Te amo monstruo: la esposa con los ojos vendados y el esposo enmascarado

3: La cara de tu marido

Pasaron 5 días y Davi ahora estaba dentro de un lujoso auto rumbo a un lugar que ni siquiera conoce. Su hermano ahora estaba a salvo. Ahora se estaba recuperando en el hospital cuando ella lo dejó. Davi rompió a llorar cuando los médicos le aseguraron que ahora estaba estable y seguro. Sintió como una enorme espina clavada en su pecho fue arrancada dolorosamente y le hizo respirar de nuevo.

Ese día que firmó el contrato, la propia Davi se sorprendió de lo rápido que se sucedieron las cosas. Su hermano fue trasladado instantáneamente al hospital más caro del país; fue tratado como si fuera un heredero de la familia más rica del país. Su habitación ni siquiera parecía un hospital, más bien, parece un traje presidencial. Davi solo les pidió que lo salvaran, ella no les pidió que lo trataran como a un príncipe pero no pudo decir una palabra. Y ella no era una exención, porque también estaba siendo tratada extrañamente como una princesa. Sin embargo, Davi no prestó atención al repentino tratamiento sobreextravagante que estaba experimentando de repente. A ella ya no le importa, lo que era importante para ella no era más que la seguridad de su hermano.

Después de la exitosa cirugía de su hermano, llevaron a Davi a una iglesia vacía para su boda. La iglesia se llenó de flores blancas. Casi parece la guarida de un hada. Cada rincón fue bellamente diseñado con materiales lujosos y costosos. Su vestido no se parecía en nada a un vestido de novia, era un vestido de noche diseñado con gemas reales, que parecía una pluma mágica de los dioses. Su largo cabello negro y liso bailaba con gracia como si fuera una cascada de seda negra. Todo lo que vestía, todo lo que veía a su alrededor era increíblemente irreal. Literalmente parecía una princesa en el reino de los dioses. Ella era asombrosamente hermosa y pura. Como si fuera alguien fuera de este mundo.

Pero el salón mágico estaba vacío, ella estaba sola. El contrato de boda ya estaba firmado por alguien sin nombre. No había ningún nombre escrito antes de la firma.

Y, sin embargo, Davi estuvo extrañamente tranquilo durante todo el proceso. Los guardias estaban afuera para que nadie pudiera verla. Se quedó mirándola durante un largo rato, que pronto sería la firma de su marido, y luego levantó la carpeta blanca que sostenía. Era la carpeta que firmó hace días y que aún no ha leído. El mozo no estaba, ni el cura. Entonces Davi hizo la lectura. Fue directamente al frente y luego leyó todo el contrato en voz alta. El contrato no parece una broma en absoluto, pero ella estaba sonriendo. La apariencia casi parece como si fuera una especie de archivo confidencial del gobierno. Lo único extraño fue que, el contenido literalmente se sintió como una broma para ella.

El contrato establecía que ella se dirigirá a la mansión de su esposo cinco días después de la firma del contrato. Ella se convertirá en esposa hasta que tenga un hijo. Y después de dar a luz, el niño no será suyo. Eso fue todo. No se escribió nada sobre lo que sucederá después de que ella dé a luz. Básicamente, su única misión era darle un hijo a su esposo.

Sin embargo, las reglas eran aún más extrañas. Especialmente el último.

Regla # 4: No se le permite ver la cara de su esposo.

Davi ni siquiera sabe cómo reaccionar. Ella se quedó sin habla. La nota más importante en la última página también decía que si ella rompía alguna de esas reglas establecidas, le costaría; rescisión del contrato y cárcel o su vida.

Su mente estaba llena de curiosidad y al mismo tiempo, malestar y amargura. No puede evitar sentir que ya no era la que conocía. No puede evitar preguntarse por qué terminó en una situación como esta. No puede evitar pensar en lo que la esperaba.

Pero después de un momento, ella fue y firmó el certificado de matrimonio sin pestañear. Sabía que era una tontería por su parte siquiera pensar en retroceder ahora. Sin embargo, en el momento en que lo firmó, no puede creer que ya estuviera casada con un hombre al que ni siquiera había visto. Y lo peor era que, en realidad, nunca lo volvería a ver.