- ¿Puedo sentarme?
Habían pasado varias semanas, y al fin, Caspar había dejado a un lado su orgullo, para decirme un simple "puedo sentarme". Sin ni siquiera abrir la boca, para otra cosa que no fuese llevarme la cucharada de sopa, le hice un gesto para que lo hiciera.
- ¿Podemos hablar? - preguntó.
La cafetería era casi tan ruidosa como siempre, y yo me seguía sentando en el mismo sitio, con la misma gente que me había secuestrado. Me podría llamar a mi misma hipócrita, pero llamarme a mí misma así, ya demostraba que no lo era. Superviviente; esa era la palabra.
-Porfavor - insistió él.
En silencio, me giré, y le miré muy fijamente a los ojos, con cara de póker. Mi mirada decía: Adelante. Estaba cabreada con él, por haberme ignorado tantos días seguidos, y también porque se hubiese acostado con aquella chica... sí que soy una hipócrita.
-Está bien - un deje en mi voz decía que estaba malgastando mi tiempo con él - ¿Qué quieres?
-Llevo unos días... - sus palabras parecían no salir de su boca, como si fuese un esfuerzo enorme decirme las cosas a la cara - Llevo unos días pensando - Tenía ganas de gritarle "Oh, ¡bien por ti!", y aplaudirle de forma irónica; pero me contuve, debía escuchar primero, y juzgar después -. No significó nada para mí.
- ¿Y que quieres que te diga? - sé que se refería a lo de no significó nada para mí, pero lo que no entendía era, ¿Por qué debía tener yo una opinión en ello? - Es tu vida, Cas, haz lo que quieras. Al menos yo, te dejo explicarte - Supe que eso le hizo daño, cuando sus pupilas se hicieron pequeñas.
Como no decía ni hacía nada, me levanté con el plato y el vaso. No tenía tiempo que perder, pues Edric y yo habíamos quedado para seguir con nuestra investigación en la planta de arriba.
-Espera - me sujetó el brazo. Que puñetera manía con cogerme dramáticamente del brazo. Me volví a sentar, por pura educación, intentando no montar un escándalo; pero mirando nerviosamente hacia la salida. Edric me miró desde ella, y subió por las escaleras. Era nuestra señal, debía darme prisa - Explícate - Lo miré incomoda. ¿Ahora quería que me explicase?
-Creía que te quería - empecé a decir, pero esta vez, no era capaz de mirarlo a la cara - Pero no es así. Hay alguien más...
-Edric - asentí con la cabeza, estaba dolido, lo veía. ¿Pero porque me debería importar? Él me hizo daño antes.
-Sí.
- ¿Te trata bien?
-Sí.
- ¿Y él te quiere? - esa pregunta se clavó en mi interior, ¿lo hacía?
- Eso creo.
-Está bien - quise irme corriendo, estaba incomoda en esta situación. Pero a la vez, quería quedarme para ver como continuaba la cosa - Espero que lo haga, como lo hago yo - oh, no - No me malinterpretes. No soy el que va a ir siempre tras de ti. Eso no va a ocurrir. Quiero verte feliz, porque te lo mereces. Y si eso significa dejarte ir, y verte siendo feliz con mi némesis - reí ante esta afirmación, y él simuló una sonrisa - Lo haría. Todas las veces que fuese necesarias.
-Entonces... ¿estamos bien?
-Eso creo.
Dejé que el silencio entre nosotros dos durase unos segundos más, y acto seguido me lancé a abrazarlo, muy lentamente. Puede que esa fuese la última vez que tendría su pecho tan cerca del mío. Huele a canela.
-Por cierto - dijo él - ¿Te ha llegado algo más de - se acercó para hablarme más bajito - el circulo negro?
-No... ¿por?
-Es extraño, ¿no te parece?
-Un poco sí, la verdad...- pensé en que Edric era el líder, y en que ahora, hacer más reuniones no tenía sentido, pues estábamos muy ocupados haciendo todo eso; pero entonces, una idea brilló sobre mi cabeza, como una bombilla - Caspar, eres un genio.
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Athens©
Teen FictionCharlotte decide cumplir la última voluntad de su madre: ingresar en la prestigiosa academia Athens. Edric, un chico dejado al nacer frente la misma escuela, que no conoce nada más allá de sus muros, lucha por saber quién realmente es. Caspar, la o...