VI

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Para su seguridad, todas las vampiras y vampiros más débiles fueron llevados al refugio subterráneo de hormigón y plata, ordenado construir siglos atrás por Zee, para así proteger mejor a su Comunidad durante los ataques de los distintos enemigos que pudieran atacarla.

Cada monarca invitado a la boda, junto a sus escoltas armados con las espadas y armas cargadas con balas de plata especiales para matar licántropos, se prepararon junto con el joven rey y su ejército para así combatir.

-¡Preparaos!, ¡ya están aquí!-Gritó Mean levantando su espada.

Parte de los licántropo fieros y salvajes entraron en manada, mientras que el rey y sus hijos mayores pacientes para atacar esperaban fuera de las murallas.

Saint, el hijo menor estaba en los túneles bajo tierra, oculto con el resto de la manada y preparados para recibir la señal e unirse si fuera necesario.

Una vez comenzada, la batalla era terrible para ambas partes pues muchos licántropos morían a manos de los vampiros y muchos vampiros destrozados por los feroces fauces y garras de los lobos

El rey licántropo y sus dos hijos se unieron a la lucha, al igual que un número mayor de los miembros de la manada.

Los licántropos acabaron con facilidad con los vampiros soldado con los que se toparon y arrancaron cabezas de varios de los monarcas invitados a la boda que se habían unido finalmente a la batalla.

Saint se sentía inútil pues no era tan fuero ni tan grande como sus hermanos, tampoco creía en la violencia, aunque ver morir a muchos de sus compatriotas le hacía enfurecer y querer revocar la orden de su padre de permanecer oculto mientras ellos luchaban.


Tras escuchar los gritos y gruñidos durante un buen tiempo, este pensó que ya que había salido de las cloacas quería luchar, ver a los vampiros de cerca y también temía por su padre y sus hermanos, así que sin que los demás se enterasen, logró escabullirse dando un rodeo.

Este quería demostar a su padre y a los demás que no era débil, que también podía luchar, quería ser él quien matase al temible rey vampiro, ese al que nunca había visto pero del que tanto se hablaba en su clan.

Tras caminar en la oscuridad, sin saber como, este se metió por un pasadizo y llegó a una gran habitación, la cual era muy lujosa y estaba iluminada con muchas velas.

En ella había una mullida cama y un gran armario, el cual estaba lleno de elegantes y hermosas prendas y complementos.

Comprendió que había logrado llegar a la mansión y entonces quiso salir por la puerta o por la ventana para llegar hasta donde estaba la batalla pero no pudo pues esta disponía de un moderno sistema de seguridad que cerraba puertas y ventanas automáticamente.

Saint intentó volver por donde había entrado pero el pasadizo había desaparecido tras un gran mural y no sabía como activarlo de nuevo, por lo que muy asustado, comprobó que se había quedado atrapado.

Durante horas siguió la batalla, hasta que el rey licántropo decidió ordenar la retirada pues tanto él como sus hijos estaban mal heridos y muchos de los miembros de su manada habían perecido.

Cuando regresaron a su subterráneo mundo, fue entonces cuando se dieron cuenta de que el príncipe menor no estaba y nadie sabía como había desaparecido.

Ninguno de los lobos que había estado con él oculto, sabía que había pasado, eso preocupó enormemente pues sabían que si los vampiros lo encontraban, lo matarían pues siendo más débil, no tendría posibilidad alguna.

Mientras que algunos licántropos que no estaban heridos, atendieron a los que si lo estaban, el rey ordenó que una partida de rastreo saliese en busca a su hijo menor pues quizás este estaba pérfido y quizás aún los vampiros no lo habían atrapado.

Entre tanto, los miembros supervivientes de la Comunidad vampírica se restablecieron agotando las reservas de sangre de la mansión llegada para la boda, por lo que Zee ordenó a dos de sus guardianes que fuesen a por más a una de sus granjas más próximas.

El joven rey ordenó finalmente desactivar el sistema de cierre y entonces regresó a sus aposentos para recuperarse de sus heridas sin que nadie lo molestase.

Cuando este abrió la puerta de su habitación, notó un olor extraño pero estaba demasiado agotado como para buscar su origen, así que se tumbó y cerró sus ojos mientras se recuperaba.

Saint que se había escondido en el interior del armario tan pronto había escuchado abrirse la puerta, decidió salir de allí para poder escaparse sin ser visto.

Este pasó de puntillas cerca de la cama donde el vampiro estaba tumbado con los ojos cerrados, pensó primero en matarle pero luego creyó que si lo hacía, no saldría vivo de allí, así que desistió y decidió salir por la puerta.

Ya casi lo lograba pero entonces se detuvo un momento pues su curiosidad por ver a un vampiro de cerca era muy grande.

Dudoso se acercó y asombrado contempló que el ser que tenía delante no se parecía en nada a los que aparecían en los viejos libros que había ojeado.

Este era muy parecido a los licántropos y a los humanos que había visto desde siempre, no entendió que tan terrorífico había en él.

Lo contempló embobado pues le parecía hipnótico y sin darse cuenta, comenzó a pensar que el vampiro tenía un hermoso cuerpo, al igual que su cara y su pelo, además de un olor muy atrayente y exquisito, nada comparado a lo desagradable que había escuchado siempre.

De repente Zee abrió sus rojos ojos y se incorporó, entonces lo sujetó rápidamente del brazo, sin darle siquiera tiempo a reaccionar.

-¿Quién demonios eres tú y qué haces en mi habitación?.

-¿Quién demonios eres tú y qué haces en mi habitación?

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11. Vampiros -Zaintsee -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora