Te amo monstruo: la esposa con los ojos vendados y el esposo enmascarado

67: Un firme recordatorio

La noche era profunda mientras Sei y Zaki esperaban dentro del auto negro al otro lado de la calle. Debido a la mayor seguridad que involucraba a Sei, Zaki ya no podía dejar su lado, dejando a Ryou como el único disponible para acompañarla.

Los ojos de Sei estaban pegados al hospital mientras emite un aura indiferente que Zaki nunca había sentido antes.

El ambiente era tranquilo y frío, al mismo tiempo, bastante insoportable. En el momento en que soltó su mano y la miró irse, Sei solo pudo apretar silenciosamente su mano. Ni siquiera podía permanecer a su lado en momentos como este, como si hubiera un límite invisible entre ellos.

Sei, que permaneció acostumbrado a la oscuridad durante muchos años, y su habitual familiaridad inquebrantable para mantenerse en el lado oscuro comenzaron a vacilar. Por primera vez, quería simplemente salir y caminar libremente hacia ella.

"Zaki ... tráeme una máscara como la tuya," dijo sin siquiera mirarlo.

Zaki casi se ahoga hasta morir tan pronto como lo escuchó. Fue porque nunca en su sueño llegará un día en que este hombre finalmente acepte usar una máscara que realmente tenga sentido. Sabe cuánto odiaba Sei usar una máscara incómoda y problemática que cambia la apariencia de uno. Lo usó una vez antes y nunca más lo usó, incluso en momentos en que su vida está en peligro. Pero ahora, ¿qué diablos pasó? Espera ... ¿Es esto porque quería estar con ella?

Al darse cuenta de la respuesta a su propia pregunta, Zaki sonrió. Esta vez, fue una sonrisa indiferente que reflejaba tanto alivio como incertidumbre.

"Dime Sei, ¿hasta qué punto te enamoraste de ella a partir de ahora?" preguntó mientras lo miraba intensamente. La emoción también brilló en sus ojos mientras espera su respuesta.

Sin embargo, el hombre no dijo una palabra. Ni siquiera lo miró. Lo que provocó que el travieso chico se sintiera enormemente decepcionado, aunque todavía sonreía y comenzaba a tararear alegremente.

"Hoho ... ¿Debería esperar un lindo bebé pronto? ¿Eh? ¿Sei?"

Tan pronto como escuchó al chico mencionar la palabra 'bebé', Sei espetó de repente y solo miró al chico que tarareaba por un momento antes de desviar la mirada.

"Qué. ¿Qué pasa con esa reacción? No me digas que ya olvidaste la única razón por la que te casaste con ella." La voz de Zaki seguía siendo juguetona, sin embargo, sus palabras no eran una broma en absoluto.

Y al escucharlo, Sei solo pudo decir dos palabras heladas. "Cállate."

Zaki soltó un profundo suspiro mientras se apoyaba perezosamente en la ventana mientras miraba al hombre enmascarado detrás de él. Zaki se dio cuenta de que Sei estaba cambiando, lenta pero seguramente. Incluso si el hombre mismo no se había dado cuenta todavía, Zaki estaba seguro de que Davi ya había atravesado su muro de hierro desde hace mucho tiempo, y podría ser incluso más profundo de lo que podía imaginar. Sabía que Davi era como una luz cálida que derretía lentamente el hielo helado en sus venas.

Zaki siempre creyó que encontrarla accidentalmente ese día en esa situación inesperada y elegirla para ser la esposa de Sei fue lo mejor que hizo por él. Sin embargo, en este momento, a pesar de que de alguna manera consideró esta posibilidad desde el principio, la existencia de Davi ahora le estaba dando una creciente sensación de alivio y miedo.