Te amo monstruo: la esposa con los ojos vendados y el esposo enmascarado

38: Paso número 11

Davi, al sentir el aura extremadamente asfixiante y aterradora que emanaba de él, decidió intentar convencerlo.

"Ah, esto es ... es porque dejé mis tacones cuando esos hombres me persiguieron y salté y corrí imprudentemente ..." se mordió el labio y no pudo seguir hablando. Fue porque el aire que rodeaba a Sei se enfrió aún más. Se suponía que debía convencerlo, pero parece que el efecto no fue nada bueno. Y sabiendo que no tenía sentido mentirle, no podía pensar en nada más.

Después de un rato de silencio, el hombre enmascarado levantó la cabeza y su mirada cayó directamente en su mano. Aún en su posición en cuclillas, la sujetó por la muñeca. Luego le levantó el puño que también sangraba un poco.

Notando el sangrado en sus nudillos, "ah ... esto es porque le di un puñetazo a esos idiotas", continuó como si estuviera un poco orgullosa de haber derribado a dos de ellos con su exclusiva y magnífica patada en la mandíbula.

Sin embargo, el silencio de Sei le hizo sentir que su atmósfera negativa no tenía señales de ceder en absoluto.

En ese momento, sus ojos se enfocaron en su cabello negro azabache mientras golpeaba su cerebro para encontrar algo que pudiera decirle. E inesperadamente, mirar su cabello la hizo recordar algo y una nota subrayada apareció en su cabeza.

'Paso # 11: refleja sus gestos'

Según su gran consejero romántico, el propósito de reflejar el gesto de tu hombre era crear un vínculo más estrecho con él. Y este truco era en realidad uno de los pocos que era psicológico. Sin embargo, con la situación actual, el propósito de Davi al usar este paso era hacerlo sentir mejor. Ella siempre se sentía cálida cada vez que él le acariciaba la cabeza, así que quería hacer lo mismo por él, quería que volviera a su habitual comportamiento tranquilo. Por lo tanto, hacer de este paso un doble filo, si en el caso, funcionó.

En ese mismo momento, Davi cambió instantáneamente a su modo de misión.

Y al segundo siguiente, levantó la otra mano y la posó sobre su cabeza.

En el momento en que su mano tocó su cabello, Sei instantáneamente se quedó inmóvil como una piedra, como si su mano fuera similar al toque dorado del rey midas o los ojos de medusa.

David, por otro lado, de repente sonrió tan ampliamente como si estuviera encantada de poder finalmente acariciar su cabeza. La verdad era que a Davi le gustaba mucho cada vez que Sei le acariciaba el pelo y ella siempre quería tocar su pelo también. A ella siempre le encantó la cálida sensación y su cálida mano.

Sin embargo, en ese momento, ella no sabe por qué el sentimiento cuando ella lo hace a él parece diferente. Inesperadamente sintió una sensación electrizante difusa como si él fuera una bestia oscura y aterradora que tiene unas pieles negras sedosas realmente suaves y lindas, no pudo evitar amar. El supuesto escenario de caricias románticas resultó ser una linda escena de caricias. Y no pudo evitar acariciarlo.

Mientras tanto, Sei estaba actualmente congelado. Su cerebro una vez más pareció detenerse, esta vez, por un tiempo más. Ni siquiera sabe cómo reaccionar. Y lo peor fue eso, los ojos de la niña brillaron repentinamente como siempre, como si finalmente encontrara a la peluda mascota de sus sueños.

Sei estaba confundido, y la niña no dejó de pasar sus dedos por su cabello, como si él ya se hubiera convertido en un perrito peludo en sus ojos. Haciendo que su rostro atónito se volviera un poco más oscuro porque ni siquiera podía enojarse con ella a pesar de todo. Y quería detenerla, pero ver su rostro luciendo como si estuviera volando aún más alto que la nube nueve lo hizo esperar por un tiempo. Quería mirar su rostro estático por un poco más de tiempo.

Y en ese mismo momento, Sei estaba desconcertada, porque su mano se sentía un poco demasiado cálida, como si de repente aparecieran diminutas manos blancas dentro del oscuro vacío dentro de él, tocando cada esquina como si estuvieran tratando de abrazar el abrumador sólido. Oscuridad que nadie se ha atrevido a intentar alcanzar. como si fueran manos de un ángel, dejando chispas de pequeñas luces cálidas dentro de él.