Capítulo XLIII

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Hasta ahora me he logrado conectar, pero bueno... prepárense para ver el Melizabeth derrumbarse de esta historia.

07...

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Elizabeth se veía horrorizada, no por él, mas bien le dolía que estuviese agonizando por culpa de ese extraño poder que crecía desde su interior. No terminaba de analizar que el era un demonio, pero no juzgaba esos hechos, tal vez como ella no lo sabía; aun así estaba dispuesta a ayudarlo sea como fuera.

—M...Meliodas— se levantó del suelo trémula comenzando a sollozar.

—E..liz... ¡¡Agh!!— el dolor de su cabeza era insoportable, el impulso le obligaba a lastimar como si esa fuera la cura a todo su sufrimiento. Simplemente se negaba a hacerlo, no quería hacerlo; era un miedo irracional .

—¡Meliodas!— trató de ir a él, pero ese arcángel de cabello plateado solo la sujetó fuertemente del brazo; no tenía la fuerza por mas que pataleara por zafarse de ese fuerte agarre.

—Te lo advertimos, es un demonio que solo busca a su víctimas para asesinarlas a sangre fría, está en su naturaleza demoniaca— comenzó Ludociel con una sonrisa victoriosa; sí lograba hacerle enojar una poco mas, la princesa no dudaría en proteger a los suyos de él, aunque eso los llevara a matarse mutuamente.

—No lo escuches, por favor Elizabeth...— musito aun con lo poco cuerda que se mantenía —No creas nada de lo que dice— suplicó al borde de las lagrimas.

—Mi señor, sí se sale de control destruirá el reino entero— musito la mujer voluptuosa con preocupación, tenía una esperanza escasa de que el líder recapacitara y terminara con ese plan que solo lo llevaría a su propia tumba.

—Tendré que contenerlo yo en todo caso— se acerco al demonio con una última intención.

—¡No!, ¡déjenlo!, ¡¡No le haga nada, por favor!!— entre su desesperación, la de cabello plateado comenzó a impetrar, temía por la vida de su caballero o lo que sea en lo que se estuviera convirtiendo, seguía siendo la persona que amaba y no permitiría que alguien le dañara.

Ludociel le observo con repugnancia como empezaba a desfallecer debido a su fuerza de voluntad, sin embargo, sus ojos ardieron en furia al sentir la mano del ser divino tirar de sus cabellos rubios hacia atrás dolorosamente para obligar a verle. Las marcas palpitaron sobre su piel, la adrenalina corría por sus venas y su cordura quedo escondida entre esa masa oscura e impenetrable.

—No quiero que me toques— una sonrisa se formó en su rostro, pero ni así el arcángel retrocedió para defenderse, sin embargo, un rayo de oscuridad lo lanzo a otro lado de la sala ocasionando que se golpeara violentamente contra el muro que quedo casi hecho añicos por el impacto.

—¡¡Señor Ludociel!!— exclamó la oji azul alada con horror al verle escupir una gran cantidad de sangre, cayendo débil al suelo. Mael tampoco dudo en soltar a la princesa para ir con su hermano mayor mal herido, pues aquel golpe le haba perforado el estomago. Sus labores como clan de las diosas no se hizo esperar y comenzaron a tratar esas heridas, sabiendo que tardarían con su poder, ya que el ataque de un demonio era tardío de curar e incluso imposible de tratar, algunos incluso morían al instante, eso si se trataba de un demonio de bajo rango.

Los demas se vieron temerosos ante la escena, la satisfacción en el rostro del demonio es una facción que no se le olvidaría a la peli plata.

—Capitán, resista— el albino gimio de dolor tratando de levantarse, pero solo consiguió arrastrase en el suelo, si no fuera por la rubia que trataba de mantenerlo quieto debido a su herida —Contrólate, ¡Agh!—

The Princess Knight || MelizabethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora