Esta es la historia de Zee, un hermoso y poderoso vampiro de 2000 años, que tras la muerte de sus padres a manos de sus enemigos, se convierte en el Lord de toda una Comunidad Vampírica.
Constantemente sus dominios se ven amenazados, por lo que tant...
...-Algún día hijo todo esto será tuyo.... Tú los gobernarás a todos-dijo Kong a su querido hijo desde el final de la gran escalera, mientras le señalaba a los vampiros de su Comunidad, los cuales estaban disfrutando de la velada.
El joven vampiro de hermosos ojos, contemplaba a sus súbditos con el mismo orgullo y porte que su padre.
-Si, padre.
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-Venga, bajemos queridos míos, todos nos esperan -Habló Lyn junto a su hija, quienes se acercaban ya listas con sus mejores galas.
El vestido negro de la joven princesa hacían que sus ojos lucieran más hermosos, los cuales no pasaban desapercibidos para los muchos pretendientes que tenía y de los cuales ella no quería saber nada.
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Ambos gemelos no pasaban desapercibidos para nadie por su hermosa belleza y despertaban pasiones por donde quieran que fuesen.
La noche comenzó tranquila con una música muy agradable que cuatro damastos tocaban, esta continuó con la actuación de una vampiresa de unos 800 años, venida del Norte, la cual empezó a cantar sorprendiendo a todos con su espectacular voz.
Copas y más copas eran llenadas constantemente por los sirvientes, con la sangre de la mejor calidad, recolectada en una de las granjas del rey y de su familia, todo era poco para celebrar el medio milenio de sus hijos.
Al llegar casi al final de la fiesta todo se torció y la Comunidad fue atacada por vampiros enemigos, los cuales eran de otra Comunidad enemiga más salvaje y primitiva.
Su líder Singto Prachaya y Krist Perawat, su segundo al mando y amante, además de buena parte de su ejército de soldados, que aparecieron con sus espadas en mano y entraron en el gran salón dispuestos a arrebatarle el poder a los reyes.
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Rápidamente Kong, su esposa, sus soldados y los jefes de los clanes amigos que estaban en la fiesta, lucharon en la batalla que se inició, mientras que Zee y su hermana fueron llevados a sus aposentos por Panpond, otro guardián, el cual debía regresar al gran salón y luchar también.
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-Quedense aquí y no se les ocurra salir-dijo este abriendo la puerta de nuevo antes de salir.
-Yo quiero luchar al lado de mis padres-habló el príncipe muy preocupado.
-No alteza, debe proteger su vida....ustedes su demasiado importantes.
Este asintió con resignación y se abrazó a Janis, quien temblaba y lloraba llena de miedo.
-No te preocupes, nadie te hará daño.... Yo no lo permitiré.
-¿Por qué no nos dejan tranquilos?, nosotros no le hacemos daño a nadie.
Tras horas de lucha, Singto y Krist sesistieron y se marcharon por donde habían venido pues una vez más, había sido inútil su intento de arrebatarle el trono a los Pruk, aunque si los habían dejado mal heridos.
Tenían pensado regresar en otro momento y rematar lo empezado y así volverían con más soldados pues este estaba muy seguro de que el joven príncipe y la princesa no era rivales para él, ni para sus lacayos, una vez desapareciesen sus padres.
Pete y los demás guardianes cogieron a los heridos y los llevaron a la enfermería rápidamente, aunque las heridas no eran graves, necesitaron mucha sangre para regenerarse.
Con pesar descubrieron que habían perdido muchos soldados, estos habían sido decapitados y se habían evaporado, los habían cogido desprevenidos.
Minutos después, ya recuperados tras beber sangre de las granjas de humanos de su Comunidad, los Pruk volvieron con sus hijos para intentar tranquilizarlos.
-Padre necesito aprender a luchar-habló muy decido Zee-.... Yo también quiero defender a los nuestros.
-Hijo aún eres muy joven... tú estás destinado a gobernar.... Deja la lucha para los soldados.
-Pero padre, madre y tú luchais también.
-Si, es cierto, lo hacemos y hoy casi nos vencen...nuestra forma de lucha no es suficiente pero sé que tú hallarás la forma de proteger mejor estos muros y a toda la Comunidad... tengo fe ciega en ti hijo mío.
-Los dos la tenemos, cariño-dijo Lyn agarrada al brazo de su primogénito-... Tú y tu hermana llevareis la paz a nuestro clan cuando llegue el momento.
Aún así, Kong estaba muy nervioso pues el Clan de Singto y Krist no era el único enemigo, ya que también estaban los de otros clanes vampiros y los licántropos.
Se avecinaban muchas batallas y quizás era hora de acceder a la petición de su hijo y no estaba de más entrenarlo como un soldado además de como un Príncipe vampiro.
