Decidí salir cuanto antes del hospital, Jaime ya me estaba esperando afuera con el coche, me dirijo a casa, espero al menos el fin de semana pasarla encerrada en total calma.
Al llegar sale Francisca a recibirme con lagrimas en los ojos.
-Pero miren a mi niña como quedo-
-Deberías de ver como quedo el otro- trate de bromear pero a ella no le hizo la menor gracia.
-Mi niña, no saldrá en estos días hasta que sane esas heridas-
Después de regañarme me di un muy buen baño caliente, la verdad mi cuerpo ya lo pedía a gritos, me puse la pijama me metí en la cama y me puse a ver la televisión.
Unos minutos después la puerta de abrió de golpe asustándome, era Liz hecha en un mar de lagrimas.
-¿Que...?-
-¡Cállate! Mira como estas- se puso a llorar como loca.
-Estoy bien y debes de tranquilizarte, el llorar le hace daño al bebe-
-¡Como quieres que me calme si te veo así!- y salieron mas lagrimas.
Después de unos momentos en que no paraba de llorar, se sentó en un sillón cerca de mi y Francisca nos trajo un par de tés mas para Liz que para mi.
Luego de un par de tragos el tè hizo su efecto y al fin se relajo. Apague la television y el silencio reino en mi habitación, Liz miraba fijamente su taza mientras yo veía por la ventana, se estaba empezando a nublar.
-Escucha Alexa, se que estas enojada por mi amorío con Mario, pero jamas quise traicionarte, simplemente se dio, se que no fue lo mejor el ocultártelo pero... no se-
-¿Porqué?- le pregunto mirándola.
-¿Porqué?- me imita.
-No logro entender como es que decidieron ocultar su amor, no les debió de importar lo que yo pensara, debieron luchar por su amor. Se lo que pensó mi hermano al ser tu mi mejor amiga pero y ¿Tu? Creí que al menos tendrías la confianza de decirme... no me dolió el hecho de que ustedes tuvieran una relación y que me hicieras tía, sino el que no tuviste la confianza de decirme, lo que creo es que tu y mi hermano me ven como a una bruja-
La oigo reír y meditar lo que he dicho.
-Ademas sabias lo de Adrian y no me dijiste- ella me mira extrañada.
-¿Qué Adrian?-
-Sabes bien de quien hablo, el hombre que entro a trabajar con nosotras, mas especifica en el departamento de Damian-
-Ahh ese Adrian pero ¿Qué tiene que ver en esto?- Suspiro, creo que esta conversación no nos llevara a ningún lado.
Le relato como me entere de que Adrian trabajaba para mi hermano y de que esa fue la causa de mi accidente-
-¡Ese maldito perro infeliz- dice Liz enojada -Yo no sabia nada de él, te lo juro cherry, ahora si le voy a cortar las pelotas-
Suelto la carcajada y me detengo cuando siento un tirón en mi cuello. Liz se preocupa y me hace tomar la medicina para calmar esa tirantez.
Me recuesto sobre las almohadas y caigo en un profundo sueño.
Después de ese fin de semana en "relativa" calma, vuelvo al trabajo y Liz regresa a casa de mi hermano, me ha prometido que hablara con el ya que al final de cuentas es el padre del bebe y seria injusto que se quedara huérfano de padre antes de nacer.
Voy en el coche con Jaime ya que Francisca a insistido que me lleve y me traiga hasta que tenga un carro nuevo, ya que el mio fue perdida total.
Al estar en mi oficina entra mi hermano con cara de bobo y sonrío cuando lo veo.
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Esos labios que bese
Romance-¿Ni siquiera eso puedes hacer como mujer?- esas son las ultimas palabras que mi madre me dijo antes de que me fuera de casa, no podía seguir viviendo ahí y ver la mirada triste de mi padre, oír las palabras crueles de mi madre y soportar el apoyo d...