XVI

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Singto y Krist esperaban en la colina junto con Max, Tul y parte de sus soldados, sus vástagos y lacayos.

En primera línea ofensiva estaban sus soldados más fuerte, fieros y crueles, para que fuesen abriendo paso, destruyendo la mayor parte de los miembros de la Comunidad Pruk.

Los aliados de Zee llegaron a la batalla, liderados por Mean y Plan y otros muchos, que vinieron tras las montañas.

Eso era lo que más enfurecía a sus enemigos, ya que a pesar de saber el riesgo que corrían y de que constantemente el rey les pedía ayuda, estos siempre acudían en su lado para luchar.

-Signto...ya le enseñé a vuestros guardianes la entrada secreta y también en donde está el refugio... Será imposible que el reinado de mi estúpido esposo no caiga esta noche.

-Excelente Lamai-habló el moreno acariciando su rostro-...excelente trabajo.

-Ahora págame mi parte y me largaré lejos de este lugar y también de mi padre-exigió la vampiresa.

Krist sonrió mirando a Singto y a sus otros aliados.

-Claro querida... te pagararemos lo justo, disfrutalo-dijo este mientras levantaba su espada y le cortaba la cabeza haciéndola cenizas.

-Gracias amor, ya estaba harto de escuchar a esa maldita perra-Dijo el moreno besando los labios de su amante.

Juntos rieron malévolos, junto con su aliada pareja mientras que lucha seguía y muchos vampiros de ambos clanes se evaporaban.

Dentro de la mansión, en lo alto del muro, Zee y sus gobernantes aliados, aguardaban el no tener que intervenir, pensando que sus soldados y guardianes serían suficientes.

De pronto a sus espaldas oyeron gritos y golpes y al girarse se encontraron por sorpresa con soldados de sus enemigos que había conseguido entrar en la fortaleza.

Zee no podía entenderlo al igual que los demás pues aunque sabían de la existencia de los pasadizos, jamás habían sabido como llegar a ellos.

Tan solo había un ser que lo sabía a parte de su hermana y de él pero se negaba a creer que Saint hubiese sido tan cruel y traidor como para revelárselo a sus enemigos.

-¡Mi rey!, ¿¡cómo han conseguido entrar!?-preguntó uno de los guardianes mientras luchaba con un fuero vampiro del clan enemigo.

-¡Ya nos preocuparemos de encontrar al culpable!, ¡ahora debemos resistir!-Gritó el rey mientras hacía cenizas un par enemigos.

Cuando parecía que estos habían desistido, uno de sus soldados gritó que había visto dirigirse a otros cuantos al refugio.

-¡Maldición!,¡Janis!, ¡Lamai!-Gritó Zee corriendo desesperadamente, seguido de Pangpond y unos cuantos más.

Guardando la fuerte puerta, había guardianes de la Comunidad, los cuales no pudieron resistir mucho el ataque, por lo que la puerta fue abierta finalmente sorprendiendo a los miembros más débiles que gritaban asustados mientras los eliminaban buscando a la princesa.

Cuando el rey y los suyos llegaron, ya no existían muchos de las vampiresas, ni los ancianos miembros de consejo, todos habían sido exterminados.

Uno a uno fueron terminando con los enemigos pero aunque creyeron destruirlos a todos, el interior del refugio aún quedaba uno de ellos, él cual tenía a Janis sujeta y con una daga en su cuello.

-Hermano, hermano-lloraba esta muy asustada.

-¡Sueltala ahora mismo!-gritó Zee furioso, con sus ojos rojos y sus colmillos afilados.

-Singto la quiere y debo llevársela o si no la destruiré aquí mismo.

-No, no le hagas nada, por favor-dijo el rey intentado calmarlo y guiándole el ojo a su hermana.

-Antes del amanecer tú y tu Comunidad seréis cenizas.-dijo entonces éste riéndose-...ya estás vencido Pruk.

Janis, que entendió la señal de su hermano, ladeó la cabeza mientras el vampiro se reía tras ella, momento en el que Zee aprovechó para lanzar su espada y clavársela en un ojo.

El vampiro gritó y soltó a Janis tirándola al suelo e intentó sacarse la espada pero no pudo, ya que rápidamente Pangpond corrió a su lado y lo hizo cenizas contándole la cabeza con un solo corte.

-¿Estás bien princesa?-preguntó el moreno y guapo guardián, ayudándole y clavando sus hermosos ojos en ella.

-S-Si g-gracias-dijo esta agachado la cabeza tímida pues ella le amaba en secreto pero nunca se había atrevido a confesarlo.

-¡Mi rey, rápido venga!, ¡Singto, nuestro enemigo lo está llamando a las puertas de la fortaleza! -lo aviso uno de los guardianes que llegó a su encuentro.

Este volvió a meter a su hermana en el refugio luego de abrazarla y de nuevo dejó guardianes custodiándola, mientras él y los demás volvían a la terraza más alta de la mansión desde donde miraban la parte principal de la fortaleza.

-¡PRUK!...¡COBARDE!...¿DÓNDE ÉSTAS?-Gritó el moreno-...¡TENGO UNA SORPRESA PARA TI!.

-¡Aquí estoy!, ¡Largaos de mi Comunidad, malditos!-Gritó el rey.

Singto rió.

-¿Tú Comunidad?...¿y sabe tu Comunidad que te follas a un licántropo?, ¡que retozas con él!, ¡con esta abominación a sus espaldas!-habló este mientras señalaba una gran jaula en la que Zee pudo ver a Saint encadenado y ensangrentado por los golpes.

El vampiro se quedó de piedra pues no se había esperado que fuesen capaces de saber del híbrido y mucho menos a usarlo en su contra.

-¿Qué demonios está diciendo ese loco?-preguntó el Duque y padre de Lamai.

Zee lo miró horrorizado.

-Pruk, te estarás preguntando como sé de tus amoríos en los túneles...Mis espías lo descubrieron....rindete y entregame tu reino y no lo meteré

-¿Qué haremos mi rey?

Zee estaba en silencio sin saber que hacer o decir pues por un lado no podía permitir que la Comunidad cayese en manos de sus enemigos pero tampoco quería perder al único ser que amaba.

11. Vampiros -Zaintsee -TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora