Regreso a casa

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—Así que por fin lo aceptaron, ¿eh?— Kevin le cuestionó a Ben después de escuchar todo el relato de la plática con sus padres. 

—Sí... Aún no me lo creo, pensé que seguiría siendo difícil y sinceramente ya me había hecho a la idea de terminar por completo mi relación con ellos si no aceptaban esto.—Respondió el falso necrofriggian mirando hacia sus hijos.

—Concuerdo en que parece una mala broma, pero hubiese sido peor si no hubiesen intentado entenderlo para nada.— Agregó Kevin.— No es por nada pero no tengo a tus padres en un gran nivel de inteligencia.—Ben volteó a verlo y le dio un pequeño golpe con el revés de su mano extendida, no fue duro pero fue algo así como una pequeña queja.

—Mis padres no son torpes... Sólo son un poco renuentes a aceptar los cambios tan drásticos.— Declaró sintiendo que en su rostro se posaba una extraña mueca de inconformidad. —No sé si hubiese reaccionado igual en su lugar, es decir, no los justifico pero entiendo que pudo haber sido duro para ellos ver que la vida de su único hijo se deslindaba de la suya de la noche a la mañana, fue duro... Para todos de hecho.— Su tono de voz decayó. No estaba triste por todo eso, al menos nada referente a sus padres o sus hijos. 

Todo eso lo había aceptado de la mejor manera posible así que estaba bien con ello, su única disconformidad era y seguiría siendo Gwen y su intento de homicidio hacia él y sus crías. Sabía que ella estaba molesta y herida, también que había sido imprudente pensar tan poco las cosas —como su torpe decisión de ir solo a verla— pero intentar matarlo en su momento de vulnerabilidad había sido algo que le había marcado duro. Una vez que las crías salieron de su cuerpo y durante su espera de eclosión el hecho de si se iban o se quedaban no había sido su única preocupación, había reflexionado mucho sobre Gwen y había llegado a la conclusión que su relación fraternal se había fragmentado hasta llegar a un punto incorregible. Se había disculpado, por todo —incluso de aquellas cosas que no pidió y no eran su culpa— para intentar arreglar las cosas con ella, pero después de que atentó contra la vida de sus crías no podría volver a hacerlo.

—Sí, fue duro.— Kevin respondió tranquilamente, interrumpiendo su anecdótica, depresiva y pesada reflexión mental, como si nada de eso le afectara y Ben volteó a verle sorprendido e intrigado, ¿cómo Kevin podía no estar afectado por nada de eso? No podía entenderlo. —Y lo seguirá siendo, muchas cosas que vendrán serán duras, la ventaja es que no las peleas por tu propia cuenta y todo aquello que se sufre en el ahora será una anécdota estúpida y aburrida en el mañana.— Ben podía jurar que jamás en su vida había escuchado a Kevin hablar de una manera tan madura y sabia como ese día. Desde el momento en el que tuvo a las crías hasta ese mismo instante Kevin no había hecho más que brindarle todas aquellas respuestas emocionales que necesitaba aún si no externaba el motivo de su aquejo. Kevin había aprendido a leerlo y a ser fuerte tanto por ellos como por él mismo. No se había dado cuenta de lo maduro que Kevin se estaba convirtiendo a pesar de sólo tener 17 años. 

—Sí, tienes razón.—Se iba a aferrar a aquella frase porque lo hacía sentir mejor de alguna manera. Él también quería creer que por más feo que todo estuviese ahorita a su alrededor luego sólo sería un mal recuerdo, un mal sueño.

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Su rostro se contrajo con el terrible calor de la mañana. Se habían quedado dormidos en algún punto del alba, incluso los familiares de Ben se habían quedado dormidos aunque ellos lo hicieron dentro del Camper. De cualquier manera Kevin no entendía qué seguían haciendo ahí.

Mami Ben || BeVinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora