Responsabilidad

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Cuando despertaron tanto Ben como Kevin notaron su entorno. La habitación era un total desastre. Las sábanas de la cama estaban totalmente desarregladas y habían fluidos secos de lo que era EVIDENTE que pasó anoche.

Con pereza Ben se levantó de la cama antes que Kevin —quien parecía estar luchando para despertarse correctamente—, al hacerlo un dolor profundo le caló en todo el cuerpo. Sus piernas, débiles y temblorosas, luchaban para poder mantenerlo de pie antes de sucumbir ante su propio peso, llevándolo hacia el suelo con un golpe seco.

Miró hacia el techo cuando pudo darse la vuelta hasta quedar boca arriba, sus manos lo intentaron cubrir de la luz del sol. Se sentía como si tuviera una horrible resaca —tenía 15 años, él sabía cómo se sentía, no era tan inocente como se pensaba— pero con la diferencia que el dolor de cabeza dolía menos que el dolor en el culo que se cargaba en esos momentos.

Tomó una bocanada de aire al momento de pararse con total valentía. Cuando logró estabilizarse y ser capaz de caminar aunque sea cojeando volteó a ver a Kevin con recelo, ¡el maldito nuevamente estaba dormido! Se notaba totalmente que a él no le dolía absolutamente nada; Como lo odiaba.

Con dolor salió de su habitación para dirigirse al baño, oh sí, necesitaba una muy buena ducha después de haberse dejado destrozar el ano por completo. Vaya vergüenza que le daba recordar cómo gritó por Kevin. Joder, sí que lo hizo y si tuvieran vecinos se terminaría muriendo por saber que alguien lo hubiese escuchado también.

Después de pasar una vergonzosa ducha, Ben caminó ya totalmente arreglado con sus usuales prendas diarias para poder ver a sus hijos y preparar el desayuno. Su caminar era lento y adolorido, pero al menos ya no era tan intenso como en el momento justo de haber despertado así que estaba seguro que de alguna manera agradecería pronto al cielo por aplacar el horrible dolor de su trasero. Divagando entró en la habitación improvisada de sus hijos y los vio aun dormidos, algunos estaban acurrucados junto a otro simple y sencillamente por gusto mas que cualquier otra cosa.

Ben dejó escapar un chillido ante la preciosa imagen que estaba viendo, sus hijos eran realmente adorables y soltaban sonidos igual de adorables, ellos eran tan capaces como Kevin de derretir su corazón. Se acercó a ellos para poder despertarlos, comenzó primero por aquellos que estaban acurrucados en grupos de tres y luego caminó de entre "cama" y "cama" para despertar a aquellos que permanecían durmiendo individualmente.

Sus hijos seguían siendo pequeños pero con mentes de niños de aproximadamente un año de edad por lo que entendían perfectamente qué les decía. Él no estaba seguro de si la especie de sus hijos tenía algún idioma o lengua específica, sin embargo esos niños entendían el inglés porque así les estuvo hablando desde que salieron del huevo, por lo tanto esperaba no tener que aprender otra lengua.

—Mis pequeños.— Ben les llamó estando firme en su posición como si fuese un militar (pequeño y escuálido militar) por lo que sus pequeños se pararon a un par de metros de él, observándolo con sus grandes y brillosos ojos verdes, esperando a que siguiera.—Deben alistarse y bajar a desayunar antes de las 10 horas terrestres de la mañana, ¿queda claro?— Él cuestionó tan firme y sin flaquear como al inicio.

Miró a sus hijos captar sus palabras y asentir antes de que él se les acercara a abrazarles y darles un beso alegre a cada uno de sus pequeños bebés azules.

Después de dejarles arreglarse de la manera más cómoda que encontraran él bajó hacia la cocina para poder preparar el desayuno para cada uno. Dado que sus hijos no eran humanos él había tenido que acoplarse cada mañana (antes y después del accidente de Frost) a convertirse en Frío para fundir el metal que habían conseguido gracias a Kevin y moldearlo en la forma de ciertas comidas humanas o dejarlo lo suficientemente caliente y derretido para que fuera una fácil bebida que ellos pudieran consumir. Claramente las ideas habían sido de la abuela Verdona hasta que ellos pudieran encontrar los alimentos que no le harían daño a sus hijos mientras eran pequeños (o para toda su vida, él no podía saberlo, siendo Frío igual tragaba de todo sin miedo).

Mami Ben || BeVinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora