diecinueve.

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Bilboa, España, noviembre 2018.

Oriana Pérez.

— ¿por qué no fuiste a la fiesta? —dije viendo a mi amiga mientras salía del baño ya con su pijama puesta, ambas estábamos con pijama dispuestas a descansar.

— porque no te iba a dejar sola, y luego me enojé con walls por su actitud de mierda y no quiero verlo —respondió— además con que falte a una fiesta no significa que me vaya a morir. 

—no me agrada walls, extraño a mi Ginés —confesé— extraño lo que éramos, creí que jamás cambiaría, pero me equivoqué, ha cambiado y mucho. —dije con cierta tristeza.

—no mereces estar mal por culpa de ese gil —respondió la argentina— walls no te sabe valorar, y por lo visto Ginés tampoco, si Ginés te valorara no se hubiese comportado como lo hizo, y tú hiciste bien en no callarte, si él se hace el canchero, vos le demostrás que no te dejas de nadie y menos de un pelotudo como él. —sonaba como una charla motivacional.

—me siento muy confundida, por me da tristeza el sentir que lo perdí, pero me enoja que sea un gilipollas, solo me dan ganas de pegarle para que vuelva en sí y deje de ser un chulito de mierda —dije molesta— Vicky, él está perdido y necesita ayuda. —la ojiverde iba a decir algo pero el llamado a la puerta la interrumpió. Me levanté de la cama y fui abrir, detrás de la puerta estaba el rubio.

—¿qué haces aquí? —dije con evidente enojo.

—quiero hablar contigo —respondió mientras veía hacia sus zapatillas— a solas si se puede. —miré hacia dentro, Victoria enarcaba su ceja y estaba cruzada de brazos.

—saldré, pero vuelvo en cinco minutos y cuando vuelva no te quiero ver acá. —lo señaló, salió de la habitación y el murciano entró.

—¿qué pasa walls? creí que era aburrido quedarse en el hotel, porque eso fue lo que dijiste. 

—no me digas walls, no me gusta —su tono de voz era bajo, como si estuviese apenado— dime ginés, por favor.

—no —respondí y él alzó su vista para verme— no eres Ginés, eres walls, Ginés no se comporta así, o no sé realmente, no sé si la versión del Ginés que era mi amigo ya no existe.

—aún está, tú Ginés aún está Ori —dijo tomando mi mano pero rápidamente la quité, estaba demasiado molesta.

—no, tú eres un chulito de mierda, ¿siempre cargas esa actitud de gilipollas? no te entiendo tío, si en Murcia eras una paloma indefensa y hoy te comportas así, y tratas de humillarme, posees un orgullo que no te conocía, y que ojalá no lo hubiese conocido. —dije molesta, él simplemente asentía.

—Ori te extraño, y una parte de mí te necesita, tú eras mi polo a tierra, pero te fuiste y no supe qué hacer, la fama empezó a llegar, y yo me empecé a perder, no sabía qué hacer y me dejé consumir por todo lo que trae, y ahora que quiero salir de este hueco emocional no puedo —decía mientras me veía— aquella noche en tu casa, me sentía en paz, me sentí como Ginés nuevamente, me sentí bien, me haces bien. —dijo tomando mi mano nuevamente.

—no puedo dejarme llevar más por palabrerías, vienes aquí y te muestras como oveja, pero no puedo confiar si después aparecerás como un lobo —dije soltando quitando mi mano nuevamente— y escúchame bien —dije señalándolo— a mí no me vas a volver a tratar así, y si lo haces prepárate, yo tengo sueños y promesas que cumplir, y no permitiré que los comentarios de un niño pijo me hagan sentir menos o me detengan.

—Oriana, perdóname por haberme comportado así, estaba molesto y celoso, que no pensé, y me dejé llevar, discúlpame si te hice sentir mal —dijo.

—¿celos de qué? no me jodas walls, por favor vete, no quiero verte. —dije caminando hasta la puerta y abriéndola para que salga.

—¿podremos hablar luego? dime qué tengo que hacer para estar bien. 

—actúa —respondí— yo no necesito palabras, necesito acciones, míranos, ni tan siquiera hemos entablado nuestra amistad nuevamente y ya estamos mal. Necesito a Ginés, a mí Ginés, no a walls, porque walls me provoca estar lejos de quién realmente quiero, y mientras él siga apareciendo no daré un paso adelante. 

el murciano asintió y salió de la habitación.

sueños interpuestos ; walls. Where stories live. Discover now