CAPITULO 26 LA PROFECÍA OLVIDADA

6 1 0
                                    

Al estar frente a la cueva, una sensación de inquietud me invadió. Sabía que liberar a Prometeo era una tarea delicada y llena de imposibilidades. ¿Por qué Zeus me había encomendado esto? ¿Acaso era parte de alguna broma? Sin embargo, tenía que cumplir con mi parte del trato para obtener respuestas.

Me adentré en la oscura cueva, iluminada solo por el débil resplandor de unas antorchas. Mis pasos resonaban en el silencio, aumentando mi nerviosismo a medida que me acercaba a la figura encadenada.

Finalmente, lo vi. Prometeo, el titán que me había mostrado la verdad y me ayudaba a redimirme, yacía allí, su mirada llena de resignación y sabiduría. Al verme, sus ojos centellearon con un destello de esperanza.

--Hola mi joven amigo que te trae por aquí? ¿Acaso Zeus no te ha dado la última prueba? --preguntó Prometeo con voz grave pero llena de curiosidad.

--Hola Prometeo me alegro de verte; No, si fui a ver al rey de los dioses y me dio mi última prueba-- le conteste

--Así? y necesitas que te ayude con eso?--

--A decir verdad ahora soy yo quien te ayudará, Zeus me ordenó que te liberara, vengo a romper tus cadenas -respondí con determinación, aunque con un atisbo de duda en mi voz.

Prometeo hizo una cara de sorpresa que por un instante me pareció algo exagerada y sobreactuada, pero rápidamente él asintió con solemnidad.

--Vaya que felicidad creo que Zeus me ha perdonado después de todo, adelante joven semidios-- el titan extendió sus manos hacia mi y comenzaron a materializarse unos grilletes con cadenas muy negras que sujetaban sus muñecas.

Saque mi espada y golpee los grilletes y nada, después golpee un eslabón y parecía no hacerle ningún daño.

--Usa tu fuerza descomunal estup... perdón joven semidios-- Prometeo me dijo en un tono algo desesperado, sus ojos estaban desorbitados y el sudor le escurría por el rostro.

Sujeté la cadena y con todas mis fuerzas rompí un eslabón, conforme cada eslabón se rompía, pude sentir la energía brotar de su figura con una fuerza arrolladora, justo cuando estaba rompiendo el último eslabón de Prometeo salió una onda de energía tan fuerte que salí volando y caí detrás de una pared, caí de espalda pensé que me desmayaba del dolor pero no fue así. Mire a un lado mio y vi a Ágape y Eleonor inconscientes y con cadenas sujetando sus pies.

--¡AL FIN LIBERTAD!- exclamó Prometeo, extendiendo sus brazos al cielo con una mezcla de alegría y poder. -La profecía se ha cumplido, ahora es mi turno de castigar a Zeus-- Una espada se materializó en su mano derecha.

Mientras Prometeo se glorificaba así mismo, fui a donde estaban las chicas les arranque las cadenas y comencé a agitarlas y hablarles para que despertaran, me enfoque en Ágape seguía agitando su cuerpo hasta que abrió los ojos lentamente, al regresar en sí, lo primero que hizo fue decir mi nombre y abrazarme, la abrace igual.

--Lion, Prometeo es malvado en realidad el te utilizo para que pudieras liberarlo, todo fue un plan que él hizo y tu eres su peón, debes de detenerlo, yo cuidare de Eleonor--

Sus palabras resonaron en mi mente mientras el aire se cargaba con una electricidad palpable. No podía creer lo que me decía, cómo era posible eso sí él era quien lo había ayudado para poder redimirme, justo cuando le iba a reclamar a Ágape, decirle que no mintiera de nuevo, una luz deslumbrante llenó la cueva y una voz tronó en la oscuridad.

--¡Con un demonio, como es que lograste liberar a Prometeo? ¡Solo un hijo mío puede hacerlo! se supone que deberías estar por siempre intentando liberarlo, así yo estaría con mi ninfa y no aquí para felicitar y abrazar a un semidiós insignificante-- gritó Zeus, su figura majestuosa y amenazante apareció.

LA PROFECÍA OLVIDADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora