momento nublaba sus sentidos y su amor dejó de ser inocente.
Le encantaba, todo de ella...la dulzura de su boca, lo suaves que eran los mohines, la sedosidad de su cabello, la calidez de sus manos aferradas con las de él mientras sus dedos se entrelazaban.
Su cuerpo se inclinó de poco en poco contra ella, haciendo que ella terminara recostada sobre el verde y suave pasto, su cabellos plateados extendidos y sus manos como palomas revoloteando sobre su rostro.
La urgencia de respirar los volvió a separar, jadeando uno contra el otro con ojos entrecerrados.
—Te amo— murmuró entre sus labios sin pensarlo.
—¿Qué...?— musito aturdida.
—Te amo, Elizabeth. Como no tienes idea — la vio a los ojos dilatados y cristalinos, su flequillo descubrió su ojo enigmático, una pequeña sonrisa se curvo en su rostro acendrado. Con sus manos acarició su rostro enmarcando su mandíbula, su labio temblaba y las palabras no salían.
—Yo siempre lo he amado...Señor Meliodas— volvió a besarlo deseando que no fuese un sueño y si lo era no quería despertar jamás.
Con sus manos vacilantes acaricio su espalda subiendo lentamente causándole escalofríos a la chica. Sus besos cesaron de su boca continuando en sus mejillas rosadas hasta su mandíbula, aspirando su fragancia dulce, escuchandola jadear con apocamiento en el acto, sin embargo se detuvo ahí, no era el lugar correcto, ni siquiera debía atreverse a ir a mas y dejarse llevar, debía contenerse y no apresurar las cosas, sobre todo no quería asustarla.
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The Princess Knight || Melizabeth
FanficElizabeth, la tercera princesa de Lionés, es la típica princesa que no quiere un príncipe azul, sino a un platónico caballero de brillante armadura. Meliodas, el caballero de la última princesa de Lionés, tiene una única restricción, no involucrarse...