CAPITULO 22 LOBOS ENTRE OVEJAS

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El silencio envolvía el ambiente mientras Ágape trataba de encontrar las palabras adecuadas para explicar lo que estaba sucediendo. Sus ojos hinchados reflejaban el dolor y la angustia que había estado guardando dentro de sí.

--Lion, lo siento mucho--, comenzó Ágape con voz temblorosa. --Debo contarte la verdad sobre todo lo que ha ocurrido.--

Me acerqué a ella, sintiendo compasión por su sufrimiento. --Estoy aquí para ti, Ágape. Puedes confiar en mí--, le dije con ternura.

Ella respiró profundamente antes de continuar.

--Ese chico... era un semidiós, hijo de Hefesto. Se enamoró perdidamente de mí, pero todo fue parte de una prueba impuesta por Afrodita.--

Mis ojos se abrieron con sorpresa ante sus palabras. --¿Una prueba? ¿Qué tipo de prueba?--

--Dentro de la cabaña de mi madre hay un club muy exclusivo que solo los mejores o más bien los más bellos y hermosos hijos de Afrodita podía entrar, una vez que pasabas la prueba de belleza física, tenias que hacer la prueba final, para ser aceptada entre mis hermanos semidioses, Afrodita me ordenó romperle el corazón a ese chico, enamorarlo perdidamente y después contarle la verdad, decirle que solo era parte de una prueba que nunca lo ame-- explicó Ágape con pesar.

--Pero él no pudo soportar la desilusión, una noche mientras yo dormía escuche como tocaban a la puerta de mi cabaña pero nadie quiso abrir pensando que era una broma de los hijos de Hermes, al otro dia temprano un grito aterrador despertó a toda la caballa e incluso al campamento, me levante rápidamente y lo que vi me heló la sangre, era Tom, así se llamaba el chico, colgado del cuello, ahorcado, se había quitado la vida. En su mano tenía una nota que decía "te amare en la siguiente vida Ágape", de inmediato apareció Quirón y Dioniso, Quirón les ordeno a todos los semidioses que se habían aglomerado ahí que se fueran a sus cabañas y no salieran hasta que se les ordenara, Dioniso me miro y me dijo: "Hefesto no estará contento"--

Un escalofrío recorrió mi espina dorsal al escuchar sus palabras. Solté a Ágape. --Dioses... ¿y qué pasó después?--

--Los dioses me castigaron, Lion--, continuó Ágape con voz quebrada. --Hefesto quería mi muerte pero mi madre intervino y le dijo que había sido su idea un jueguito tonto pero que no merecía la muerte, entonces Zeus me dijo que para enmendar lo que había hecho, debía hacer lo contrario: sanar un corazón roto.--

Asentí lentamente, tratando de procesar toda la información. Pero creo que ya sabía lo que venía --Entonces... ¿Tú decidiste hacerlo conmigo?, tu redención fue utilizarme como su salvoconducto?--

Ágape asintió con tristeza. --Sí, Lion. No sabía cómo enmendar lo que había hecho, pero cuando te conocí, sentí que había una oportunidad para redimirme, para hacer algo bueno después de todo el dolor que causé.--

Una oleada de emociones me invadió mientras absorbía sus palabras. Por un lado, sentía compasión por Ágape y el peso que llevaba sobre sus hombros. Por otro lado, me enfrentaba a la realidad de que había sido utilizado como parte de una prueba divina, pero lo que sentía por ella era real, la amaba y por eso dolía tanto.

Me aparte de Ágape lentamente, sintiendo un nudo en la garganta y un dolor agudo en el pecho. La traición, aunque impulsada por la redención, era igualmente devastadora. Las palabras resonaban en mi mente, repitiéndose una y otra vez como un eco doloroso. Se sentía vacío, como si una parte fundamental de mi se hubiera desprendido.

--No puedo... --murmure, mi voz era apenas un susurro roto--. No puedo seguir así.--

Ágape lo miraba con ojos llenos de lágrimas, su rostro reflejaba una mezcla de angustia y arrepentimiento. Extendió su mano hacia mi, buscando consuelo, pero yo retrocedí.

--Lo siento, Ágape. Pero no puedo estar contigo sabiendo que fui solo un peón en tu juego de redención. Lo que sentí por ti fue real, pero ahora... no sé qué sentir.--

Las palabras salían entrecortadas, mi voz temblaba con la intensidad de mis emociones. Me di la vuelta, sintiendo el peso del dolor sobre mis hombros. Eleanor observaba en silencio, su rostro reflejaba comprensión y empatía.

--Lion, por favor... --suplicó Ágape, pero ya había tomado una decisión.

Sin mirar atrás, me alejé de ellas, dejando atrás el amor y todo lo que alguna vez había significado para mi ella. Cada paso era una lucha interna, una batalla contra el dolor y la decepción. Me sentía roto de nuevo, como si hubiera perdido el rumbo de mi vida. Camine rápidamente en dirección a los árboles al llegar tome varias manzanas doradas, mire a los lados para ver si alguien me lo impediría, pero no vi a nadie ni llego nadie, el Gameboy sonó pero no quise mirarlo, lo que quería era salir de ese lugar solo, chifle muy fuerte y le grite a mis yeguas con la esperanza de que llegaran, unos minutos después llegaron hacia mí, me subí rápidamente y sin mirar a las chicas salí disparado lejos de las islas adentrándome en la oscuridad del cielo nocturno.

Mientras me adentraba en la oscuridad de la noche, una sensación de liberación comenzó a crecer en mi interior. Aunque el dolor seguía presente, también sentía una determinación renovada. Cumplir mi siguiente misión solo, sin ataduras ni expectativas.

Ágape quedó paralizada por el dolor y la desesperación. Se dejó caer de rodillas, sollozando en silencio mientras el peso de sus acciones la consumía. Había perdido a Lion, al único que había amado verdaderamente, y todo por su búsqueda de redención.

Eleanor se acercó a ella con ternura, envolviéndola en un abrazo reconfortante. No había palabras que pudieran aliviar su sufrimiento, pero al menos no tendría que enfrentarlo sola.

Mientras tanto, en la oscuridad de la noche, continuaba mi camino, con el corazón lleno de dolor pero también de seguridad. Aunque había perdido a Ágape, sabía lo importante que era terminar lo que había empezado.

LA PROFECÍA OLVIDADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora