veintidós.

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Murcia, España, diciembre 2018.

Oriana Pérez.

— ¿dónde andabas? —me giro lentamente para encontrarme a la argentina con sus manos en la cintura, sonrío inocente pero ella sigue manteniendo su rostro totalmente serio— vení. —la sigo hasta la cocina y me siento en la isla mientras ella se prepara un mate.

— andaba viendo a ginés. —contesté, se giró de forma dramática para verme.

—¿me estás jodiendo Oriana? —me dice y yo niego— pero si hace unas semanas casi se cagan a trompadas ¿y hoy fuiste a verlo? —asiento y ella lleva su mano a su frente— ¿a qué fuiste?

—no sé si sabes, pero acaba de sacar un tema —dije mientras jugaba con mis dedos— y bueno, fui porque me lo pidió, y me dijo que ese tema es nuestro.

—al fin se animó el pedazo de puto a decirte que uno de sus temas está inspirado en vos —dijo y y junté mis cejas— ¿me vas a decir que no sabías? reina, escucha maldición y después venís, y hablamos —me dice y yo río— bueno ¿qué más pasó? ¿se besaron, te tomó la mano, le hiciste un pete? decíme que mínimo se dieron un pico, porque no me jodas que saliste a cagarte de frío para nada.

—no pasó nada —respondí— no creo que sea bueno que pase algo.

—si ustedes no se besan, van a terminar muriéndose de la tensión, porque a mí no me tenés que mentir, ambas sabemos que querés comerle la boca, y él a vos.

—bueno vicky ¡ya! —digo apenada— es más ¿qué haces tú aquí?

—te recuerdo que soy tu cuñada, y que vives con tu hermano, estábamos gar...

—¡basta! —grito y ella ríe— ¿Pablo está despierto? —digo y ella asiente— dios, mejor me voy a dormir, quiero cuidar mi salud mental. —digo y ella ríe.

—descansa Ori —le doy un abrazo y subo rápidamente las gradas para ir a mi habitación y poder descansar.

Murcia, España, 25 de diciembre del 2018.

Ginés Paredes.

estaba con mi familia, la cena navideña había acabado, y ya habíamos abiertos los regalos, mis hermanos estaba felices y emocionados con sus regalos, y yo me sentía tranquilo y contento del día tan ameno y familiar que habíamos tenido, ya era tarde, y todos estábamos cansados. Durante todo el día no pude dejar de pensar en Oriana, mi mayor regalo sería poder arreglarme con ella.

siento una presencia a mi lado, giro mi cabeza y me encuentro con mi hermana, que toma asiento junto a mí, estábamos sentados en la escalera.

—¿qué pasa?

—¿qué pasa con qué? —digo y ella rueda sus ojos, me tenía poca paciencia.

—contigo Ginés —me responde— ¿no te has arreglado con oriana, cierto? —pregunta y yo niego con la cabeza— ¿y que estás esperando? ve y arréglate con ella, pídele perdón, y actúa, deja de consumirte por el dolor y actúa. —me sorprendo ante su regaño.

—he hecho de todo Jime, no hay forma, sé que no hay forma.

—si no te levantas y vas, yo te saco a patadas, elije —me dice y yo río, le doy un abrazo y me levanto— por favor, no hagas más lío.

salgo de mi casa y cruzo la calle, el cielo está totalmente estrellado. Me coloco frente a la puerta y la toco un par de veces, espero que sea Oriana quién salga abrir, escucho unos pasos acercarse, el sonido de cuando se gira la perilla y la puerta se abre.

—Ginés ¿qué haces aquí? —dice sorprendida mientras sale y cierra la puerta a sus espaldas— ¿y tu familia?

—está en casa, pero Oriana, yo no vengo hablarte de mi familia, yo necesito decirte cientos de cosas, necesito decirte que me haces falta, que te necesito en mi vida, que necesito que volvamos a ser Ginés y Oriana, te quiero pedir perdón por haberte alejado de mí, soy un imbécil, no pensé en el momento e hice una idiotez, me siento perdido sin ti, y te necesito nuevamete. —digo y ella se queda en silencio procesando lo dicho.

—Ginés —me dice mientras toma mi mano y nos sentamos en el escalón de su casa— yo también te extraño, no tienes idea cuánto, me haces falta, pero ambos sabemos que las cosas no serán como antes, porque los sentimientos que ahora habitan en nosotros, no son únicamente los de la amistad —dice y yo asiento— pero no mentiré, te necesito, pero escúchame —dice mientras me toma de la barbilla con cuidado para que la vea— necesito a Ginés.

—¿quieres a Ginés? pues tendrás a Ginés —respondo y ella sonríe.

—pero te lo digo en serio, y necesito que me digas que es lo que quieres, porque tengo una promesa que cumplir, y no estoy para juegos y rodeos, puedes ser directo, así nos ahorramos muchas cosas.

—te quiero de vuelta, te quiero conmigo, te quiero para lo eterno. —respondo y ella se sonroja, con cuidado tomo su rostro entre mis manos y me acerco, haciendo un torpe roce con nuestras narices, lo que pinta una sonrisa en el rostro de ambos. Cuántas veces me imaginé esta escena, siempre la vi lejana, ahora que es real, la emoción sobrepasa mi cuerpo.—Oriana, tú eres para mí lo que era la estrella de Belén para los reyes magos, tú eres quién me guía, tú eres la supernova entre nosotros —sus ojos brillaban tan bonitos que podía verlos siempre.

sin alargar más esto, hago que nuestros labios se junten, logrando que sienta millones de cosas, y que mis sentimientos se alteren, sentía una fiesta de sensaciones dentro de mí, sus labios eran suaves, los movimientos que sus labios ejercían me encantaban, y las ganas de besarla más y más me atacan de manera fuerte. Sus manos juegan con mi cabello, y las mías están a los lados de su rostro para tenerla cerca a mí. Mi corazón palpitaba rápidamente, y yo me sentía feliz, no existe palabra capaz de explicar lo que siento en este momento.

sueños interpuestos ; walls. Where stories live. Discover now