CAPITULO 12 ARCO Y FLECHA

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Todas las personas a nuestro alrededor corrían gritando "UNA EXPLOSIÓN EN LA FUENTE DE NEPTUNO", claro ellos no podían ver lo que realmente estaba pasando, la diosa estaba lanzando sus flechas al gigante, cada que la diosa acertaba el gigante soltaba un grito de dolor pero también le contestaba lanzándole escombros a Artemisa y tratando de agarrarla para lastimarla, pero la diosa era mucho más rápida y ágil y esquivaba todo lo que el gigante le lanzaba, tras de la diosa venia una multitud de cazadoras para ayudarle, el gigante lo anticipo y les lanzo un escombro del tamaño de una casa y les bloqueo el paso, Artemisa se distrajo solo un segundo para ver si alguna de sus cazadoras estaban heridas, cosa que el gigante aprovecho, arranco un árbol y usándolo como un bate gigante golpeo a la diosa con una fuerza colosal, Artemisa salió volando hacia los jardines frente a la fuente, justo a un lado de nosotros. Ágape y yo ayudamos a la diosa a levantarse, parecía que ese golpe si le había dolido, unas gotas de icor salían de su boca.

--No necesito tu ayuda joven semidiós, déjame, yo puedo sola— la diosa me dijo mientras me dirigía una mirada despectiva, intento levantarse, pero no podía.

--No me importa lo que digas, estas mal deja te ayu....—

Antes de que pudiera terminar el gigante se acercó muy rápido levantando el árbol listo para volver a golpearla, note que Ágape seguía aun lado de Artemisa así que me puse justo en medio del gigante y la diosa, el gigante dejo cae el árbol con toda su fuerza, levante las manos y detuve el árbol con todas mis fuerzas, el gigante al ver lo que había hecho, se quedó atónito y antes de que pudiera hacer más, sujete bien el árbol y lance al gigante muy lejos, el gigante se levanto muy rápido y corrió de vuelta a la fuente, para terminar ahora conmigo y la diosa. Artemisa me miraba con cara de mucho asombro.

--¿Pero qué clase de semidiós eres? ¿Quién es tu padre divino? —

--SOY LION BRAVEHERAT HIJO DE KRATOS, DIOS DEL PODER Y LA FUERZA, Y USTED ARRUINO NUESTRA NOCHE— le grite

Artemisa se sorprendió aún más, levanto su arco, apuntándolo hacia mí, coloco una flecha y disparo, la flecha; me paso a unos centímetros de mi cara, sentí el aire en mi oreja, volteé, y vi que a quien en realidad había apuntado era al gigante que estaba detrás de mí, la flecha dio justo en su cabeza y el gigante cayó muerto. Las sirenas de la policía local sonaban a lo lejos.

--Vámonos semidioses, si no quieren dar explicaciones a los mortales— Seguimos a Artemisa hacia donde estaban sus cazadoras.

--Están bien chicas? —la diosa les pregunto a sus cazadoras

-- Si mi señora, perdónenos por haberla fallado, no llegamos a tiempo—

--Tranquila hermanas, no fue su culpa, fue ese maldito gigante, es una peste—

--El se lo busco mi señora, solo un idiota de semejante tamaño se atrevería a capturar a una de tus ciervas— una de sus cazadoras se lo dijo Artemisa, ella era diferente a todas las demás cazadoras, la chica que camino al frente, tenía cabello negro en punta, ojos azules eléctricos y una chaqueta de cuero negra debajo de un abrigo polar plateado. Llevaba un aro de plata en la cabeza como una diadema de princesa, se veía muy imponente.

Esa cazadora definitivamente destacaba de las demás, tenía más presencia, Artemisa y sus cazadoras hablaban como si Agape y yo no existiéramos, tomé del brazo a Agape y le dije que nos fuéramos, pero la diosa al notar que nos alejábamos camino hacia Agape, la diosa me tomo de la ropa y me levanto, ella era muy grade.

--Espera joven semidiosa, ¿porque permites que este hombre te toque? ¿Quieres que lo fulmine? —

-- NOOOO MI SEÑORA CAZADORA¡¡¡ él es mi amigo es un buen hombre, si mas no recuerdo la ayudo con el gigante, le hubiera golpeado si el no hubiera detenido el tronco—Agape le grito

-- Pero como te atreves niña insolente, esa no es manera de dirigirte a Artemisa— una cazadora le decía a Agape mientras le apuntaba con su arco, yo seguía colgando de la mano de la diosa como a 5 metros del suelo ya estaba comenzando a molestarme, así que, con todas mis fuerzas aparte los dedos enormes de Artemisa de mi ropa y pude liberarme, la diosa hizo un gesto de dolor, como si se hubiera machucado.

