sueños interpuestos ; walls.

once.

Murcia, España, octubre 2018.

Ginés Paredes.

ella sale de la cocina y sube las gradas que dan hacia su habitación, la observo hasta que silueta se pierde, y vuelvo mi vista a los chavales.

—¿qué vas hacer con ella, Pablo? —inquiere Vicky.

— ¿con qué? —dice el barcelonés mientras mueve su café.

—con todo, sus estudios, ¿la llevarás contigo a tus fechas? ¿Qué harás con ella? —repite.

—sé que no querrá ir a las fechas, nunca le ha gustado ser muy expuesta, y lo sabes —responde— y con lo de la carrera pienso que puede matricular en la misma universidad que tú ¿no? No quiero que deje de estudiar, ni que se detenga y no cumpla sus sueños.

—¿sois muy contrarios, no? —dice Alejandro.

—sí, bastante, ella es más reservada, y más de hacer y cumplir, es una chavala muy inteligente, si por mi fuese la tendría en una cajita pa' que nadie le haga nada. —hablaba Pablo, todos los vimos enternecidos.

me quedo pensando en Oriana, y en mi necesidad de hablar con ella, no podía subir como si nada a su pieza, Pablo me bajaría rápidamente, porque ya no existe aquella confianza, y no me daban los huevos para decirle "bro ya vuelvo, voy hablar con tu hermana."  Así que mi cerebro ocurre al básico recurso de pedir el baño prestado.

—tío, ¿me prestas el baño? —le digo a Pablo y este asiente.

—no necesitas que te diga dónde está, si antes pasabas aquí metido hablando con Oriana. —responde.

—espera, ¿Walls conoce a tu hermana? —pregunta Sergio.

—se conocen desde los ocho años, desde que nos vinimos de Barcelona. —responde Pablo.

—uy chaval, pues hace un rato tu hermana —decía Javi mientras veía a Pablo— dijo que no conocía a Gin... Ay tía pero—no terminó la oración debido a que Victoria lo pellizcó.

—tu hermana negó conocer a Ginés, Victoria le dijo, y te falta conocer a los dos chavales de allá —hablaba Alejandro con voz fina, intentando imitar la voz de Vicky— y pues Javier le digo que habían tres, que si conocía alguno, y ella dijo que los tres eran desconocidos para ella.

—vos no entendiste que si callé a Javier fue por algo, ¡¿no entendés las señales Alejandro?! —decía Victoria.

se formó un silencio incómodo en el lugar, no dije nada y subí las gradas, pero ahora dudando en si debía ir, o no. Capaz si era un desconocido para ella, y esto no es más que mi culpa, fui yo quién empezó todo, y ella como buena Pérez que es, no deja que le toquen el orgullo y mantiene su cabeza en alto siempre.

me detengo frente a la puerta de su habitación, y sin meditar, toco la puerta, tarda un poco en abrir, pero cuando se abre me deja ver a Oriana con ojos llorosos y nariz roja.

—hola, desconocida. —la saludo, ella enarca una de sus cejas.

—¿qué necesitas? La habitación de Pablo es la de al lado. —me responde. En este momento ella y bnet podrían entrar en debate de quién tiene el rostro más inexpresivo.

—quiero sabes que ha sido de ti. —trato de manejar la situación, pero realmente esto no es lo mío.

—Ginés, no tengo ánimos ni tiempo para esto, por favor.

—ah, te sabes mi nombre, qué curioso, creí que era un desconocido, amigo de tu hermano —digo con Ironía. Ella rueda sus ojos.

—desde el momento en el que me pediste que saliera de tu vida, te volviste un desconocido, Paredes. Aún así confíe en ti, una acción bastante tonta de mi parte, porque no hice más que decepcionarme al ver que no estuviste para mí en el momento más duro de mí vida, pero no te preocupes.

—déjame...

—vete de aquí. —me interrumpe, y antes de que diga algo más cierta la puerta y escucho como pone el seguro.

la estoy perdiendo.