VI

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Han Yang Mi hizo prometer a su hermano que iba a cuidar a Lee Felix.

Aunque Felix nunca supo porqué, la verdad era que la mayor de los Han no soportaba matones, ella misma, en sus tiempo de estudiante, era la encargada de defender a los que no lo hacían por sí mismos.

Pero ella ya había terminado el colegio, y no podía defenderlo, así que confiaba en su hermano dejaría de importarle una mierda todo si al menos iba a la escuela para cuidar de él.

Por más que una parte de Felix estaba ofendido, porque él no quería ningún guardaespaldas, una parte de él sabía que no le haría mal.

Y la idea de que Han Jisung lo cuidara le gustaba.

Al día siguiente Jisung se había sentado en el banco junto al suyo, mandando a la mierda a la chica que reclamó su lugar.

Felix se había ganado miradas de odio por parte de la chica y de sus amigas, pero Jisung dijo que si él no podía decirles nada, él lo haría.

Eso le había causado gracia y había soltado una risa muda, no pudo evitar ruborizarse cuando vio a Jisung sonreír por aquello.

Se preguntó si lo hacía porque su risa sin ruido era muy ridícula, si él mismo era ridículo.

Esos pensamientos lo habían hecho bajar la cabeza, avergonzado, y Jisung se había dado cuenta de su cambio.

—¿Qué pasa, Lee?— preguntó con amabilidad, doblándose para miara a Felix al rostro, que tenía agachado.

El chico negó, aunque sus manos se movieron en un gesto que Jisung no pudo entender.

Jisung suspiró un poco, no sabía nada de Felix, pero parecía que él no se había acostumbrado a no usar el lenguaje de señas.

Han tomó su cuaderno de notas y una lápicera, dejándola caer sobre el banco de Felix, haciendo que el chico se irguiera con sorpresa.

—Dí lo que quieras— dijo, señalando al cuaderno.

Felix tomó la lápicera con duda, escribiendo lentamente y con vergüenza, luego le alcanzó el cuaderno a Jisung.

"¿Soy ridículo?" Preguntaba en la hoja. 

Jisung frunció el ceño, mirando las palabras, luego alzando para ver a Felix, quién volvió a mirar hacia abajo, pero notó el brillo de las lagrimas.

Enojado, Jisung arrancó la hoja del cuaderno, rompiéndola en muchos pedacitos, haciendo que Felix lo mirara.

Juntando la hoja rota en su puño, apretando con fuerza, Jisung se inclinó hacia Felix, mirando directamente sus ojos.

—No tienes nada ridículo, Lee.



𝐦𝐮𝐭𝐞¹ 【𝐉𝐢𝐥𝐢𝐱】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora