cuatro.

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Murcia, España, 2017.

Ginés Paredes.

— eres un cagón —habló Victoria mientras veíamos como el auto se alejaba.

— ¿de qué hablas tía? —dije con mi ceño fruncido.

—no le dijiste nada, Paredes —respondió— arrugaste, cagón —reiteró.

—bueno, basta —dije— ¿pretendías que le confesara mis sentimientos frente a toda su familia? —dije y ella asintió— mejor cállate.

— ca-gón —dijo mientras sonreía burlona— le hubieras cantando la canción que le escribiste, Ginés. —me regañó.

—ante todo mi dignidad —respondí.

—¿cuál? —dijo riendo.

—¿tú de qué hablas tía? Si vives babeando por el hermano de Ori y no haces nada tampoco.

—no-oh, no he hecho nada —contestó — aún. —dijo guiñando su ojo y yo reí.

—eres increíble tía —dije y pasé mi brazo por sus hombros— supongo que ahora solo somos tú y yo.

—solos vos y yo, a ver cuánto duramos sin cagarnos a trompadas —ambos reímos— no soy Ori, pero si un día necesitas algo, podés buscarme.

—tú igual Vicky —respondí. Nos despedimos y yo entré a mi casa.

me sentía triste, sentía como un pequeño vacío en mi vida, que sé que no se podrá llenar tan rápido, ni con cualquier cosa, es un vacío que solo Oriana y el sonido de su risa pueden llenar. Una parte de mí se iba a Venecia, y no sé cuándo vuelva.

temo por nosotros, temo que nos alejemos del otro, temo que se olvide de mí, temo a que lo de hoy haya sido una despedida definitiva, temo a que jamás volvamos a ser Ginés y Oriana, aunque realmente nunca hubo un nosotros, al menos no uno como el que yo anhelaba.

me quedaría con los miles de recuerdos juntos, con las horas de risas, con los días grises llenos de apoyo, con las lágrimas de felicidad y de tristeza, porque los sentimientos de cada uno se convertía en cosa de ambos, "lo nuestro" era eso, nuestro, no existía nada que nos pudiera comparar, ni nada con que igualar el sentimiento que estaba.

el día que eso deje de ser así, será mi culpa, porque ella es incapaz de cometer un error, siempre era yo el que fallaba, pero aún así con mis errores y defectos ella me recibía con los brazos abiertos, y yo sentía que sus abrazos eran ondas de paz que ella me transmitía, como caricias al alma.

por ahora me dedicaré a escribirle, pero no me refiero solamente a mensajes de texto, voy a escribirle, voy a dedicarle tinta y párrafos, porque solo ahí puedo decirle lo que siento, es el único lugar donde tengo valor.

sueños interpuestos ; walls. Where stories live. Discover now