--Vaya que eres muy fuerte, pero también muy estúpido joven semidios— Artemisa se agacho para verme

La cazadora que traía la diadema se acercó y se colocó entre la diosa y yo justo antes de que la enorme mano de la diosa casi me aplastaba.

--Mi diosa, perdone mi atrevimiento, pero ¿es verdad lo que dice la semidiosa? Porque si es así tiene una deuda de honor con este semidios y yo sé que usted es una diosa que paga sus deudas, porque usted no es como los hombres que fallan en sus promesas—

Artemisa hizo una mueca de fastidio y suspiro.

--Thalía Grace porque no me sorprende, siempre he pensado que tienes compasión por los hombres por tu aprecio a Percy Jackson y tu hermano, solo porque eres la mejor de mis cazadoras que si no... Pero si es verdad este semidios detuvo en seco el troco que venía hacia mí, debo reconocer que fue un poco impresionante ya que era un golpe que venía con demasiada fuerza. Bueno como sea mmmm... ¿cómo dijiste que te llamabas? ¿Frion?—

--Lion Braveheart—le contesto Agape

--Veo que le tienes cierto aprecio a este semidios niña, déjame adivinar eres hija de Afrodita, te pareces algo a ella, y bueno tu Lion ¿qué quieres como pago a tu poca ayuda brindada? —

--Creo que un simple Gracias está bien, no quiero nada más— le dije

--Crees que soy una malagradecida? Tu me salvaste de un golpe que pudo casi matarme, odio a los hombre, pero NO soy deudora de nadie, así que no lo preguntare de nuevo semidios, ¿Dime que necesitas? — se escuchaba algo molesta

Agape me hizo un gesto para que le dijera lo que necesitaba, la verdad no quería decirle no quería su ayuda, pero creo que sería peor no aceptársela.

--Bueno mi señora la verdad estoy aquí con mi amiga porque estamos en una misión, tengo que cumplir con 6 pruebas para redimir algo terrible que cometí, mi tercer trabajo es obtener un poco de la sangre de la cierva de Cerinea—

La diosa hizo una cara de sorprendida.

--JAJAJAJAJA ¿Y TU CREES QUE YO VOY A PERMITIR QUE MATES A MI CIERVA SAGRADA, LA UNICA CIRVA LIBRE? —

--No mi señora no quiero matarla solo necesito un poco de su sangre, una herida superficial, si pudiera tenerla cerca, no sé si usted pueda llevarme a donde ella esta, sería fantástico—

--Mira niño si es que accediera a tu petición, sería demasiado difícil, llevo milenios queriéndola capturar también, ¿cómo es que podría ahorita hacerlo? —

--Porque ahora nos tiene a nosotros para ayudarle—

--Vaya, me gusta tu actitud niño, arrogante, aunque eso también es un defecto— ella se redujo de tamaño, ahora era un poco más pequeña que yo, parecía una adolescente de 15 años, algo malhumorada.

--Hagamos un trato Lion, hijo de Kratos, te ayudare a capturar a mi cierva y me cerciorare que no le hagas daño solo unas gotas de sangre, y así no te DEBERE NADA—

--Me parece bien, muchas gracias, será un honor cazar con la diosa Artemisa—

--Un hombre un poco educado, quien lo diría, bueno los veo mañana a las 10 am en el café central, de ahí partimos hacia las tierras Hiperbóreas—

Antes de irnos me acerque a la cazadora que me había ayudado con la diosa.

--Gracias, ¿Thalía verdad? —

--De nada Lion, ayudaste a mi señora y eso que hiciste fue increíble--

Ágape y yo nos fuimos caminando al hotel, al llegar solo le pude desear que descansara y entre a mi habitación, me dolía un poco el cuerpo, pero sentir un dolor en el pecho por dentro, decidí bañarme y olvidar todo lo que había pasado con Artemisa. Me entregue a mi cama y dormí tranquilo, me recosté, pero pensando en Ágape, lo último que recuerdo que por mi mente rondaba, era "¿estará pensando en mí? ¿Cómo yo en ella ahorita?

LA PROFECÍA OLVIDADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora