CAPITULO 14 PROMESAS

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Mi corazón me decía que siguiera adelante con Agape, pero mi mente siempre me recordaba a mi esposa y mi hijo, sentía que los estaba traicionando, tenía muchas dudas, estaba muy confundido con respecto a mis sentimientos, me sentía algo extraño, como si algo me forzara a amar esta situación con Agape, pero mi mente luchaba por recordarme mis sentimientos por mi familia. Tenía una lucha interna fuerte y encima también tenía que cumplir con las pruebas, lo único que sé, es que cuando estaba con Agape, todo eso se me olvidaba.

Escuchamos como Artemisa nos gritaba... !!YA VA PARA HAYA, ATENTOS¡¡, sujete las riendas listo para la persecución, en ese momento frente a nosotros una cierva salió de entre los árboles, era hermosa, su cornamenta era de oro y sus pesuñas de bronce, no entendía cómo es que era tan rápida con el peso de sus cuernos y pesuñas, la cierva se detuvo por unos segundos en cuanto vio que le estábamos estorbando el paso, y enseguida hecho a correr en otra dirección así que les ordene a las yeguas que la sugieran, salimos disparados detrás de la cierva y aunque la yeguas corrían lo más rápido que podían, no alcanzábamos, pero no estábamos tan alejados de ella, era demasiado difícil mantenernos de pie en el carro ya que la cierva cambiaba constantemente de dirección y a esa velocidad también era demasiado difícil mantener sujetas las riendas del carro, pasaron algunas horas y ya estaba empezando a cansarme mucho Agape se le notaba cara de ya no poder más, pero no decía nada, mis manos me dolían mucho, estaba a punto de soltar las riendas, cuando Artemisa apareció en el carro y me dijo:

--Listo ya está cansada, ahora solo hay que conducirla cerca del lago, y después yo me encargo—

--Esta bien, nos mantendremos alejados, pero no tanto para estar al pendiente— le dije mientras la cierva se adentraba en el bosque

Artemisa desapareció del carro y les dije a las yeguas que se detuvieran, incluso las yeguas estaban muy cansadas así que deje que se alejaran para buscar agua y pastar, Agape y yo estábamos exhaustos, nos tiramos al suelo, en la hierba, las manos me ardían mucho y Agape lo noto, rápido saco de su mochila una pomada y unas vendas para curarme, cuando ella tomaba mis manos sentía emoción, sentía tan bonito que alguien me cuidara y se preocupara por mí.

--Recuéstate Lion descansa, necesitaras todas tus fuerzas por si Artemisa nos necesita— me dijo mientras recargaba su cabeza sobre mi pecho.

Solo pasaron unos minutos cuando me levanté y le dije a Agape que teníamos que ir a ver cómo iba Artemisa, ella se levantó también y me siguió, caminamos dentro del bosque a orillas del pequeño lago, cuando de pronto vimos a lo lejos a la cierva tomando agua y muy detrás de ella estaba Artemisa con su arco y flecha listos para derribarla, justo cuando pensé que todo saldría de acuerdo con el plan, en ese momento logre ver como un gigante, muy parecido al que ataco a Artemisa en Viena, salió de entre el bosque y de manera sorprendentemente rápida, lanzo un golpe a la cierva con un tronco enorme, salí corriendo lo más rápido que pude y me puse entre la cierva y el tronco intentando de nuevo detenerlo como lo había hecho antes, pero esta vez no me fue del todo bien, la fuerza de aquel gigante eran muchísimo mayor a la del primer gigante en Viena, aunque coloque mis manos para detener el golpe, fue inútil ante la gran fuerza del gigante, salí volando directamente al lago, lo único que alcance a ver fue que la cierva logro escapar del golpe, un frió desgarrador invadió mi cuerpo, me faltaba el aire, mire a mi alrededor y me di cuenta que me estaba hundiendo en el lago, trate de nadar hacia la superficie, casi no tenía fuerzas y me dolía todo, estaba a punto de perder el conocimiento cuando llegue a la superficie y pude respirar, ahora si sentía que me desmayaría, sentía un dolor intenso en el cuerpo y al final cerré los ojos.

Cuando abrí los ojos noté que estaba ya en la orilla del lago, Agape esta aun lado mío, totalmente empapada era claro que ella había ido por mí.

--¿Que paso? —

LA PROFECÍA OLVIDADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora